Se está muriendo, por Orlando Chacón
Twitter: @OrlandoChaconVe
No, no me refiero solo al país que agoniza a diario en medio de la miseria y la indolencia, cuando las cifras de desnutrición e inseguridad alimentaria aumentan en el mismo nivel de la persecución a trabajadores humanitarios. Ese país sin servicios, de economía colapsada, ya ese lo conocemos, lo vivimos o, mejor dicho, lo sobrevivimos. Me refiero a nuestro lago de Maracaibo, que muere lentamente en un ecocidio silencioso que estamos a tiempo de detener.
Antes de iniciarse la explotación de hidrocarburos en el Zulia, el lago de Maracaibo fue considerado el más grande reservorio de agua dulce de América del Sur. Hoy es una masa de agua contaminada que, si no se interviene, se terminará convirtiendo en un viejo estuario del golfo de Venezuela, con escasa fauna y flora, afectando no solo la economía, el turismo y la producción, sino también a la salud de los zulianos.
El lago de Maracaibo, símbolo de zulianidad, orgullo para nuestra gente y escenario del apogeo productivo del Zulia y de Venezuela, hoy se encuentra agonizando junto a la vida que hay en él.
La importancia y valor de nuestro lago no puede quedarse en palabras. Por años hemos sabido el gran daño que causan las miles de toneladas cúbicas de aguas servidas domésticas e industriales que se vierten en él; los miles de kilómetros de tuberías inservibles que reposan en el fondo del estuario y, acentuándose cada día más, las fugas y derrames de petróleo por la irresponsabilidad de lo que queda de Pdvsa en el lago.
El factor más importante que le afecta ha sido la salinización, producto del canal de navegación, lo cual se resuelve con la construcción de un puerto de aguas profundas en las afueras del lago.
*Lea también: Las vacunas llegaron ya, por Fernando Rodríguez
En nuestro activismo diario hemos impulsado iniciativas que nos permitan pasar de la denuncia a la acción. Así hemos involucrado a comunidades, voluntarios y a los niños de nuestros comedores solidarios, en este movimiento para salvar al lago.
Desde la formación y generando la necesaria cultura del reciclaje, iniciamos la recolección de ecobloques, con los que cambiaremos la realidad de comunidades construyendo grandes espacios de encuentro con ellos. Y, a través de nuestras jornadas de limpieza de orillas, hemos articulado a las comunidades que tienen el privilegio de vivir en la orilla de nuestro lago, en la acción y corresponsabilidad que tenemos todos.
En estas actividades hemos escuchado testimonios de comunidades como Gustavo Zing, FetraZulia y Los Rosales en Los Haticos que desde hace años mantienen la pesca como su forma de generar ingresos y también como la forma de alimentarse —aún más— en medio de la crisis que se agudizó con la pandemia.
Hace unos días, en un recorrido que hacíamos por la zona, planificando áreas de abordaje para limpieza de plásticos, conversábamos con padres de familia y pescadores sobre cómo cada semana deben cambiar la red o chinchorro por el petróleo y la basura; cómo se dañan las lanchas o motores por estas masas que encuentran en el lago. Esto se evidencia en toda la extensión de sus orillas.
Dejando atrás la inacción, convirtamos al lago de Maracaibo en una fuente de vida para que sea una gran fuente de agua limpia, donde no llegue la basura y el desecho.
El lago de Maracaibo no puede ser nuestro patio trasero. Tenemos el compromiso de transformar nuestras denuncias en acciones. Y sabemos que esto no será fácil, que empieza por establecer una gerencia ambiental y para ello debe haber voluntad política.
Mientras otros contaminan, nosotros debemos hacer cultura de cambio, de transformación. El lago de Maracaibo debe ser la punta de lanza para la recuperación y el progreso de nuestra región. Estamos convencidos de eso. El lago de Maracaibo será el eje del desarrollo sostenible del occidente venezolano.
Explotando su recuperación, apostamos al impulso del empleo a jóvenes y la investigación universitaria, al emprendimiento en el sector turístico y abrimos un nuevo compás al sector petrolero para su explotación en armonía con su conservación. Nos abrimos al mundo en la exportación y generamos empleos directos e indirectos a cientos de familias.
Asumamos el compromiso, salvemos juntos al lago y devolvámosle la vida a Maracaibo.
Orlando Chacón es presidente de la Fundación Construyamos País y dirigente político.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo