Territorio Esequibo, por Simón Boccanegra
A este asunto de Guyana debe dársele su exacta proporción. Primero que nada hay que advertir que entre ambos gobiernos no se ha firmado ningún acuerdo. Hasta ahora lo que se tiene es una declaración de Chávez, una especie de carta de intención verbal, a la cual la opinión pública guyanesa, no por casualidad, no tomó demasiado en serio, si nos atenemos a los editoriales de su prensa. No existe nada firmado y sellado. Y es de suponer que, como tantas otras veces, esto no pase del discurso, cuyas finalidades ocultas, por lo demás, apuntan mucho más a la coyuntura política nacional que a la verdadera búsqueda de soluciones para un asunto tan espinoso como el de nuestra reclamación sobre el Territorio Esequibo.
Lástima que sea así, porque hace rato que la controversia con nuestros vecinos orientales necesita de un nuevo enfoque, si es que se aspira a lograr una solución práctica y conveniente para ambas partes –que para serlo sólo puede ser pacífica. A esto estamos comprometidos ambos países al haber colocado el caso en manos de la ONU. Esto supone la búsqueda de soluciones que, sin renunciar a la reclamación, vayan más allá de un indefinido no lavar ni prestar la batea. ¿Está Chávez proponiendo seriamente un nuevo enfoque? Hay razones para dudarlo.