Tras 11 años de cárcel, Rodney Álvarez busca luchar por la causa de los trabajadores
Rodney Álvarez vuelve a la libertad. Quiere recuperar a su familia, el tiempo perdido y dejar de ser para sus hijos, como él mismo dice, «un hombre desconocido». Con esta intención ha emprendido un largo camino con la asistencia psicológica que le permita rehacer su vida, luego de pasar más de una década en lo que el mismo catalogó como un espacio «para despojos humanos»
El próximo 15 de junio se cumplen dos meses en libertad del extrabajador de la Ferrominera del Orinoco, Rodney Álvarez.
La madrugada del viernes 15 de abril, finalmente se produjo la liberación de Álvarez, dando así cumplimiento a una petición hecha por el Ministerio Público al tribunal que seguía la causa de otorgarle libertad plena y sin restricciones, luego de que se le hallara inocente del delito del que se le acusaba.
La medida, que se llevó a cabo dos días después de que se emitiera la boleta de excarcelación, se hizo, como ya es costumbre para la administración de turno, entre gallos y medianoche, sin aviso a sus familiares ni a su abogado y en un lugar totalmente desconocido para el trabajador.
El 15 de abril el tribunal le otorgó una medida sustitutiva de libertad, un mes después, el 18 de mayo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), dictó sentencia absolutoria para Rodney Álvarez.
El 20 de mayo se hizo pública la intención de Álvarez de pedir ante el Ministerio de Industrias que se le devolviera su puesto de trabajo dentro de la Ferrominera del Orinoco, además de la cancelación de 10 años y 10 meses de salario.
Esta conversación con TalCual se produjo en la parroquia Universitaria de la Universidad Central de Venezuela (UCV), el martes 31 de mayo. Durante todo ese momento, a Rodney Álvarez le costaba sostener la mirada, que trasluce profunda tristeza y desconsuelo.
Mientras conversa, soba sus piernas. Su gestualidad parece un compendio de las secuelas de su injusta encarcelación, como si su cara fuera el eco de todas las oportunidades que le robó aquella arbitraria decisión.
11 años le llevó a la justicia venezolana determinar que Álvarez, un obrero y no dirigente sindical como se le ha vinculado, no era el responsable de la muerte de un trabajador de la Ferrominera asesinado en medio de una asamblea.
El proceso de este extrabajador de una de las empresas que conforman la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) estuvo enmarcado en una serie de vicios e irregularidades desde el inicio.
Rodney Álvarez fue detenido el 17 de junio del 2011, en Ciudad Piar, estado Bolívar, cuando funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegaron a buscarlo a su puesto de trabajo, le dijeron que debía acompañarlos para rendir una declaración y; una vez en el centro de detención le informaron que estaba siendo responsabilizado de la muerte del también obrero Renny Rojas.
El asesinato de Rojas de 28 años, se produjo ocho días antes de la detención de Álvarez, cuando frente a los portones de Ferrominera trabajadores de la estatal llevaban a cabo una asamblea que tenía como propósito cerrar el proceso para las elecciones dentro del sindicato.
En esa asamblea de convocatoria masiva, se reunieron integrantes de Sintraferrominera y del sindicato oficialista de la empresa. La estatal estaba militarizada, hubo tensión desde el inicio porque meses antes había sido liberado Rubén González, secretario general del sindicato adverso al régimen de turno.
Tres forcejeos entre trabajadores fue la antesala de un breve tiroteo que acabó con un trabajador muerto: el obrero y militante de la Juventud de Trabajadores del PSUV, Ronny Rojas.
Testigos aseguran que Álvarez no tuvo nada que ver con la muerte de este joven, por el contrario, todos responsabilizan de los hechos a Héctor Maicán, quien era militante del PSUV y entonces desempeñaba funciones como secretario de finanzas de Sintraferrominera en integrante activo de la Federación Bolivariana de Trabajadores (FBT).
Como parte de la alianza entre Provea y TalCual, entrevistamos a Rodney Álvarez, un hombre al que la vida le cambió hace 11 años y hoy busca, bajo el mismo sistema político que lo encarceló, volver a recuperar el tiempo que él mismo decidió llamar «perdido».
11 años después
—¿Cómo se siente Rodney Álvarez en libertad luego de 11 años preso?
—No ha sido tan fácil, de verdad, haberme mantenido fuerte para no decaer en ánimo. Aunque, si te digo la verdad, es fuerte; y, sin embargo, ahorita ya llevo como un mes, un mes y pico…la verdad ni siquiera sé cuánto tiempo llevo afuera.
Pero lo que sí te puedo decir es que no ha sido igual, no me adapto, el proceso de adaptación es poco a poco, como siempre he dicho y digo. La verdad es que es fuerte.
—¿Cómo ha sido volver a compartir con tu familia?
—Yo me he tenido que hacer el fuerte frente a mi familia para que ellos no vean todo el dolor y todo el daño que se me causó, todo el dolor que estoy llevando y las secuelas que quedaron a través de estos 11 años injustamente detenido.
—¿Recuerdas qué pasó el día de tú detención?
—Aquel día en el portón uno de Puerto Ordaz… cómo no recordarlo, si marcó mi vida para siempre. Recuerdo con exactitud lo que ocurrió aquel día, porque un compañero perdió la vida y, cómo no recordarlo, si me metieron en la cárcel injustamente por la muerte de él.
Recuerdo que llegó el Cicpc y mi superior subió a buscarme. Me dijo que debía bajar y yo pensé que era para unas declaraciones de cómo había estado aquel día.
Yo bajé, accedí a hablar con ellos y me fui en el helicóptero. Ya cuando estaba en la sede me dijeron que de ahí no iba a volver a salir.
—¿Por qué, si en esa asamblea había alrededor de 500 personas se responsabilizó a Rodney Álvarez?
—Pudo haber sido Juan…como digo, de verdad, pudo ser Pedro, pero me tocó la suerte a mí. Porque, la verdad que no entiendo si fue por ser trabajador, simplemente por ser un obrero.
—Medios te señalan como dirigente sindical de Sintaferrominera, sindicato liderado por Rubén González, a quien el Gobierno había encarcelado previamente por protestar y exigir reivindicaciones laborales. ¿Es eso verdad?
—No, no formaba parte del movimiento sindical que apoyaba a Rubén González como todos dicen. Yo solamente estaba adscrito y cotizaba en el sindicato.
Ese día estaba ahí porque era un día importante, estábamos todos los trabajadores de la Ferrominera, todos.
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—Durante estos 11 años estuviste recluido en un centro de detención preventiva y pasaste por tres cárceles del país (El Dorado), dos de ellas a kilómetros de distancia de tú familia (El Rodeo y Yare), ¿cómo describes tu paso por estos sitios?
—En el centro de detención preventiva duré un año y pico, casi dos años; desde 17 de junio del 2011 hasta 2013 en marzo. En ese lugar fueron demasiado atroces, vivir un proceso en el cual tú eres inocente y te meten allí, a la cárcel, donde las condiciones son malas, de verdad que es lo peor que puede vivir un ser humano,
Vivir esa situación de una cárcel, sobre todo siendo inocente, es desgastante. Las cárceles en el país están condicionadas como para despojos humanos, porque no hay ahí servicio médico, una buena alimentación, donde poder dormir adecuadamente para poder descansar, no hay agua potable.
Los días en las cárceles venezolanas son grises, así yo diría que viví los 11 años, porque nada tiene color, nada ahí tiene sentido, todo ahí es tristeza, melancolía, dolor, y nada bello, nada bonito, nada agradable.
—Se habló de dos atentados contra Rodney Álvarez mientras estuviste en prisión, el último fue el 1 de agosto del 2018, cuando sin razón aparente, recibiste una puñalada en uno de tus hombros. Eso te costó cuatro puntos internos y tres externos. ¿A qué situaciones te enfrentaste durante este tiempo?
—Me enfrenté a riñas, a situaciones adversas, donde por un segundo pensé que iba a perder la vida.
Una familia quebrada
Cuando Rodney Álvarez fue detenido sus hijos eran pequeños y, para entonces, ya se había separado de la madre de ellos. Durante todo este tiempo en la cárcel el extrabajador de la Ferrominera tuvo poco o nulo contacto con ellos. No se les permitía que lo visitaran y para su familia también habría significado un gasto excesivo el poder viajar desde el estado Bolívar, de donde es oriundo hasta Miranda, 534 kilómetros los separaban.
—Hoy, finalmente te has reencontrado con tu familia, con la madre y tus tres hijos, ¿cómo ha sido este proceso?
—Tengo tres hijos. Ellos, yo digo, que me ven como extraño; yo lo siento así, porque como digo, yo era una persona afectuosa, pero de verdad que, en este momento, después de 11 años de lo que tuve que vivir, tengo como una coraza, aunque estoy consciente de que hay mucho que recuperar.
Estoy yendo al psicólogo y le preguntó: qué pasa conmigo, si yo soy una persona emotiva. Incluso, yo sabía que mis hijos iban a venir, mi mamá, y yo me sentía como si… no sé, normal, no sabría descifrar ese sentimiento.
Es como que mataron algo de mí que no sabría descifrar qué es, y es que en cada audiencia que me tocaba subir yo subía con las esperanzas, con las ilusiones de irme en libertad, porque en mi caso yo soy inocente.
Yo decía: ya me voy a ir, ya me van a dar la calle. Y saber que la juez te decía no, te negaba la medida, te decía que no, que tú no puedes estar en la calle porque te vas a fugar. Y por qué me voy a fugar, si yo soy inocente.
Eso me desbarataba. Cuando yo bajaba a los calabozos, yo bajaba como cuando armas un rompecabezas y de repente lo tiras hacia arriba, así llegaba yo a los calabozos, desarmado.
—A pesar de esto, Rodney Álvarez, quien se describe a sí mismo como un hombre de fe, todos los días buscaba la excusa para seguir resistiendo ante esta situación.
—Al día siguiente yo decía: no, me tengo que llenar de fuerza, llenar de valor, porque yo soy inocente, yo tengo que salir vivo de aquí, yo no puedo morir aquí. Porque existe un lema que repiten todos los privados de libertad que dice: prohibido morir en prisión. Y ese fue el chip que yo me puse.
Aquí estoy, gracias a Dios primeramente, y al apoyo de todos los compañeros que estuvieron conmigo durante todo el proceso.
—Muchas personas, comenzando por tu madre, estuvieron al frente de este proceso que duró 11 años y que, finalmente, concluyó con tu libertad, ¿tienes algo qué decirles a ellos?
—Agradecerle a Dios por haberme dado la madre que me dio. Gracias a ella por haber estado conmigo en todo este tiempo que tuve que vivir las circunstancias que viví. El hambre, sed, desnudez, frío, calor. Gracias, de verdad, por ella haberme apoyado y haber tenido a mis hijos, porque de lo contrario creo que mis hijos no estuviesen con vida.
De verdad que le doy gracias a ella por haber estado pendiente de mí todo este tiempo.
Dispuesto a seguir luchando por las causas de los trabajadores
Rodney Álvarez fue detenido hace 11 años, y atribuye su arresto a su perfil, un hombre que él mismo describe como: trabajador, honesto y obrero.
—¿Crees que los trabajadores en Venezuela hoy tienen oportunidades?
—Oye, oportunidades no tenemos hoy en día, incluso no solamente los trabajadores sino toda la población venezolana. No contamos con un salario que se ajuste a la canasta básica, nos están violando todos los derechos y, aparte, están violando los mismos artículos que establece la Constitución, que establece un salario digno que se ajuste a la canasta básica.
Este es un Estado que no se apega a derecho, así veo yo a este Estado. Un Estado malo contra el pueblo.
—En este sentido, ¿con qué sueñas para los trabajadores?
—Yo soy una de las personas que sueña con la libertad y sí pienso en ver nuevamente a Venezuela libre, siendo democrática y soberana.
—¿Volverías a participar en manifestaciones pacíficas?, ¿volverías a nuevamente formar parte de actividades para alzar la voz en contra de las condiciones que viven los trabajadores?
—Sí, volvería a luchar, a pedir, a exigir que se respeten mis derechos y los derechos de los trabajadores y de todos los seres humanos que aquí habitamos.
—¿Por qué busca Rodney Álvarez su reenganche en la CVG?
—Quiero volver a mi puesto de trabajo porque quiero luchar por la reivindicación de todos nuestros derechos, de aquellos beneficios que nos fueron quitados, de verdad que quiero seguir.
—¿Qué viene para ti si no se produce este reenganche?
—Lo que viene para mí es buscar trabajo, porque la verdad no puedo estar desempleado por la situación país, porque, aunque no contemos con un salario digno, necesitamos trabajar.
—¿Volverás a tu natal estado Bolívar?
—No creo que vuelva a Bolívar, si soy reincorporado tendría que ir a Bolívar o a Puerto Ordaz, pero también si me restituyen podría pedir que me reubiquen por acá (esta entrevista se llevó a cabo de modo presencial en Caracas).
—La OIT y otras organizaciones internacionales se pronunciaron durante estos 11 años a favor de Rodney Álvarez, documentaron el caso y pusieron en evidencia todas las irregularidades en el proceso, logrando así la consolidación de un expediente. Además, fueron 11 años de injusta prisión. Ante este escenario, ¿has pensado denunciar al Estado venezolano ante organismos como la Corte Penal Internacional o la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos?
—No tengo en mente eso, lo que quiero de verdad es que se me restituya mi salario y se me pague todo mi sueldo caído, todo eso, y volver.
Yo no quiero que se vuelva a repetir lo que me sucedió, tener que vivir 11 años para que se pueda demostrar mi inocencia, cuando bien sabemos que todos los trabajadores que han sido apresados…pido a modo de exigencia al Estado venezolano que libere pronto a todos los trabajadores.
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