Simón Bolívar y Tupac Katari, por Simón Boccanegra
El jueves pasado estuvo por estos pagos, de paso, Evo Morales. El discurso de Yo-El-Supremo, aunque breve, fue una de sus acostumbradas piezas bombásticas, con esa pesada retórica patriotera y grandilocuente. El de Evo, también breve, fue sencillo, solo para dar las gracias. Una sola vez mencionó a Bolívar, como padre de la patria, pero, detalle significativo, al lado de Tupac Katari, el gran inca rebelde. Eso me hizo recordar cuál fue la opinión de Bolívar sobre el pueblo boliviano, plasmada en la Constitución que para aquel país, que lleva su nombre, diseñó nuestro mantuano caraqueño. La Constitución bolivariana establecía derecho de voto solo para quienes supieran leer y escribir y tuvieran propiedades. Solamente estos eran considerados por Bolívar como «ciudadanos», los demás eran simplemente «nacionales». El punto es que para la época, los «ciudadanos» eran unos 70 mil y los «nacionales» un poco más de un millón. Ese «democrático» criterio permitió la entronización de la oligarquía criolla que durante quinientos años discriminó, explotó y humilló a los descendientes del Tahuantinsuyo – nombre del Imperio inca en el cual, por cierto, las tribus dominantes, la quechua sobre todo (antes de que llegaran los españoles) esclavizaban a las treinta y pico de etnias restantes. Se comprende, pues, por qué cuando el indio boliviano que es Evo apela a los nombres gloriosos del pasado, se cuida de colocar en el mismo plano a Bolívar con Tupac Katari.