Tokio 2020, ¡sayonara!, por Leandro Area P.
Twitter: @leandroarea
En estos tiempos tremendos que tropezamos, bien viene algún respiro de sana emoción y de reencuentro espiritual con lo que hemos podido llegar a vencer y ser como humanos a través del esfuerzo individual y colectivo expresado a través del deporte.
Me refiero a la tan pasajera brisa de ilusión, que fue competitiva en el digno esfuerzo de tensión y alegrías, que nos ha dejado la vivencia de los Juegos Olímpicos de Tokio, que pudieron realizarse con éxito, asumiendo innumerables riesgos, contra todo pronóstico.
En cascada irrefrenable de imágenes y sentimientos hemos sido bombardeados por millones de instantes que nos han provocado atención, sorpresa y alegrías. Intensidades profundas que, dormidas en el fondo de nuestros corazones, frágiles y humanos más que nunca, no encuentran respiro en el tóxico mundo que nos rodea.
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Y los juegos, que eso son, han servido de estimulantes para romper con la rutina de nuestros desencantos; esa, la interminable rueda que se anula al dar vueltas sobre sí misma sin conseguir avanzar más allá de su propia e interminable sombra.
El deporte, el amor, el arte y la educación, constituyen cuatro dimensiones del ser y del hacer humano donde confluye la fuerza y el orgullo vital de la humanidad y su razón de ser fundamental.
Son ellas cuatro, entrelazadas, semilla fértil en calidad, cantidad y calidez sobre las cuales apoyarse para sembrar cualquier proyecto de sociedad futura que pretenda otorgar felicidad al mundo que construimos diariamente.
En esta nueva experiencia olímpica vivimos y sentimos el esfuerzo de superación del ser humano por ir más allá; por alcanzar metas, corregir errores, comprender límites, aceptar derrotas, vencer riesgos, reconocerse asimismo en sus posibilidades de maduración y florecimiento; participar junto con otros en la necesidad de expresarnos en cuerpo y alma. Porque para eso el hombre inventó el juego: para conocerse a sí mismo en el divino arte de compartir.
Lástima que duraran tan poco los Juegos Olímpicos de Tokio que, sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos nos dejaron ya golosos por los que vendrán. Arreglen las maletas: ¡nos vemos en París 2024!
Leandro Area Pereira es escritor, profesor y diplomático.
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