Que no termine en el cajón del olvido, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
Independientemente del sector al que pertenezca, el norte de toda empresa es mantenerse en el tiempo de manera competitiva. Esto es, entre otras cosas, ser productiva, incrementar su rentabilidad y crecer con un gran potencial en el mercado. Es por eso que la mayoría traza su vida comercial a través de una planificación estratégica, pues esta tiene mucha relevancia para la toma de decisiones y el desarrollo del negocio.
La planificación estratégica, además, es una herramienta clave para los líderes empresariales, ya que se trata del conjunto de pasos a seguir para determinar tres aspectos esenciales: la dirección de la compañía, que representa la visión; qué debe hacerse y para quién, que es la misión; y cómo medirlo y guiar las estrategias para llegar a donde quiere estar mejor, que son los objetivos.
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A través de esta planificación, los líderes pueden identificar los objetivos para la compañía y así determinar cuáles son las prioridades, enfocar la energía y los recursos en el fortalecimiento de las operaciones y asegurar que el equipo de trabajo se concentre en lograr las metas comunes.
Todo esto suena muy bien en la teoría, pero cuando vamos a la práctica nos podemos encontrar con algunos muros de contención. Y uno de ellos es el planteado en el artículo “6 Steps to Make Your Strategic Plan Really Strategic”, publicado en Havrad Business School. «Muchos planes estratégicos no son estratégicos, ni siquiera planes», advierte su autor Graham Kenny, CEO of KMS Education and Strategic Factors.
En efecto, no siempre los planes estratégicos son estratégicos y esto se debe básicamente a la falta de un método eficaz, un procedimiento sistemático o establecido para emprender algo etapa por etapa. En otras palabras, exige una serie de pasos muy importantes y que deben realizarse con el máximo rigor.
Sin embargo, es posible solucionarlo. Una manera es la que propone Kenny y que él resume en un proceso de seis pasos: identificar a los stakeholders clave que son aquellos individuos o grupos que tienen interés e impacto en la empresa y en los resultados de sus acciones; identificar a su «cliente objetivo», que es de vital importancia antes de seguir adelante; averiguar qué quieren de la empresa estas partes interesadas; averiguar qué quiere la compañía de los stakeholders; diseñar la estrategia empresarial en torno a estos requisitos y centrarse en mejorar continuamente este plan.
Ahora, no hay que perder de vista que este proceso de seis pasos no es una receta mágica para convertir un plan en estratégico, pero sí sirve como punto de partida para que los líderes evalúen si van en la dirección correcta en cuanto al enfoque a adoptar. Son más que consejos útiles para poder contar con una planificación estratégica eficaz.
Así que no existe un proyecto de futuro en una empresa sin la elaboración de un plan estratégico que actúe como brújula, como ese mapa que marca el camino a seguir para alcanzar los objetivos trazados. Se trata de darle forma a las ideas y acciones para el desarrollo de cada paso que se da dentro de la empresa.
Y lo más importante es que no termine en el cajón de los papeles olvidados, pues una compañía que no sabe a dónde va o por qué hace lo que hace le será muy difícil mantener la motivación, la eficiencia y ser competitivos.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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