Preguntas impertinentes, por Simón Boccanegra
¿Ha leído u oído usted a algún representante de los poderes mediáticos, económicos y militares que promovieron el golpe de abril de 2002 hacer una reflexión autocrítica sobre esa jornada? ¿Ha habido algún análisis que nos explique por qué no se dio una respuesta política a los gestos de Chávez después que regresó al poder (reenganche de los petroleros despedidos, cambio de gabinete, suspensión de cadenas, prescindencia del uniforme, comisión de diálogo)? ¿Alguien que haya estado en eso ha evaluado críticamente el pronunciamiento golpista, en octubre de 2002, de los que después fueron conocidos como los “militares de Altamira” y la propia experiencia de esa plaza?
¿Existe una consideración crítica sobre el inefable paro “cívico” por parte de quienes se lo impusieron al país? ¡No, qué va! Por el contrario, todos esos costosos errores son presentados por algunos de sus ideólogos como una epopeya.Varios de ellos son los mismos que ahora predican la abstención, algunos con la misma insoportable carga de moralina con la cual siempre se asomaron a la política. Son los mismos que dijeron que al paro había que ir porque “lo pedía la gente”. Ahora, la abstención se pregona porque “la pide la gente”. Así concebido, el liderazgo sería hacer lo que pide la gente. En lugar de conducirla, seguirla.