Resultado rápido, por Teodoro Petkoff

En el más estricto sentido de las palabras, contra viento y marea, los venezolanos que solicitan un RR presidencial asistieron a la jornada de reparos. Debieron hacer frente a un clima desapacible, así como a múltiples provocaciones policiales y de grupos de partidarios del gobierno y hasta se dieron algunos casos, no muchos en verdad, en los cuales soldados u oficiales tuvieron comportamientos hostiles contra los reparantes. Lo más grotesco de la jornada fue el empeño de algunos talibanes oficialistas de querer convencer al país de que las inefables cédulas clonadas provenían de la oposición, cuando es evidente para todo el mundo que si alguien posee la capacidad técnica para efectuar tal marramucia es precisamente el gobierno, dado que es quien controla la Onidex. Sin embargo, vistos los incidentes contra el telón de fondo de la jornada completa, se puede decir que el evento culminó exitosamente. La sólida y decantada cultura democrática del país se impuso sobre las tentativas de desviar a la gente del camino democrático emprendido.
Este proceso posee una particularidad y es que diariamente se cerraba el conteo y cada parte recibía un acta con los resultados, con lo cual estos son perfectamente conocidos, porque la totalización era sumamente sencilla. Aquí no se están contando millones de votos en 24 mil mesas electorales, sino las firmas de un universo escasamente superior al millón de personas, distribuido en 2.607 centros de reparo en todo el país. No existe pues excusa alguna para de-morar indebidamente la presentación de los datos finales. El presidente Carter, con mucha razón, hizo esta observación, cuando apuntó que el viernes 4, según lo establece el reglamento aprobado, es el límite máximo para tal efecto. De hecho, incluso el rector Jorge Rodríguez anunció ayer que para el martes, es decir para mañana, el CNE puede estar en condiciones de entregar resultados preliminares.
Hasta ahora, el comportamiento de los venezolanos ha sido ejemplar. Toca al CNE hacer honor a esta actitud y dar rápidamente el resultado del proceso. Para que la serenidad que ha sido demostrada no sea afectada negativamente, el país debe conocer, sin demoras indebidas, qué fue lo que ocurrió. La reglamentación aprobada da plazo hasta el viernes 4 al CNE para pronunciarse. No existe ninguna razón y no puede aceptarse que se esgrima alguna, para ir más allí de ese día.
La que hasta ahora ha sido una victoria del pueblo venezolano, cuyo temple ayer mismo, después de la jornada, fue elocuentemente demostrado al mantener la calma, la debe honrar el CNE. De este depende, precisamente, la tranquilidad del país.