¿Se fue, lo fueron o todo lo contrario?, por Simón Boccanegra
Sin pena ni gloria, casi de refilón, en un discurso que tenía otro tema,Tobías Nóbrega fue echado del Ministerio de Finanzas. Pero, ¿fue realmente echado o él mismo forzó su salida? Porque es difícil imaginar que un veterano como Nóbrega pudiera cometer la ingenuidad de anunciar la fecha de la próxima devaluación. Eso nunca se hace y mucho menos por parte del ministro que maneja los reales. ¿Lo hizo adrede, para empujar su destitución? No es descabellado pensarlo. Se sabía condenado y por ello ya todos sus principales colaboradores se habían ido. Dicen que Giordani, que lo venía cazando desde hace rato, ya tenía las pruebas de los manejos que se hicieron en Finanzas.Varios bancos extranjeros se quejaron la semana pasada de la atribución a dedo (nobreguiano) de la última emisión de bonos, cuya colocación fue cualquier cosa menos una subasta. De las anteriores emisiones rodaban toda clase de historias. En TalCual nos ocupamos de algunas de ellas. Nadie nos paró, por supuesto. Las compras de edificios para el ministerio dejaron también una cola de chanchullos, que fueron puntualmente reseñados por este vespertino.Tampoco nos pararon. Además, es obvio que para los especuladores cambiarios, la infidencia de Nóbrega desde Nueva York hizo posible rebañar una bella ganancia. ¿Pensión de retiro? Pero Chávez no puede quejarse: tuvo el ministro de Finanzas que se merecía.