Plan del BID para reconstruir a Venezuela prevé fondos por 30% del PIB en su primer año
Un trabajo de dos años conjuntamente con técnicos venezolanos y del Plan País planteado por el gobierno interino, creó junto a economistas del BID una propuesta para reconstruir a Venezuela tras un cambio político. Plantea la necesidad de recursos financieros en áreas claves y de ayudas a poblaciones vulnerables, pero también un programa de estabilización macroeconómica
Economistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que realizaron una propuesta integral para reconstruir a Venezuela, una vez que exista una transición política, afirman que el país requiere de importantes recursos externos debido a la compleja emergencia humanitaria y a la crisis económica, a la cual se sumó la pandemia del covid-19.
Señalaron que solo el primer año de ejecutarse el plan al que titularon «Una mirada a futuro para Venezuela», se prevén fondos que equivalen al 30% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. La iniciativa plantea recursos por 8.000 millones de dólares en un plazo de tres años y en el primero transferencias a la población por unos $2.800 millones.
Los economistas del BID, José Luis Saboin y Emmanuel Abuelafia, quienes elaboraron la propuesta, destacaron que los lineamientos se establecieron luego de una serie de consultas y dos años de trabajo conjuntamente con técnicos venezolanos y del Plan País planteado por el gobierno interino. Además de encuentros con posibles socios para participar en la ejecución del plan y con representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG). Plantea la necesidad de recursos financieros en áreas claves y de ayudas a poblaciones vulnerables, pero también un programa de estabilización macroeconómica.
En un encuentro organizado por el diputado de la Asamblea Nacional Angel Alvarado y coordinador del Observatorio Venezolano de Finanzas, destacaron el compromiso del organismo multilateral en contribuir al «día después» para ejecutar las acciones necesarias para la recuperación del país envuelto en una crisis sin precedentes: hiperinflación, recesión, constante devaluación, caída de la producción petrolera y de los ingresos en divisas, escasez de gasolina, infraestructura nacional precaria, malos servicios públicos (agua, electricidad y gas doméstico), disminución de la producción agrícola y pecuaria, entre otros.
«En la reconstrucción de Venezuela, el BID tendrá una labor muy importante. Venezuela no solo requiere un plan de estabilización, sino algo más profundo. La economía ha perdido más del 70% y la reconstrucción debe comenzar a atacar la situación de pobreza, así como superar el populismo y la demagogia del siglo XXI que nos trajo a este desastre», afirmó el diputado Alvarado.
En su diagnóstico sobre Venezuela, el representante del BID, José Luis Saboin, señaló que el país se encontraba en una “tormenta perfecta” antes de la pandemia del covid-19. Recordó el colapso de la producción petrolera desde 2014, de la inversión privada que pasó de 16% al 2% del PIB en un período de cinco años, un cierre de las fuentes de financiamiento externo, las reservas internacionales han alcanzado niveles mínimos históricos y se ha recurrido al financiamiento monetario del gasto lo que generó como consecuencia la hiperinflación que padece la población venezolana desde 2017.
«Este es un problema estructural que data desde hace varios años. Cuando revisamos los grandes episodios de contracción en el mundo, vemos que Venezuela se convertiría en la peor depresión económica de los últimos 60 años al cerrar 2020 en una nueva caída de su PIB», apuntó.
Saboin resaltó que esta situación ha generado una pobreza que alcanza 96% de la población, en donde 56% no tiene acceso a los alimentos por falta de recursos y en el caso de los más pobres este último indicador llega a 70%. Además, de un aumento del trabajo informal, del regreso de enfermedades que estaban erradicas en el país como la malaria y una crítica situación sanitaria.
«Con este telón de fondo, llega la covid-19. Venezuela es el país con las peores condiciones que recibe a la pandemia y con un nivel de exposición de riesgo bastante elevado por su dependencia al precio del petróleo», dijo.
Explicó que la baja disponibilidad de divisas le deja muy poco margen de maniobra al Gobierno para su gasto público y especialmente en momentos en el cual hay mayor presión para atender el tema social. «Se ha recurrido a las transferencias a través de los bonos de 3 dólares mensuales, mientras que el salario mínimo se encuentra menos de 2 dólares y una canasta alimentaria con un costo de 200 dólares. Esto nos lleva a pensar que al cierre del año tendrá una repercusión en la inflación, debido a que también habrá un aumento del gasto que es tradicional en el último trimestre por pagos de aguinaldos y utilidades (…) La escasez de la gasolina también afecta el abastecimiento de bienes y presiona los precios al alza».
En el informe se destaca entre las causas de la debacle al intervencionismo estatal, a los cambios en las reglas del juego en el sector petrolero y a una gestión macroeconómica irresponsable, lo cual ha generado la perdida del tamaño de la economía y de un endeudamiento público que llega al 500% del PIB.
Programa de estabilización
Los economistas del BID presentaron una idea y una solución para apoyar a los venezolanos en la reconstrucción del país, no es propiamente un programa del organismo multilateral, dijo Emmanuel Abuelafia. «No es la solución mágica, sino una contribución para la discusión».
Explicó que durante el primer año se prevé un apoyo sustantivo del 30% del PIB venezolano, y afirmó que no ha habido un apoyo de esta magnitud para un país en la región. Acota -sin embargo- que los recursos no son un apoyo para salvar el sistema financiero, como ha sucedido con otras naciones, sino que serán para atender a la población y para reconstruir a Venezuela.
«El BID siempre ha estado comprometido con el trabajo del día después para Venezuela desde hace varios años, pero luego del reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino hemos acelerado este proceso de estar listos para el día después», dijo Abuelafia.
Para ello, destacó que las transferencias de fondos que se prevén destinar inicialmente irán a las mujeres mayores de 18 años y luego a la población más vulnerable. Pero también está planteado llevar alimentos a los hogares pobres de 60 comunidades, lo cual representa 12% de la población. Aunque aún está en estudio el monto de los subsidios a entregar a cada grupo, éstos irán de entre 5 y 30 dólares semanales.
«Estará focalizado hacia los más necesitados. Debemos diseñar un esquema de transferencias ya hemos avanzado en cómo hacerlas llegar. Una de nuestras propuestas es hacerles llegar a todas las mujeres mayores de 18 años una compensación, con lo que cubrimos buena parte de la población. Podremos hacerlo a través del sistema bancario pero para aquellas personas que no estén bancarizadas debemos diseñar un esquema».
El documento refiere que luego de los $2.800 millones en el primer año, se plantea un monto de $2.954 millones para el segundo y de $2.250 millones para el tercero.
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En el tema de salud, Abuelafia indicó que existen lineamientos para mejorar en la protección de los venezolanos y en los trabajadores de la salud, mejorar la cobertura de vacunas y la disponibilidad de medicamentos. También será atendida la infraestructura (especialmente la eléctrica, mejorar la capacidad de generación térmica en ciertas zonas como Zulia). En el área educativa, espera que los jóvenes tengan acceso a útiles escolares.
«Nos preocupa que en Venezuela el número de niños que dejan la escuela para ir a trabajar es el más alto de la región».
A corto plazo, será prioridad igualmente el tema de los servicios, como el agua y especialmente la provisión de agua a los hospitales. Para ello, buscarán alianzas con empresas de la región proveedoras del servicio.
Sostiene el economista del BID que el área petrolera será aún necesario para esa recuperación del país. «El sector petróleo no será el motor de crecimiento en el largo plazo, pero en el corto plazo permitirá que Venezuela repunte. Se requieren hacer reformas para la reactivación de la política petrolera, para el ingreso de nuevos socios y modificación del marco institucional. También se requiere el desarrollo de otros sectores como el turismo y el agrícola».
Por otra parte, resaltó que a medida que avance la atención de las áreas prioritarias, se deberá ejecutar un programa de estabilización macroeconómica que logre contener los desequilibrios. Todo ello plantea un plan integral y que se sumará a otros que permitan acabar con la crisis del país. «El tema de la recuperación llevará tiempo (podría tomar una década), no hay recetas mágicas, pero el objetivo es encauzar y trabajar en un plan consensuado para que sea un éxito».