Una de Eva y otra de Adán, por Teodoro Petkoff
Chávez hizo ayer dos designaciones. Una, la de María Urbaneja como ministra de Salud, con lo cual brinda reconocimiento a esta veterana sanitarista, que, irónicamente, había sido despedida sin explicaciones por el anterior ministro. Con ella, son cinco las mujeres en el gabinete. No es un detalle desdeñable, más allá de la mayor o menor idoneidad profesional de ellas, visto a la luz del proceso civilizatorio del país.
En cambio la otra, la de su hermano Adán, como secretario privado, no luce acertada. Fortalecer los rasgos nepóticos en su gobierno es un salto atrás en ese proceso civilizatorio. Recuerda demasiado a Gómez, con sus hermanos e hijos en posiciones de gobierno. Ya es suficiente con el padre como gobernador y con la familia adueñada de Barinas