Tratamiento anual para pacientes crónicos se valora en tres millones de bolívares
Ante las protestas de los pacientes en condición crónica, el IVSS instaló una comisión de enlace entre su personal y los pacientes de servicios oncológicos, nefrológicos y transplantados
La salud de los pacientes en condiciones crónicas se deteriora cada día más, pues la escasez que afecta al país también le ha tocado la puerta a los hospitales. Desde hace tres años unidades médicas como el Oncológico Padre Machado y el Instituto Oncológico Luis Emilio Razzetti, de Cotiza, no cuentan con reactivos, contrastes ni medicamentos necesarios para atender a los enfermos que allí acuden. Por esta razón sus pacientes decidieron salir a la calle la mañana de este viernes a exigir el respeto al derecho a una salud.
“Queremos vivir” fue la consigna gritada por Lucrecia Hernández frente al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), ubicado en Altagracia. A sus 53 años corre el riesgo de reincidir en cáncer de mama por no recibir la medicina que necesita. Hoy está viva “por la misericordia de Dios” y las atenciones que le han dado en la Razetti. Sin embargo, para mantener su cuerpo sano, Lucrecia requiere tomar diariamente y por cinco años una dosis de anastrozol. Su alto precio le ha impedido cumplir el tratamiento.
El anastrozol cuesta 246 mil bolívares en Badan. Mi familia era quien me había estado ayudando, pero ahorita como está la situación, ¿quién tiene 246 mil para comprar unas pastillas?”, expresó la señora Hernández, quien desde mayo no recibe tratamiento porque el remedio no ha llegado a la Farmacia de Alto Costo del IVSS
Al igual que Lucrecia, Sonsiré Rodríguez necesita leuprolide y tamoxifena para suprimir los estrógenos y evitar el cáncer mamario. “El problema es que donde lo consigues cuesta más de un sueldo mínimo, y para finalizar el tratamiento necesito 60 cajas, 1.800 pastillas para que no me vuelva a dar cáncer”, señaló Rodríguez.
Renales comprometidos
Los pacientes renales también viven un viacrucis para poder mantenerse relativamente estables. Ante la escasez han optado por traer las medicinas de afuera, pero hacerlo ya no es nada rentable.
Esperanza Lusinchi, esposa de un trasplantado de riñón, asegura que los inmunosupresores que necesita su familiar, micofenolato y escéptican, cuestan 40 dólares cada caja; lo que significa que cada mes necesita 1,3 millones de bolívares en su cuenta bancaria para traer el tratamiento que evita el rechazo del riñón donado por su hijo.
“Aquí no hay el medicamento que él necesita. Mensual hay que gastar 3 millones de bolívares. Imagínate que él recaiga porque no podemos dárselo. Cada mes son 180 pastillas. Antes nos las daban de los laboratorios que estaban aquí, ahora no sé de dónde vienen, que si de la India, de Perú. Desde hace tres meses no recibe el tratamiento», indicó Esperanza.
Hospitales en el olvido
Rosibel Torres, activista defensora de los derechos humanos, indicó que el hospital Razzetti, al igual que otras unidades oncológicas de Caracas, no está dotado ni de medicamentos para los pacientes ni insumos para que el personal trabaje. La señora Torres señaló que lo más sorprendente de la situación es que “siempre hay recursos para comprar armamentos, dotaciones bélicas, pero para los medicamentos no. La ayuda humanitaria tiene que ser de quimioterapias hacia abajo”.
Asimismo, Torres indicó que mientras familiares y pacientes protestaban en el IVSS, algunas autoridades de la institución y representante de la comunidad de pacientes estaban reunidos para llegar a un acuerdo. De hecho, horas después de la protesta, la organización informó a través de su cuenta de Twitter sobre la creación de una unidad de enlace entre ellos y los pacientes para suministrarle los medicamentos necesarios.
Según los pacientes, el hospital no tiene agua y al quirófano no le funciona el aire acondicionado. Áreas de atención para pacientes crónicos no tienen los equipos activos, la inoperatividad del tomógrafo es un ejemplo. De igual forma, las salas donde se realizan las quimioterapias están funcionando a medias, los enfermos aseguran que no son por los médicos, sino por la situación del hospital
“Pónganse las manos en el corazón. Hoy somos nosotros, pero mañana puede ser cualquiera de sus familiares. El Razetti atiende a todo el mundo de todos los estados de nuestro país, el que barre y limpia es gente humana, los doctores son los que nos dan la vida, con su medicina y con su voz de aliento, pero están trabajando con las manos”, expresó Lucrecia Hernández.
En otro hospital de Caracas, el Domingo Luciani, los pacientes denuncian que las máquinas de quimioterapia no funcionan, no por daños irreparables, sino por averías que podrían ser incluso resueltas por Corpoelec.
La señora Grecia Celis requiere de 5.000 dólares para poder iniciar su proceso de quimioterapia. Por no tenerlos decidió tocar la puerta en fundaciones y ONG, pero no obtuvo resultados satisfactorios. Resolvió acudir al Luciani con la esperanza de que allá pudieran atenderla, pero en todo este tiempo que lleva yendo al hospital la máquina no termina de funcionar.
“Estuve en una lista de espera. Me realizaron el marcaje y desde ahí para acá, la maquina no arranca. Nos dicen un sin fin de cosas, que es la luz, que es el agua y todos los días hay una excusa diferente, pero por información oficial sé que lo que tiene la máquina es algo irrisorio. Corpoelec puede ir el día de hoy y reparar la falla eléctrica, porque es lo que presenta. No podemos seguir esperando, nosotros los pacientes oncológicos tenemos un lapso de tiempo para poder cumplir un protocolo de tratamiento, si no lo cumplimos, se puede volver asomar la enfermedad. ”
#23Ago | #IVSS instaló comisión de enlace con pacientes de servicios oncológicos, nefrológicos y transplantados, afectados por el bloqueo económico promovido por el gobierno de los EEUU, para lograr optimizar la dotación de insumos y medicamentos #VacacionesEnPazYFelices pic.twitter.com/POiDTMN6Om
— IVSS (@ivssoficial) 23 de agosto de 2019