Proyecto Sirena tardaría 381 años en recoger pelo necesario para sanear Lago de Maracaibo
Activistas ambientales ven con recelo el Proyecto Sirena –el cual aún no tiene permisos gubernamentales para desarrollarse— porque sus líderes, según argumentan, no hicieron nada por la recuperación del lago cuando estuvieron en la Alcaldía de Maracaibo. No se oponen a iniciativas que muestren interés en sanearlo, pero sí piden que con hechos demostrables se compruebe su viabilidad
El 29 de agosto el Proyecto Sirena lanzó su primera publicación en Instagram y se dio a conocer rápidamente entre los venezolanos, pues la razón de su nacimiento es sanear el lago de Maracaibo, cuyas aguas arrastran, a lo largo de los 13.000 kilómetros cuadrados que ocupa—una extensión mayor que Puerto Rico o la isla de Jamaica—, no solo el crudo vertido este año sino los mil barriles diarios que cayeron durante 2022; las fugas de combustible —entre 40.000 y 50.000— registradas desde 2010 hasta 2016; y el verdín que cubre 70% de su superficie, debido a la alta concentración de fósforo y nitrógeno generada por, entre otras cosas, descargas de aguas residuales.
El proyecto plantea realizar dispositivos absorbentes de crudo, a partir de la utilización de medias tubulares rellenas de pelo humano y de animales, que por su carácter oleofílico absorbe aceites y, a su vez, repele el agua por ser un “biosorbente altamente hidrofóbico”, afirmó la Universidad Tecnológica de Sidney en un informe de 2018. Podría decirse que por su naturaleza, esta iniciativa depende de recolecciones y donaciones de peluquerías y particulares.
En medio de la inacción estatal, la presentación de una propuesta como esta, a simple vista, parece la solución perfecta y atrapa la atención de la ciudadanía. Sin embargo, una revisión más detallada del proyecto muestra las trabas que enfrenta para su implementación.
Selene Estrach, ecologista marabina a la cabeza de este proyecto, señaló que en promedio una peluquería o barbería genera alrededor de 750 gramos a la semana, por lo que espera recoger «19.0000 kilos en 52 semanas» —o sea un año—a partir de lo recolectado en los 220 locales de estilismo del país que se unieron a la red para donar el cabello recogido. Ahí está el primero de los problemas que enfrenta este proyecto para ser exitoso: mientras trata de reunir esa cantidad, el petróleo se sigue derramando, lo que significa que cada vez necesitaría más pelo.
Entonces, considerando que a diario caen mil barriles de crudo al lago de Maracaibo, es decir 365.000 al año, serían en total aproximadamente 58 millones de litros vertidos anualmente, pues un barril contiene 159 litros. Se necesitarían poco más de siete millones de kilos de pelo para «limpiarlo», ya que, según ella misma explicó, un kilogramo de pelo absorbe hasta 8 litros de petróleo.
Al hacer los cálculos según el ritmo requerido que la ambientalista señaló, se lograría recoger la cantidad suficiente en 381 años.
Las estimaciones anteriores son hechas a partir de datos proporcionados por científicos y organizaciones ecologistas como Azul Ambientalista. No hay cifras oficiales sobre filtraciones de petróleo desde al menos hace siete años.
Jornada de recolección
Aunque al Proyecto Sirena hasta los movimientos estudiantiles le han donado cabello, la cantidad que recogen sigue siendo insuficiente.
El viernes 6 de octubre, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), realizaron una jornada gratuita de corte de cabello en la que asistieron peluqueros de Caracas. Echaron tijera a la melena de 400 estudiantes, egresados y vecinos de la zona que fueron para matar dos pájaros de un solo tiro: tener un corte sin pagar y dar su hebrita de pelo para «ayudar al lago», dijo Gabriela Marcano, coordinadora de Comunicación y Redes de Eco UCV, el grupo de alumnos universitarios que organizó la actividad.
En total «recolectamos un aproximado de 40 kilogramos, entre cabello y pelo animal», contó a TalCual. El problema es que si incluso hicieran semanalmente una jornada como esa, en un año no recogerían ni 0,5% de lo requerido.
A la espera del permiso
A inicios de septiembre TalCual entrevistó a Estrach. Para esa fecha aún no tenía un estimado de cuántas micromedias de pelo iba a poder producir mensualmente, porque primero debía determinar la cantidad que en realidad recogían semanalmente en las peluquerías afiliadas. En ese entonces Proyecto Sirena tampoco contaba con el permiso de las autoridades correspondientes para desarrollar las actividades propuestas.
El día 6 de ese mes, la organización estaba apenas en la fase de presentación de muestras de los dispositivos con pelo a funcionarios del gobierno nacional.
«Hay dos instituciones que son las responsables de esto y son las primeras a las que nos acercamos a presentarle la idea que teníamos, todo lo que investigamos, la gente con quien nos asociamos, etc. Son el Ministerio de Ecosocialismo, que es la máxima autoridad rectora en el caso de cualquier desastre natural (…); y luego con Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que es la empresa que está teniendo los derrames y tiene la responsabilidad de recogerlos. A los dos ya le hemos presentado el proyecto. Esta semana debemos estar mostrándole las primeras muestras para que ellos vean el producto, lo pongan además a prueba, y nos den todos los permisos para poder utilizar esto», explicó.
Aunque la organización avance en pequeñas acciones por su propia cuenta, hasta no tener los permisos en mano no podrá ejecutar el saneamiento en sí.
¿Qué harán con los desechos contaminados?
Como parte de las acciones para la implementación del Proyecto Sirena, Estrach planea reproducir lo que están haciendo en Chile respecto a la disposición final de las mallas tubulares ya usadas.
En ese país guardan las micromedias de pelo ya empapadas de petróleo en un recipiente con agua y unas bacterias específicas. Eso luego lo procesan y queda otra materia orgánica con la que pueden hacerse nuevos dispositivos de cabello a partir de ello. El proceso se basaría principalmente en el uso de hongos y bacterias para la disolución y descomposición de hidrocarburos.
La experiencia en el caso venezolano pasará por el «ensayo y error» en el proyecto.
«Nuestro interés es poder incidir en eso (en el ciclo completo de disposición final de las alfombras de pelo) y con todo lo que se vaya sacando del lago; poder hacer nuestro propio proceso y nuestras propias prácticas. Además tenemos condiciones favorables (…) por el clima, en Venezuela es más fácil multiplicar bacterias».
“Si se logra sacar el petróleo del lago, pero se vierte en otro espacio natural, seguimos en las mismas”, siguió Estrach.
Jenny Zenobio, ingeniera ambiental y experta en ecotoxicología, la disciplina científica que estudia el efecto de compuestos químicos en ecosistemas, explicó que hay tres formas de desechar los dispositivos ya contaminados: botarlos en un vertedero especial para hidrocarburos (en Venezuela no existen); degradarlos o incinerarlos.
Hacia finales de 2022 en la región llamada Ventanilla, en Perú, quisieron aplicar esta metodología. En su momento Zenobio explicó los pro y los contra, señalando, por ejemplo, que «cualquiera sea el método elegido, este debe ser realizado adecuadamente por profesionales con experiencia en el área, de lo contrario puede propagar aún más la contaminación actual o generar nuevos contaminantes, tal vez volátiles, producto de los tratamientos de degradación».
Se dijo -en ese momento- que para solucionar el problema se debía armar un equipo interdisciplinario de ecólogos, biólogos, geógrafos, ingenieros de higiene y seguridad industrial, a fin de desarrollar un plan de remediación integral.
¿Es descabellado recoger petróleo con pelo?
Si bien la técnica de uso de pelo para absorber crudo no es nueva en el mundo, sí sería la primera vez que se aplica en Venezuela. En otras poblaciones con el mismo problema como Perú, Chile y Ecuador su implementación ha dado buenos resultados, pero porque han aplicado esta metodología como una acción complementaria dentro de planes macro de saneamiento y no como la solución única, como también lo ha dicho Estrach, que piensa que Proyecto Sirena debe hacer varias limpiezas y mantenerlas en el tiempo.
La idea no tiene sello venezolano, surgió en Estados Unidos.
En 1989 el peluquero Phil McCroy, de Alabama, vio cómo una nutria marina estaba empapada de crudo tras el derrame ocasionado en el accidente del buque Exxon Valdez, en Alaska. Su pelaje absorbió el petróleo. En ese momento, pensó que si el pelo del animal pudo absorberlo, el cabello de las personas también. Tiempo más tarde, la NASA realizó un experimento y, en efecto, resultó siendo así.
Para la implementación del proyecto Sirena en Venezuela, establecieron una alianza con Matter of Trust, una organización internacional de alcance regional dedicada a la producción masiva de alfombras y medias de pelo, para recibir asesoría en todo el proceso. Según Estrach, ellos serían la representación de esa institución en Venezuela.
El lado «chavista»
Selene Estrach es esposa de Willy Casanova, alcalde de Maracaibo durante el período 2017 y 2021. En ese último año se produjeron más de 20 derrames petroleros en esa cuenca, pero ya desde 2019 los pescadores habían denunciado que el «pescado viene lleno de petróleo» o que encontraban peces muertos en la orilla cubiertos de crudo.
Casanova salió de la alcaldía sin resolver el problema del lago, y eso que en 2016 la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión la Ley de Programa para el Saneamiento del Lago de Maracaibo y su Cuenca Hidrográfica, en la que se establecieron claramente -en el capítulo III- las competencias y obligaciones del poder municipal.
La norma atribuyó a los contralores municipales la responsabilidad de efectuar «la fiscalización y la verificación de las denuncias que formulen, en sus respectivas jurisdicciones, los afectados o denunciantes sobre eventuales derrames de hidrocarburos contaminantes» (…) a los fines de la corrección de tales anomalías y a los efectos de la imposición de las sanciones pertinentes por parte del Ministerio con competencia en Ambiente y Aguas o por los municipios». Las tareas a su cargo, entre las que también estaban la creación de una Policía Ambiental para actividades de fiscalización y control de derrames en el lago, el entonces alcalde Casanova las dejó a medias.
En su cuenta de X (anteriormente Twitter), Estrach llegó a identificarse como «primera combatiente del municipio Bolivariano de Maracaibo» e integrante del Movimiento Ecologista Venezolano (Meven), seccional Zulia. Ese es un partido político venezolano vinculado al oficialismo y de corte ecologista, según se definen. Sin embargo, desde 2018 —cuando abrió su cuenta oficial de Instagram— la organización que dice «sensibilizar sobre las causas y efectos del cambio climático», solo ha registrado dos denuncias por vertido de hidrocarburos en el lago de Maracaibo. Ahora en la única información que aparece en su perfil de X señala que es «Latinoamericana, Ecologista y Feminista».
Las críticas al proyecto
Tras darse a conocer públicamente el proyecto, surgieron voces que cuestionaron su viabilidad.
La bióloga Diana Liz Duque opinó que mientras sigan los derrames de crudo en el lago, usar las barras de pelo no será una solución.
«Chavistas que no denunciaron los derrames hoy piden tu cabello para simular un proyecto «ecologista», sin demostrar si será viable, o la disposición final de ese cabello y sin detener primero los derrames. Están perdiendo el tiempo y su cabello (…) implica muchos recursos y cabello», escribió en su cuenta de X.
No es solo x ser chavista, confiarían en una persona q estuvo en la alcaldía de Maracaibo y no hizo nada por el lago, la misma d @SomosMeven q nunca se han pronunciado por el lago ni por el arco minero y ahora se la da de héroe ambiental con Proyecto Sirena, recolectando cabello? pic.twitter.com/q5nJsVwHFR
— Diana Liz Duque (@Lizduquesa) October 9, 2023
También otros usuarios han expresado su descontento a través de esa misma red social. Rogmy Armas señaló lo siguiente: «No confiemos en oenegés de TikTok y mucho menos dirigidas o representadas por exfuncionarios del gobierno, que ayudaron en primera instancia a que la situación que supuestamente están abordando haya llegado hasta ese punto. Que no nos vean caras de idiotas».
¿Y el gobierno qué (no) ha hecho?
Pedro Tellechea, presidente de Petróleos de Venezuela y ministro de Petróleo, la industria responsable de este desastre ambiental, afirmó en agosto que en lo que va de año se han registrado “casi cero” derrames. Lo dijo como si no supiera que no debería ocurrir ni uno en esa cuenca, una de las más grandes de Sudamérica y de las más antiguas del mundo. Siguió la línea de Josué Lorca, ministro de Ecosocialismo, que en 2021, desde el propio Zulia, dijo que los derrames de petróleo «no son nada del otro mundo» porque, a su juicio, siempre han ocurrido.
Y es que evitarlos, sobre todo en el contexto venezolano actual, es casi imposible considerando que, tal y como dijo el científico en teledetección satelital de derrames de hidrocarburos Eduardo Klein-Salas, “el lago de Maracaibo tiene más de 10.000 instalaciones relacionadas con el petróleo y una red de miles de kilómetros de tuberías submarinas, la mayoría de ellas con 50 años de antigüedad”. Una semana después del pronunciamiento del ministro, el 17 de agosto, comenzaron a realizarse —por fin— actividades del “Plan para el Rescate, Conservación y Desarrollo Sostenible del Lago de Maracaibo”, que lleva el mismo nombre de la Comisión Presidencial creada con igual fin dos meses antes.
Entonces ¿Qué tanto se ha avanzado en cuatro semanas? El viceministro de Gestión del Ambiente, Hernán Gabriel Toro, informó que “se han recolectado 28 mil toneladas de desechos sólidos de las costas del lago, de las cuales, 3.300 son de desechos petrolizados”. También están inspeccionando sectores del cuerpo hidrográfico para incorporar maquinarias para el saneamiento y recolección de más basura.
La inacción gubernamental y las respuestas tardías de las instituciones venezolanas han agravado los daños causados por el aumento de derrames en la costa oriental desde al menos 2006.
Hace ocho años la estatal petrolera ofreció emplear un Sistema Automatizado de Prevención y Control de Derrames (Sapcod) para hacerle seguimiento a los derrames de hidrocarburos a nivel nacional. La misma compañía exaltaba que a través de ese mecanismo se iban a establecer «acciones predictivas, preventivas y correctivas en esta materia y controlar de manera efectiva la gestión de unidades responsables de la atención de derrames de Pdvsa».
Transparencia Venezuela señaló que «desde su implementación, no ha habido publicaciones oficiales sobre su desempeño» y que si bien con él se pueden establecer puntos de control y además calcular los recursos necesarios para atender los derrames, se dejó de utilizar debido a que gran parte de los técnicos encargados del desarrollo de software se fueron de esa empresa.
«En Venezuela, la Ley Penal del Ambiente tipifica los daños al ecosistema y establece penas para los funcionarios y empresas que cometan estas faltas. Sin embargo, en el país aumentan las fugas desde la actividad industrial petrolera hacia la naturaleza y las demandas por estos daños quedan en el limbo. La indiferencia institucional dicta, en la práctica, una sentencia de impunidad para los delitos ambientales de contaminación por crudo, así como también para los delitos de corrupción asociados a los derrames y a las debilidades tecnológicas y operativas para contener y remediar sus consecuencias», señala el reporte de la organización «Derrames petroleros ¿Son o no un delito ambiental en Venezuela?».