Un Chávez en la Casa Blanca, por Simón Boccanegra

En el acto del Teresa Carreño, ante la representación femenina de la revolución, de la cual Hugo fue presentado por una eufórica damisela como «el líder mundial» -lo cual debe haber hecho fruncir el ceño a la señora Vilma Espín, porque esa condición si es verdad que es un despropósito disputársela a su cuñadísimo, quien anciano y achacoso como está dijo recientemente que creía que ningún “líder joven” podía sustituirlo. El «líder mundial», ya portador de tamaña investidura, inmediatamente entró en trance y lanzó su primera gran línea estratégica. Nada menos que tomar el bastión del imperialismo. Anunció que «pronto habrá un presidente chavista en Estados Unidos». Este minicronista repitió varias veces el video para tratar de captar alguna inflexión de la voz, alguna picada de ojos que denotara que se trataba de una joda, de una mamadera de gallo del sucesor del Gran Timonel y del Padre de los Pueblos, para hacer reír a las amables señoras que lo vitoreaban, pero no: el hombre hablaba en serio. Los gringos tendrán pronto un clon del “líder mundial” en la Casa Blanca. Aprieten ese rabo contra el taburete. “Chávez viene. Y viene arrecho”. Esa es la consigna que Tarek debe escribir en las paredes, desde Nueva York hasta San Francisco.