Siglo XXI, por Marco Negrón
Autor: Marco Negrón | @marconegron
El destacado historiador inglés Eric Hobsbawm, fallecido en 2012, sostenía que “para el 80% de la humanidad la Edad Media terminó de pronto en los años cincuenta”. Esta tesis, que a muchos podría resultar sorprendente, encuentra confirmación en los hallazgos de Max Roser, economista de la Universidad de Oxford que, con el equipo de Our World in Data, se ha dedicado a reconstruir una serie de indicadores clave relativos a las condiciones de vida de la humanidad durante los últimos doscientos años.
El trabajo de Roser y su equipo registra mejoras sostenidas en esos dos siglos que se hacen vertiginosas en algunos de los indicadores en períodos históricos más breves del siglo XX: entre 1950, la fecha propuesta por Hobsbawm, y nuestros días, la población viviendo en extrema pobreza pasó del 60,1% al 12,73%, la población analfabeta del 64,04% al 14,7%, la mortalidad en menores de 5 años del 18,5% (en 1960) al 4,39% y la población viviendo en democracia del 31,41% al 52,97%. Para entender mejor la magnitud de esos cambios hay que tener presente que entre las dos fechas la población mundial se duplicó, pasando de 3.680 millones de habitantes a 7.250 millones.
En el caso venezolano, en ausencia de series históricas de datos confiables y sistematizados, bastará recordar que la población total pasó de los 5 millones de 1950, 58% de la cual era rural, a los 32 millones de la actualidad, de los cuales más del 93% habita en áreas urbanas. Las cinco ciudades principales, encabezadas por una Caracas con cinco veces menos habitantes que en la actualidad, pasaron de concentrar el 23% de la población nacional en 1950 al 37% en el 2000.
Hoy el mundo urbano registra progresos en materia de crecimiento económico y calidad de vida de la población sin precedentes, pero también desigualdades que llaman a reflexión: un estudio reciente muestra cómo 40 mega regiones que concentran poco menos del 20% de la población mundial generan el 66% de la actividad económica pero además, lo que es todavía más llamativo, alojan el 83% de los científicos más citados y patentan el 86% de las innovaciones: monopolizan las palancas del progreso.
Si se cruza la tesis de Hobsbawm con los datos de Roser es posible concluir que hoy la humanidad se encuentra en una encrucijada decisiva, en la cual las ciudades, en particular las metrópolis, están jugando el rol fundamental y que es en ellas que se podrá dar respuesta a las desigualdades señaladas. Por eso todo gobierno responsable debería tener entre sus políticas públicas más importantes una dirigida a potenciar el desarrollo de los sistemas de ciudades, identificando el nicho en el cual, en el mundo globalizado de hoy, ellos pueden insertarse más exitosamente.
En el caso venezolano eso no está ocurriendo y, ante la ignorancia e indiferencia de las autoridades, las condiciones de vida y producción en nuestras ciudades retroceden hacia los niveles de 1950 y más atrás.
Los próximos años de este siglo serán decisivos para conjurar el retorno a la Edad Media, pero para ello es preciso que al frente de los mandos se coloque una nueva clase política no sólo honesta y competente, sino además con clara visión de las transformaciones, los riesgos y las oportunidades que se plantean en esta difícil y a la vez auspiciosa coyuntura de la humanidad.
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