Terminator, por Teodoro Petkoff

¿Será el síndrome de enfant terrible , que persigue a este cincuentón, lo que lo hace actuar así? La proposición que acaba de hacer Chávez la semana pasada, en la reunión de Mercosur, en Ouro Preto, Brasil, de disolver simultáneamente aquel y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), para crear en lugar de ambas la Unión de Naciones de Sur América (Unasur), parece realizada sólo para llamar la atención. No bien admitieron a Venezuela como asociado, a su presidente no se le ocurrió otra cosa que proponer la desintegración de Mercosur. Es ese tipo de ultraísmo retórico, que suena bien, pero al cesar el eco que produce se percibe que el ruido provenía de un barril vacío.
La disolución de estas dos experiencias integracionistas —que con todo lo cojitrancas que andan, apuntan en el sentido correcto—, en nombre de una hipotética unión mayor, cuya implementación podría tomar otro medio siglo, sería poco menos que un disparate. La CAN tiene más de cuatro décadas y todavía está llena de fricciones.
Mercosur, con sus diez años, a cada rato parece a punto de naufragar por los desencuentros entre Brasilia y Buenos Aires. Matarlas ahora, para comenzar con un proyecto que no estaría exento de ninguna de las dificultades políticas y económicas que plagan a las que supuestamente sustituiría, sería poco menos que condenar a la irrisión los proyectos integracionistas.
Es obvio que un mercado común suramericano y la subsiguiente integración a la europea es la meta del esfuerzo integracionista, pero mucho más rápida y firmemente se la alcanzará continuando en el empeño de fortalecer y viabilizar lo que ya existe (Mercosur y CAN), que tanto trabajo ha costado, antes que liquidándolo, para volver a comenzar de cero. De hecho, en Europa fue a través de experiencias parciales, que arrancaron con la Comunidad del Hierro y el Acero entre Francia y Alemania, como se llegó, cincuenta años después, a la Unión Europea, con su poderosa moneda única y su mercado común, y con sus muy serias y operativas instituciones políticas y económicas, entre ellas el Banco Central europeo.
América Latina ha ido generando mecanismos de articulación política y económica (Grupo de Río, Mercado Común Centroamericano, Mercosur, CAN, Parlamento Andino, Parlamento Latinoamericano, amén de las Cumbres Iberoamericanas) que poco a poco, y no sin contradicciones, han afirmado el perfil de la región, para su mejor inserción en la aldea global y para hacer frente con mayor eficacia política y económica al reto que significa estar tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. Lo que propone Chávez, en este particular, parece que se lo hubiera sugerido el mismísimo George W. Bush. Para los gringos nada sería mejor que el conuco latinoamericano quede abierto al río del ALCA sin ningún contrapeso de esta parte. Operación “Caballo de Troya” podrían denominar la proposición de Chávez en el lenguaje cifrado de la CIA .