Recado a Díaz Rangel, por Simón Boccanegra
Eleazar Díaz Rangel, director de Ultimas Noticias y ex director de la Escuela de Periodismo de la UCV, ha escrito varios libros sobre la libertad de expresión, la censura y, en general, sobre toda la difícil problemática del periodismo. El domingo pasado, en un fenomenal ejercicio de equilibrismo, dedicó en el diario que dirige, tres líneas, exactamente tres líneas, a la sentencia contra TalCual y Laureano Márquez (extrañamente, sin mencionar a este). En línea y media expresó su desacuerdo con la “desmesura” de las multas; en la siguiente línea y media expresó su desacuerdo con “la carta que dio origen al juicio”, que según Díaz Rangel, “no tenía nada de inocente ni era puro humor”. De modo que, puesto que no era “inocente” ni era “puro humor”, sino que, según implica el profesor Díaz Rangel, alguna “falta” había, él no habría tenido inconveniente en apoyar una multa, pero eso sí, “mesurada”. Su desacuerdo es, pues, con la “desmesura”, no con el atropello a la libertad de expresión. Sobre esto, que es el meollo del asunto, Díaz Rangel no dice ni media palabra. Pero, en alarde de agudeza, descubrió el agua tibia. Claro que no era “inocente” ni “puro humor”. Era una carta humorística, con sentido político. ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? Pero, ¿atentaba contra la privacidad, integridad, honor, etc., de la niña, tal como reza el estúpido alegato de la Fiscalía? ¿Había “falta” alguna en la carta? El asunto, viejo amigo, no es que estés en desacuerdo con la carta. Tienes todo el derecho del mundo a opinar que tu paisano de Sabaneta es el último refresco del desierto. Es tu problema. Pero a lo que no tienes derecho —te traicionas a ti mismo— es a hacerte el loco, o a salirte por la tangente, frente a un craso y burdo ataque a la libertad de expresión.Y este sí es un problema de todos.