Riesgo país de Venezuela se duplicó en cinco años y vuelve a liderar el ranking mundial
Los bonos de deuda externa venezolana son considerados los peores del mundo dado el precio actual en el que se cotizan, aún así analistas consideran que hay oportunidad de inversión. Al compararse el riesgo país de Venezuela de 23.459 puntos básicos se ubica muy por encima de los 424 puntos del promedio para América Latina, el cual ya de por sí se encuentra significativamente alto con respecto al promedio global de 296 puntos
El riesgo país de Venezuela se duplicó en un período de cinco años y vuelve a ocupar el primer lugar en el ranking de las naciones con mayor índice en el mundo. Entre 2019 y en lo que va de 2025, el indicador muestra una gran volatilidad y ha estado impactado por diversos factores como la incertidumbre política, los desequilibrios macroeconómicos, la debilidad de la industria petrolera, la dificultad para reestructurar o refinar deuda externa y lo más importante, la falta de confianza de los inversionistas hacia la gestión gubernamental.
De acuerdo a los datos publicados por el portal de noticias Infobae, el riesgo país de Venezuela alcanzó el pasado martes 7 de enero, los 23.459 puntos, muy por encima de los 12.581 puntos que mostró en 2019.
El riesgo país es un indicador que mide la probabilidad de que una economía no cumpla con sus obligaciones y la forma más común de medirlo en lo que a países de Latinoamérica refiere es a través del Emerging Markets Bond Index (EMBI+).
El EMBI+ se calcula a partir de los spreads, que son las diferencias entre los rendimientos de los bonos de los países emergentes y los bonos del Tesoro estadounidense. Un spread más amplio indica un mayor riesgo país, ya que sugiere que los inversores exigen una mayor compensación por el riesgo percibido de invertir en un país emergente en comparación con un país considerado seguro como Estados Unidos.
En consecuencia, los bonos de deuda externa venezolanos son considerados «los peores del mundo» al compararse con el promedio para América Latina del EMBI+ de 424 puntos básicos, el cual ya de por sí se encuentra significativamente por encima del promedio global de 296 puntos básicos.
En segundo lugar en la región se encuentra Bolivia con 2.111 puntos y luego Ecuador con 1.061 puntos; mientras que Argentina, históricamente asociada con problemas de deuda externa, ocupa el cuarto lugar en el ranking con un riesgo país de 579 puntos.
«Esto significa que los inversores internacionales consideran que prestar dinero a Venezuela es extremadamente arriesgado, debido a factores como la alta inflación, la inestabilidad política y la incertidumbre económica», sostuvo el economista y profesor Francisco Contreras en un informe visto por TalCual.
Un estudio publicado en la revista Debate IESA resalta que desde 2019 al 2022 Venezuela alcanzó cifras récords en cuanto al índice EMBI+, que llegó a máximos en diciembre de 2021. Luego de este período el indicador comenzó a disminuir, pero ubicándose en los primeros lugares en el ranking para luego retomar la senda de crecimiento.
En el último año incluso el índice de Venezuela continuó su escalada, en mayo de 2024 por ejemplo, se situaba en 19.195 puntos. En octubre de 2024, los bonos venezolanos ya habían sido considerados «los peores del mundo», según un reporte de Bloomberg al llegar el EMBI+ a 20.700 puntos.
«Estos datos muestran lo profunda que ha llegado a ser la crisis económica venezolana, que ha empobrecido enormemente al país y se diferencia de las demás crisis experimentadas por Venezuela en su historia por la parálisis del sector productivo (petrolero y no petrolero). Una subida inesperada del precio del petróleo no causaría diferencia alguna, por la imposibilidad de su extracción, por las deterioradas condiciones de la infraestructura petrolera y por la imposibilidad de su comercialización, producto de las sanciones», recalcó el informe del IESA.
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Un riesgo que puede continuar
El desempeño de cada nación en este indicador responde a una combinación de factores macroeconómicos y políticos. En el caso de Venezuela, el valor extraordinario de 23.459 puntos básicos refleja una situación económica severa, marcada por altos niveles de inflación, devaluación de la moneda y la crisis institucional.
En contraste, las economías con menores valores en el índice, como Uruguay y Chile, han implementado políticas fiscales y monetarias consideradas responsables, lo que genera mayor confianza en los mercados. Además, la estabilidad política y el cumplimiento de las obligaciones financieras son elementos clave para reducir este indicador.
«Hay varias razones para que Venezuela lidere ese ranking de economías con mayor riesgo país. Una de ellas y creo es la principal, es el actual esquema político, que lleva a los inversores a pensar que una reestructuración o una normalización en la economía no es inminente. Creo que piensan que está alejada de ello, porque si así fuera el precio de los bonos sería mayor», destacó a TalCual Jorge Piedrahita, asesor de Copernico Capital Partners S.A., una firma con más de 20 años de trayectoria y que gestiona distintas estrategias enfocadas en Latinoamérica.
Agregó que el resultado del indicador refleja la fuerte caída que ha tenido el producto interno bruto (PIB) venezolano en los últimos 10 a 12 años. «Es un país que se empobreció enormemente, con recursos muy limitados, con pocas posibilidades a producir ingresos en divisas y en estas condiciones no podrá recibir ningún tipo de crédito internacional».
El modelo de JP Morgan explica el riesgo país por los movimientos de siete variables clave para la economía venezolana: producción petrolera, principales acontecimientos políticos, aprobación del gobierno, inflación, variación PIB, precio del barril de crudo West Texas Intermediate y deuda externa.
«Si se considera que en estos momentos la crisis económica venezolana se acentúa cada vez más, y que en un futuro se tendrá ineludiblemente que recurrir a la emisión de deuda soberana con la finalidad de obtener los recursos necesarios para la puesta en marcha nuevamente del aparato productivo del país, es necesario calcular las tasas de interés que deberán pagarse a los acreedores. En los últimos años, el EMBI+ de Venezuela no ha hecho más que aumentar de manera abrupta y a magnitudes nunca antes vistas en América Latina», se indicó en el informe del IESA.
Los analistas económicos consultados consideran que para reducir esta astronómica cifra del riesgo país de Venezuela es necesario reactivar la industria petrolera, controlar la inflación y reestructurar la deuda externa y, lo más importante, transmitir confianza.
«El problema de Venezuela ha sido sistemático y trae una serie de consecuencias importantes para la economía y el riesgo país lo determina precisamente el mal manejo económico y político. El mal manejo de la economía no es nuevo, pero sí el desequilibrio monstruoso que existe actualmente», destacó el economista y profesor del IESA, José Manuel Puente.
Coincide con que el tema político está pesando mucho sobre la percepción que tienen los inversionistas sobre Venezuela, y mas allá del mal desempeño macroeconómico que generó un crecimiento muy pobre en los últimos 25 años, inestabilidad, demandas internacionales por expropiaciones, el juicio contra Citgo y un default. «Es un país con una mala reputación lo que afecta de manera brutal el costo de la deuda. Para la gente común esto también los impacta, ya que los gobiernos deben pagar intereses muy altos por la deuda pública en dólares y recortar el gasto en salud, educación, infraestructura para dedicarlos a deuda dada la alta tasa de interés».
Agregó que «no es poca cosa tener el riesgo país más alto del mundo. Hay naciones que son muy mal portados como Corea del Norte, Vietnam, Cuba, China. Somos muy mal percibidos en el mundo, hay un a percepción muy negativa que tiene los mercados sobre la economía y los venezolanos de a pie son los que pagan esta situación».
El IESA en su informe insiste en que para transmitir confianza a los inversionistas para la recuperación del aparato productivo del país, resulta imprescindible la aplicación de medidas económicas estructurales que cambien de fondo el modelo económico que ha venido imponiéndose en los últimos 25 años. «La economía tiene que pasar de hiper regulada, centralizada, planificada y con un Estado empresario, a una economía de mercado, que auspicie la inversión extranjera, con un Estado que actúe como regulador y garante del cumplimiento de las normas y donde la institucionalización se encuentre por encima de cualquier arbitrariedad política».
A juicio de Jorge Piedrahita, si no estuviera presente el elemento político, los bancos multilaterales seguirían prestando a Venezuela. Como ejemplo, cita a Argentina que aunque no tiene acceso a los mercados internacionales y con un elevado riesgo país siguió recibiendo recursos de los organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), CAF Banco de Invesrión, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«En el caso de Venezuela como consecuencia del tema político y sobre la incertidumbre sobre quién tiene la autoridad para solicitar un préstamo, ante esa duda, ni siquiera las multilaterales le están dando prestamos al país. Ni siquiera tiene acceso a créditos blandos o subsidiados de las multilaterales y esto amplifica la situación de vulnerabilidad financiera del país», tras la enorme deuda externa que mantiene que según los cálculos ronda por los 163.000 millones de dólares.
Puente agrega que la economía venezolana «se empequeñeció» y la deuda creció de manera exponencial, por lo que cuando se calcula el coeficiente de deuda sobre el PIB, Venezuela tiene uno de los más altos del mundo.
«Por supuesto que un gobierno que está en default o que no está pagando deuda no le importa mucho tener acceso a los mercados financieros internacionales, pero el riesgo país que tenga sí afecta los flujos de inversión extranjera extranjera (IED). Un país que tiene el riesgo más alto del mundo, pocos inversionistas están dispuestos a arriesgar su dinero y so lo hacen será con altísimas tasas de retorno para cubrir los riesgos. Entonces la economía pierde gasolina para crecer, porque los flujos de inversión internacional y nacional es muy reducido», acotó Puente.
¿Peores o buena oportunidad?
Reportes internacionales destacan que los bonos venezolanos son considerados «los peores del mundo» y todo parece indicar que esta situación se mantenga mientras no hayan cambios institucionales y políticos.
Un total de 20 títulos de la República y de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) cayeron en default desde finales de 2017, debido a las dificultades financieras para honrar sus compromisos. Luego dejaron de negociarse debido a las sanciones de Estados Unidos. Venezuela entró en un período de observación para la serie EMBI+, después de que el Departamento del Tesoro norteamericano levantara una prohibición de casi cuatro años a los inversionistas estadounidenses, que les impedía negociar deuda venezolana en el mercado secundario.
Actualmente los bonos se cotizan a un tercio de lo que se negociaban en 2017. Estos títulos se recuperaron parcialmente cuando Estados Unidos flexibilizó las operaciones petroleras que permitieron reanudar las exportaciones venezolanas a esa nación, tras la licencia a la norteamericana Chevron Corporation. Sin embargo, este impulso apenas logró un precio de 10 a 11 centavos por dólar en septiembre de 2023.
Mientras que en las primera semanas de enero, estuvieron muy demandados lo que hizo que el precio llegara a aproximadamente 15 centavos de dólar.
A juicio de Jorge Piedrahita, los bonos venezolanos representan una oportunidad de inversión y en términos relativos ofrecen valor. «Si a eso le incorporamos que las probabilidades de llegarse a acuerdos políticos se reflejó en los movimientos que observamos en las últimas semanas y con el precio que ha estado subiendo. Hubo demanda porque la gente comenzó a pensar qué pasa si hay un cambio en Venezuela. El país tiene un potencial para triplicar su producto interno bruto en un periodo de cinco años, y llegar a eso no sería tan complicado».
Esta nota fue actualizada para para corregir una información sobre JP Morgan
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