Trabajadores venezolanos conmemoran su día con el salario más bajo del mundo
La Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) sostiene que la conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional es una «iniciativa necesaria» para atender el caos en que se encuentra el país
Con un salario mínimo de dos dólares mensuales -el más bajo del mundo- que no sirve ni para comprar un almuerzo en la calle, y con sindicalistas perseguidos e incluso presos por exigir mejoras salariales y reivindicaciones laborales, la clase obrera venezolana no tiene nada que celebrar este Día Internacional del Trabajador.
A partir del 1° de mayo entra en vigencia el nuevo salario mínimo de 400.000 bolívares que Nicolás Maduro aprobó para «proteger» a los trabajadores en medio de la cuarentena por el coronavirus, que tiene a millones de venezolanos sin poder rebuscarse para subsistir en un país donde los precios de bienes y servicios se dispararon 124% en el primer trimestre del año. Un salario que hoy equivale a 2,2 dólares mensuales o 13 huevos. Diariamente son 0,07 dólares, muy por debajo del umbral de pobreza establecido por el Banco Mundial (1,90 dólares diarios).
Con esto, afirman las centrales sindicales CGT, Unete y Codesa, el «régimen hambreador» deja muy claro que «su estrategia política es profundizar la esclavización de la clase trabajadora», cuando el costo de la canasta alimentaria se remonta en 68 millones de bolívares, unos 340 dólares, de acuerdo con las proyecciones del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) para este mes de abril.
«La verdad no se puede ocultar, como son las condiciones generadas por este régimen genocida quien le ha impuesto al trabajador venezolano el hambre,la migración forzada, miseria, caos e incertidumbre; situación que nos ha llevado a salir a las calles a protestar por respuestas concretas para conseguir alimentos y poder llevarlos a nuestros hogares, y así poder mitigar nuestro hambre y el de nuestra familia», expresan las centrales sindicales en un comunicado emitido a propósito del 1º de mayo.
El aumento salarial de 250.000 a 400.000 bolívares es el segundo ajuste en lo que va de año y el trigésimo desde que Maduro llegó al poder en 2013, cuando el salario mínimo era de 85 dólares y alcanzaba para cubrir 41,2% de la canasta alimentaria. Hoy, con el kilo de harina de maíz precocida en 200.000 bolívares y el queso en 500.000 el kilo, solo sirve para comerse una arepa viuda, sin relleno.
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«En este primero de mayo el ingreso mínimo mensual (salario más bono) ronda los 4 dólares, de seguro el peor de todo el planeta, y la pensión incluso es menor y no alcanza a los jubilados ni para comprar las infaltables medicinas», expresa en un comunicado la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
«La gran cantidad de trabajadores por cuenta propia hoy se encuentran en un estado de mendicidad por la reducción abrupta de sus ingresos y los sectores más pobres en su desesperación amenazan con acciones explosivas por la hambruna que están pasando».
Un profundo retroceso
En los siete años de gestión, Maduro no solo se ha encargado de eliminar el salario, también los sindicatos, los contratos colectivos, la seguridad social, la formación profesional y el dialogo tripartito.
«Maduro ha significado un profundo retroceso para la clase trabajadora venezolana», afirma Froilán Barrios, coordinador nacional del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess). «Incluso el retroceso más intenso de cualquier época, ya que su gestión se ha enfilado a destruir las instituciones laborales que durante ocho décadas construyeron pacientemente los trabajadores».
«Luego de este apocalipsis laboral orientado al trabajo esclavo dependiente del Estado, no hay nada que celebrar, y todo por rescatar cuando se recupere la democracia en Venezuela», añade Barrios.
Sindicalistas denuncian que Maduro también se ha encargado de criminalizar la función sindical al reprimir, hostigar e incluso encarcelar a trabajadores y sindicalistas como castigo por «defender conquistas laborales y contractuales o por exigir condiciones seguras para trabajar», entre ellos Rubén González, condenado a 5 años y 9 meses de cárcel por un Tribunal Militar, quien el pasado 29 de abril cumplió 17 meses preso en La Pica.
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«Así como recordamos la prisión y el exilio de nuestro presidente Carlos Ortega y de otros directivos sindicales, hoy llamamos la atención sobre los casos del dirigente sindical Rubén González, secretario general de Sintraferrominera enjuiciado y condenado por tribunales militares, y del trabajador ferrominero Rodney Álvarez, preso por más de 8 años y acusado de un crimen que no cometió con base en un expediente amañado», señala la CTV.
«En este momento tan dramático y tan oscuro, no solo para los trabajadores sino para toda la sociedad venezolana, nuestro llamado es a unir esfuerzos para que lo más rápidamente posible cese esta tragedia, cuestión que requiere de un cambio de rumbo y un cambio de conductores del país».
Las propuestas
La CTV, CGT, Unete y Codesa insisten en que es «necesario» conformar un Gobierno de Emergencia Nacional, con representación de todos los sectores de la sociedad, incluyendo representantes del movimiento de trabajadores, para atender la crisis que atraviesa el país.
Las centrales sindicales también exigen la instalación de una mesa para el diálogo tripartito con trabajadores, empleadores y representantes no de Maduro sino del Gobierno de Emergencia Nacional; y la aprobación de una ayuda económica para todos los trabajadores del país, incluyendo jubilados, pensionados y discapacitados, «hasta tanto se restituya un salario digno ajustado a lo establecido en el artículo 91 de la Constitución y se activen todos los beneficios laborales y contractuales expropiados por el régimen».