Totalitarismo y deporte, por Teodoro Petkoff
El concepto de «totalitarismo» se aplica con extrema facilidad, la mayor parte de las veces por ignorancia, a regímenes que son meramente dictatoriales o autoritarios, pero no totalitarios. Aunque todo régimen totalitario es dictatorial, no toda dictadura es totalitaria. La dictadura de Fidel Castro es totalitaria, en cambio, la de Pinochet no podía ser calificada de esa manera. El totalitarismo, concepto que se acuñó a partir del gobierno de Mussolini, en Italia, posteriormente definió tanto al régimen nazi de Adolfo Hitler como al comunista de la URSS y su imperio, así como al chino y al cubano. Su rasgo esencial es que el Estado y sus gobiernos controlan autocráticamente no sólo todos los poderes públicos, incluyendo la Fuerza Armada, sino que, además, imponen un control absoluto, tanto sobre la propiedad, como sobre lo ideológico, político y policial en TODA la sociedad, desde las actividades económicas hasta las de investigación científica, pasando por la cultura, el deporte, la educación, los medios de comunicación, las organizaciones civiles (sindicales, gremiales, ONG, etc.), etc.
Como dijera Mussolini: «Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado». Además, es un régimen de partido único, el que ejerce el poder. Como se ve, pues, el totalitarismo invade toda la vida privada. No así la dictadura monda y lironda. Gómez y Pérez Jiménez fueron dictadores pero sus gobiernos no fueron totalitarios. Desde luego, la forma extrema de totalitarismo fue la soviética y su sobrevivencia cubana. El modelo soviéticocubano estatizó hasta los quioscos de ventas de periódicos.
Chávez ha intentado avanzar, a su manera, por el camino totalitario, pero se puede decir que hasta ahora ha fracasado en toda la línea, excepción hecha del control que ejerce sobre los poderes públicos y sobre la FAN. Ha logrado un alto grado de hegemonía comunicacional pero no ha podido suprimir completamente las voces disidentes y en lo político no existe un monopolio de partido único. En lo cultural, el ministerio de Cultura es un melancólico reducto de algunos pocos intelectuales fieles al régimen, mientras florece, en todo los demás ámbitos, una amplia vida cultural a la cual el gobierno no ha logrado domar. A la educación, aunque la tiene cercada y hostigada, tampoco ha logrado transformarla en una herramienta de su poder y de su pretensión de crear un pensamiento único. No ha sido casual.
Pero Chávez insiste y ataca nuevamente por el flanco que considera más vulnerable: el del deporte. Piensa que muchos atletas se dejarían seducir por la innegablemente eficiente organización deportiva a la soviética y a la cubana y estarían dispuestos a aceptar la estatización del deporte si la recompensa pudieran ser triunfos deportivos similares, por lo menos, a los cubanos. De allí el proyecto de Ley del Deporte, dirigido a la estatización totalitaria de la actividad deportiva en Venezuela, como un paso más en el sentido de la estatización total de la vida venezolana. Este es su sentido político de fondo. Este no es un asunto que atañe sólo a lo deportistas. La MUD debe abordar este tema crucial cuanto antes. El Universal, en su sección deportiva ha venido haciendo una excelente disección de ese mamotreto, de extraordinaria utilidad para comprender sus alcances deportivos e intuir los político-sociales.