Política Agroalimentaria y Nutricional: Si. ¿Y lo Gastronómico?, por Marianella Herrera
Twitter: @MHerreradeF / IG @nutricionencrisis
Las políticas alimentarias y nutricionales han sido siempre un tema no solo en Venezuela, sino en el mundo. El gran reto que representa la erradicación del hambre que existe en el planeta, es un punto de alarma para todos. La perspectiva ética del abordaje en la erradicación del hambre pasa el respeto por los derechos humanos fundamentales a la alimentación, a la salud y ultimadamente a la vida. Pero también pasa por la libertad de elegir lo que quiero comer, basado en mis conocimientos y entorno cultural.
El hecho de que para alimentarnos debemos prepararnos la comida con lo que hay disponible sienta un precedente importante: comemos lo que tenemos y cocinamos con lo que tenemos. Desde la discusión generada desde hace varias décadas por los grandes cocineros del mundo, incluyendo los venezolanos, sobre el consumo de productos locales de calidad, y a la vista de experiencias como la peruana donde la comida y la gastronomía pasan a ser política de estado, alineando así: consumo de alimentos y reforzamiento de sectores de producción agroalimentaria, turismo, generación de empleo, promoción internacional del país, se abre un dialogo del deber ser en un área transcendental como la alimentación de las diferentes poblaciones: la cocina y la manera de cocinar.
Quizás, lo menos tomado en cuenta para la política peruana es el área nutricional, visto pues el incremento en la prevalencia de obesidad que experimenta el Perú. (Hago un inciso: no es infrecuente que se olviden temas como este, pues la prioridad ha sido alimentar a las personas, es más reciente el tema calidad y como alimentar a la gente sin generar otros problemas pero eso sería tema de otro artículo, se los debo).
Pero volviendo al tema y en particular llegando a Venezuela, hay temas que han generado discusión desde hace tiempo: la internacionalización de la comida venezolana, quien o quienes iban a promoverlo, cómo promover los productos locales artesanales de calidad, si volcarse o no a las gastronomías regionales y profundizar en la biodiversidad existente en el país. Pero hace unas décadas atrás no había diáspora, hoy, la internacionalización de la comida venezolana ya ocurrió gracias a la migración venezolana que se ha expandido por buena parte del mundo.
Nuestras arepas hoy son tan conocidas que ganan premios a mejor street food vendors en los Estados Unidos, en España unas cuantas ciudades cuentan con restaurantes venezolanos y si vas a comprar ingredientes como hojas de plátano para hacer hallacas, de una vez te dicen ¡Ah! ¿Es para hacer hallacas venezolanas? Entonces el tema de la internacionalización ocurrió de una manera que quizás no era la que deseábamos pero ocurrió.
Con la merma en la producción nacional de alimentos, el panorama de disponibilidad es otro. ¿Existen todavía tomates margariteños? ¿Queso de cabra de Lara? Solo por mencionar algunos.
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Desde allí las políticas agroalimentarias y nutricionales tendríamos que alinearlas con lo gastronómico: ¿qué está comiendo hoy el venezolano? ¿A qué alimentos tiene acceso? ¿Cómo democratizar la mesa? ¿Cuáles alimentos deben priorizarse para preservar las tradiciones culinarias en el país? Es que una política alimentaria y nutricional no solo trata de “rellenar” estómagos, se trata de realizar protección de la seguridad alimentaria del hogar, de la familia, se trata de proteger el entorno cultural, se trata de que la seguridad alimentaria sea alimentaria y nutricional, porque hay alimentos de calidad que cubren los requerimientos de nutrientes sin caer en el exceso de calorías que produce los consabidos problemas de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular entre otros.
El reto para Venezuela y sus políticas alimentarias y nutricionales será adecuarlas a la evidencia científica, respetando los valores y tradiciones culinarias, protegiendo la biodiversidad y generando empleo y bienestar. ¿Complejo? Si, ¿posible? ¡También! Alineando, engranando cada variable, cada paso dentro de esta hermosa cadena que va desde la tierra a la boca pasando por la cocina.
¡Sí, es posible hacerlo bien y vamos a tener que hacerlo bien por tantos niños que recuperar, por tantas madres y padres que tienen el derecho a cocinar para sus hijos adecuadamente, saludablemente y con los sabores venezolanos inmersos en los platos!