Sospechoso lector
Quizá la mejor estrategia de ventas sea revelar lo que pasó con la primera edición de cinco mil ejemplares
En las librerías aún se consigue Estado delincuentes, de Marcos Tarre Briceño y Carlos Tablante, en su segunda edición de 10mil ejemplares. Quizá la mejor estrategia de ventas sea revelar lo que pasó con la primera edición de cinco mil ejemplares, aunque ni los autores ni la editorial lo haya hecho público.
El cuento es que aquella primera tirada fue comprada en su totalidad por un ávido lector que, supuestamente, quería evitar que su nombre -retratado como está en las páginas- saliera a la luz pública. Al parecer una persona bien relacionada al Gobierno se llevó todos los libros en un camión que los descargó en el Country y luego supuestamente se los llevó a una hacienda donde fueron quemados. Algo quisieron ocultar, pero no pudieron.
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