Protestas del cansado pueblo, por Rafael A. Sanabria M.
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En los últimos días en varios estados del interior de Venezuela ha habido protestas por la falta de gasolina, gas, Clap, agua, constantes apagones, hiperinflación, elevados precios, insuficientes sueldos entre otros motivos. Como era de esperarse personeros del gobierno dispersaron las manifestaciones con sus acostumbradas estrategias de represión y algunos líderes que convocaron las protestas están a las órdenes de la justicia.
Lo curioso es que las manifestaciones que se suscitaron no fueron convocadas por bandos opositores, fue el pueblo llano cansado, agotado, vejado, quien tomó las calles para intentar ser escuchado. Pero se encontraron con el bloqueo, éste no extranjero sino por los uniformados de verde que están para la defensa integral del pueblo, aunque no los vimos defendiendo sino maltratando.
Con razón hay quienes afirman, ¿para qué protestar? Si el gobierno reprime con fuerza bruta el clamor de unos ciudadanos que viven un calvario inmerecido. Al parecer se les ha olvidado aquel artículo de la constitución donde se otorga (reconoce) el derecho a manifestar. Éste ha sido uno de los grandes detalles del gobierno nacional, cuando observa que algún ciudadano se revela en contra de sus ideas o simplemente expresa lo incorrecto que ha sido ejercida la política pública, es perseguido hasta silenciarlo.
Es lamentable decirlo, pero señalarle al oficialismo que se va por el camino incorrecto cuesta días de cárcel en Venezuela. Aquello que tanto dijo el extinto presidente Hugo Rafael Chávez de aplicarse las tres R, no tiene cabida para los líderes actuales, las únicas R que aplican son: Represión y Retroceso.
Señor Presidente entienda que hay un pueblo agobiado, sea por la guerra económica o las sanciones imperialistas, pero también está obstinado de estar en el medio de dos bandos políticos cuyo único interés es el poder. El único proyecto de país que tienen es mantenerse a fuerza de lo que sea, imponiendo su dominio. Comprenda que a la gente ya no la condiciona ningún partido político, su actuación es espontánea, natural, así como sucede con la naturaleza, cuando los ríos toman su cauce. Este río de pueblo quiere tomar su cauce.
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Resulta un descaro que con tanto tiempo de bloqueo que llevamos, es ahora cuando vienen con una ley antibloqueo, solo porque están a la vuelta de la esquina unas elecciones, una semilla de utopía más que quieren sembrar en la colectividad, para mantener la calma de los pueblos que buscan tomar su cauce de nuevo.
Basta de engaño, el pueblo quiere soluciones inmediatas, que le resuelvan el hambre que está pasando, que se opere coherentemente ante la hiperinflación que azota el magro ingreso fijo de los trabajadores. Por más que usted presidente, otorgue bonos y más bonos no soluciona nuestros problemas porque ese beneficio social se vuelve sal y agua mientras no se detenga la impetuosa inflación que vivimos. Sólo falta voluntad política y es lo menos que se muestra.
Bastante cierto lo que se dice a lo ancho y largo de Venezuela: “el pueblo tiene conciencia”, pero vale la pena preguntarse: ¿de qué conciencia se está hablando? Porque desde hace un buen rato ese pueblo humilde, llano y benevolente anda molesto, pero no puede expresarse porque papá gobierno tiene la correa en la mano, entonces es ¿conciencia o miedo? Aunque el miedo es un derecho y eso se le debe respetar al individuo.
Seguir en silencio nos puedes convertir en seres anónimos, sin existencia propia. Demostremos que somos de sangre Caribe, con rostro, destino y pasado. Ya basta de ocultar nuestra presencia, es hora de arrojar luz sobre el camino. Exaltar nuestros propios héroes, nuestras batallas, nuestros consumados logros.
Yo, soy pueblo.
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