Segunda jornada de protestas en Cuba tras varios días sin electricidad e internet
El malestar de la población crece por horas en Cuba y empieza a desbordar lo que es usual ante una catástrofe de estas características como el huracán Ian. El régimen admite que no hay capacidad para resolver la situación de inmediato
Cuba vive una situación de grave tensión social, con cada vez más protestas y caceroladas en las calles debido a la falta de fluido eléctrico en muchos hogares del país tras el paso del huracán Ian. Aunque el servicio de electricidad ha comenzado a restablecerse lentamente en algunos barrios de la capital y zonas del centro y el oriente de la isla, en muchos lugares los cubanos seguían en apagón este sábado 1 de octubre, y ya van a cumplirse cinco días después del impacto del ciclón, lo que supone que muchas personas tampoco tienen servicio de agua corriente.
El malestar de la población crece por horas y empieza a desbordar lo que es usual ante una catástrofe de estas características, siendo cada vez mayores los cuestionamientos al Gobierno, que ha admitido que no hay capacidad para resolver la situación de inmediato aunque se trabaja a destajo.
«No aguantamos más, así no podemos seguir, esto tiene que cambiar», era el comentario de Manuel, vecino de uno de los barrios habaneros que sigue a oscuras, donde la noche del jueves hubo protestas y cacerolazos. Las protestas en varios barrios de La Habana continuaron en la noche del viernes 30 de septiembre, siempre en lugares donde no se había restablecido el fluido eléctrico, reseñó El País.
En la calle 60, en el municipio Playa, una multitud se lanzó a la calle y cortó el tráfico al caer la noche. En poco tiempo el lugar fue rodeado por la policía y numerosos efectivos de tropas especiales pese a que en ningún momento hubo violencia y la gente sólo pedía que le pusieran la luz. Las autoridades organizaron después un acto de repudió, con jóvenes traídos de otros lugares en autobuses, que se enfrentaron a gritos a los manifestantes coreando consignas a favor del Gobierno, hasta que la gente abandonó el lugar, informó el diario español.
Lo mismo sucedió en otros puntos de La Habana, y por segundo día consecutivo internet fue bloqueado en casi todo el país durante horas coincidiendo con el momento en que tenían lugar los incidentes.
El primer secretario del Partido Comunista en la capital, Luis Antonio Torres, admitió que ha habido manifestaciones en las últimas horas y que eran legítimas.
«Tuvimos que enfrentar situaciones aisladas donde hubo reclamos populares ante la situación del agua, de la electricidad y la pérdida de los alimentos por falta de fluido eléctrico. Estos reclamos los consideramos justos», dijo el funcionario, que sin embargo consideró que «protestar es un derecho, pero un derecho cuando los responsables del Estado y del Gobierno están dejando de hacer lo que los compete».
A su juicio, este no es el caso, y por ello afirmó que las protestas que se han producido, «en vez de ayudar, frenan el cumplimiento» de la «misión» en estos momentos, que es lograr «en el menor tiempo posible tener la recuperación total».
Precisamente, el cómo las autoridades han manejado una situación de emergencia provocada por el paso del huracán Ian, que ha devastado parte de la provincia de Pinar del Río y afectado severamente otras regiones occidentales como Artemisa, Mayabeque y La Habana, dejando tres muertos, pérdidas millonarias y haciendo colapsar el sistema electroenergético nacional, es ahora el foco de numerosas críticas, tanto en la calle como en las redes sociales.
Bien sea porque la grave situación les hay desbordado, o porque no lo han manejado bien, o porque las deficiencias estructurales y la dejadez de años han permitido llegar a este desastre, muchos critican al Gobierno con el argumento de que en años anteriores han pasado por la isla ciclones mucho peores que Ian, y jamás se había llegado a una situación tan extrema como la de ahora.
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Hasta medios oficiales como Cubadebate han publicado voces de internautas que ponen el dedo en la llaga crudamente, algo inédito en la isla. «Lamentable estado del SEN [Sistema electroenergético nacional]! Cada día peor! Este evento producto de Ian ha complicado el tema y a mi ojo no experto: no estábamos preparado para recuperarnos de una Generación Cero», escribía un cubano, que aludía al colapso general que se produjo el martes, cuando el país entero se quedó sin luz.
Otro pedía en este mismo medio oficial: “Por favor den información de cómo van las cosas. Acá en las provincias centrales no se sabe que hay, lo poco de comer que se tiene se va a perder, pongan algo de información para saber al menos a qué atenernos”.
Y un tercero iba más allá y se dirigía directamente al presidente cubano, con nombres y apellidos, y en mayúsculas: «Sin electricidad no solo no hay socialismo. Tampoco hay revolución. La electricidad no se puede almacenar ni tampoco importar. Hay que generarla».
Si así hablaba la gente en los medios oficiales y se lo publicaban, en la calle y en las redes sociales el nivel de críticas iba mucho más allá. La gente habla por los codos. «Que se echen a un lado, es un desastre de Gobierno, que en vez de invertir en electricidad ha construido hoteles y hoteles de manera irresponsable. Viva Fidel, abajo la burocracia incapaz y corrupta», aseguraba Pedro, uno de los habaneros que vive en uno de los barrios donde todavía no ha vuelto la luz.
El sábado todavía en zonas de la capital no había llegado la luz, lo que podría provocar nuevas protestas.
Las autoridades admiten que las averías son muchas y que la situación tardará en normalizarse, y eso dentro de la anormalidad que supone hoy por hoy el suministro eléctrico en Cuba, donde en muchas provincias los apagones son de hasta 12 horas diarias y más desde hace meses. La prensa informó que de México han llegado o llegarán diez aviones con ayuda de emergencia para enfrentar la crisis, y también expertos que colaboren en el restablecimiento del servicio eléctrico. Es un momento crítico e inédito, y todo el mundo parece ser muy consciente de ello.