Quién es quién en las fórmulas de la campaña en Estados Unidos, por Gabriel Pastor
Varios días antes de ser anunciado como compañero de fórmula de la demócrata Kamala Harris, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, se hizo famoso por una frase que pronunció durante una entrevista en el programa Morning de MSNBC: “These guys are just weird” (ellos son raros). Se refería a la dupla adversaria republicana, conformada por Donald Trump y James (JD) Vance. La expresión «weird» encendió las redes sociales y revitalizó la alicaída campaña demócrata, que enfrentaba los tropiezos del partido gobernante ante un Trump que parecía imbatible hacia el 5 de noviembre.
La carrera electoral estadounidense se ha vuelto desconcertante desde que el presidente Joe Biden cediera su candidatura a favor de su vicepresidenta Harris. Inicialmente, no era vista como una figura fuerte. Su gestión insípida y su posición secundaria en el debate político parecían haber soterrado su presunta ambición presidencial.
El ascenso de Harris
Inesperadamente las encuestas empezaron a darle la razón a la Convención Demócrata que postuló sin fisuras a Harris. No solo unificó al partido, sino que también atrajo más recursos a la campaña, incluyendo contribuciones de pequeños donantes, al igual que hizo Barack Obama en su momento estelar.
Desde que Biden abandonó la carrera presidencial el 21 de julio, las encuestas favorecen a Harris frente a Trump. Es una diferencia de escasos puntos, que el margen de error y el porcentaje de indecisos pueden distorsionar. Sin embargo, a algo más de dos meses de los comicios, lo relevante es que Harris puso en carrera a los demócratas.
El camino es escarpado. Especialmente en los estados que protagonizan los principales campos de batalla: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Nevada, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Sin embargo, ganar en estos territorios ya no parece un escenario imposible para Harris.
Fórmulas polarizadas
La campaña adquirió otro ritmo y a la vez, expuso más las divisiones culturales y la polarización en torno a los valores fundamentales de Estados Unidos, acentuadas por las diferencias generacionales. Trump, de 78 años, se convirtió en el candidato de mayor edad, incluso en términos históricos. Además, los compañeros de fórmula, Walz y Vince, contribuyen a la fragmentación en torno a las ideas sobre identidades y el significado del propio país. Es cierto que las divisiones ya estuvieron presentes en las dos elecciones anteriores. Pero ahora quedaron más acentuadas las diferencias culturales, sociales y generacionales.
Un Trump envalentonado
Donald Trump es el mismo líder de siempre, pero ahora parece fortalecido. Es probable que su aplastante victoria en la interna republicana y el escaso perjuicio electoral que le han provocado sus causas civiles y penales lo hayan convencido de que su prédica populista le permitirá retornar a la Casa Blanca. Ni siquiera aprovechó el intento de asesinato que sufrió durante un mitin como excusa para moderar su lenguaje, tan locuaz como ofensivo.
Su voz antiinmigrante suena más fuerte que nunca. Propone terminar el muro en la frontera con México e iniciar un gran plan de deportación de inmigrantes sin papeles. Además, en sus actos, suele despreciar el cambio climático y las organizaciones multilaterales como la OTAN. A este repertorio, se suman duras críticas a la política económica de Biden.
El arquetipo de Vance
Como candidato a vicepresidente de los republicanos, JD Vance tiene sentido. Tanto por su actitud y desempeño proselitista como por la manera en que es percibido por los suyos. El joven postulante de 39 años, senador por Ohio, fue un antiguo crítico de Trump, convertido ahora en su primera espada. Más radical, en términos ideológicos, es quien recibe su legado.
Nacido en un hogar monoparental y disfuncional de Ohio, criado por su abuela materna, estudió derecho en la prestigiosa Universidad de Yale e hizo un camino profesional en Silicon Valley, antes de convertirse en senador. Su fama llegó con el libro Hillbilly Elegy en 2016, un texto autobiográfico sobre su dura infancia en el Rust Belt (Cinturón de Óxido), que abarca estados del noreste y el medio oeste. Esta región, próspera en los 70’ y 80’, sufrió un declive debido a la desindustrialización, la globalización, la competencia extranjera y la automatización, lo que tuvo significativas implicaciones políticas, económicas y sociales.
Demócratas a la izquierda
Harris parece una persona diferente desde que se liberó del corsé que suponía la candidatura de Biden. Desde que su nombre comenzó a barajarse en julio como sustituta del presidente, su talante y lenguaje esperanzador han despertado el interés de una parte del electorado joven. Con 59 años, desde una perspectiva cultural y racial, representa la diversidad de Estados Unidos y a diferencia de Trump, Harris enfoca su discurso en la pluralidad social estadounidense, que también genera más simpatía en los votantes afroamericanos.
Abogada, con una extensa trayectoria como fiscal antes de ser senadora y vicepresidenta, Kamala Harris es de ascendencia india y afroamericana. Su competencia le otorga seguridad en su enfrentamiento con Trump y sabe aprovechar su condición de mujer con herencia multicultural para descolocar a Trump.
Reconocer los méritos de Harris no significa que no esté dejando flancos que el partido adversario podría aprovechar. Uno de ellos es su agenda económica de corte populista. Aunque sea bien intencionada, implica una mayor intervención del Estado y un aumento en el gasto público, mucho más profundo que las políticas implementadas por Biden durante la pandemia.
Liberalismo del Medio Oeste
A diferencia de la apuesta de Trump, Harris optó por una figura complementaria. Aunque nació en Nebraska, Tim Walz, de 60 años, ha desarrollado su carrera en Minnesota. Fue profesor de geografía, entrenador de fútbol americano, y cuenta con larga trayectoria en la Guardia Nacional. Además, fue seis veces congresista en la Cámara de Representantes y dos veces gobernador.
Al frente de Minnesota, Walz exhibió una versión contrapuesta a la visión de Vance. Aumentó el presupuesto en la educación, expansión del programa de comidas escolares, la creación de un sistema de licencia familiar, la legalización de la marihuana, más controles en la adquisición de armas y el fortalecimiento del derecho al aborto.
Un flanco débil que podrían explotar los republicanos es la crítica que recibió como gobernador tras la muerte de George Floyd en junio de 2020, quien falleció debido a un procedimiento policial irregular. Lo cierto es que, por ahora, goza de una gran popularidad gracias a un estilo de comunicación atractivo para los votantes rurales del Medio Oeste.
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Tras el voto hispano
Hasta el momento, parece que los demócratas están haciendo un mayor esfuerzo para atraer el voto latino. El Partido Demócrata ha tomado la delantera en incluir publicidad en español ya que es la minoría que más necesita ser movilizada hacia las urnas. En las elecciones de 2020, Biden captó el 59% de los sufragios de origen latino, con una participación de solo 16,5 millones, menos de la mitad de quienes estaban en condiciones de votar.
Los atributos de Harris pueden resultar más atractivos para los hispanos, incluso en comparación con Biden. Sin embargo, también es relevante el discurso de Trump contra la inmigración ilegal que puede atraer a la fuerza laboral hispana en regla, que teme la competencia de los indocumentados.
*Texto publicado originalmente en Diálogo Político
Gabriel Pastor es Miembro del Consejo de Redacción de Diálogo Político. Investigador y analista en el think tank CERES. Profesor de periodismo en la Universidad de Montevideo.
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