Una escuela en Táchira pidió a padres reparar pupitres para que sus hijos reciban clases
Los padres y representantes en una escuela de Táchira manifestaron su descontento por tener ellos que reparar los pupitres, cuando consideran que es una labor que debe hacer el Estado. Una representante dijo que ella no dispone de los insumos para arreglarlo, por lo que tiene que ir a un carpintero para gastar al menos 31 dólares
La dirección de la escuela General José Félix Ribas, ubicada en el sector San Josecito del municipio Torbes en Táchira, envió una comunicación a los padres con el fin de que se lleven los pupitres que sus hijos usarán para recibir clases y lo devuelvan reparado y garantizar que estén en el aula.
“Por medio de la presente y como responsable de la educación de mi representado, me comprometo a partir de la presente fecha a colaborar con el arreglo de un pupitre, a llevarme el esqueleto del mismo y también devolviéndolo a la institución, ya que es un bien del Estado”, dice el comunicado.
De acuerdo con el testimonio de una representante recabado por El Pitazo, los padres están descontentos con la medida porque, a su juicio, el Estado y el Ministerio de Educación deben garantizar el mobiliario necesario que permita a los niños en cada plantel recibir clases y no a los papás.
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La mujer, que vende víveres desde su casa, explicó que no tienen los recursos económicos para comprar los insumos necesarios como madera, pintura y herramientas para reparar el pupitre, así como tampoco posee los conocimientos que le permitan hacerlo por sí misma; por lo que en ese sentido se ve obligada a acudir a un carpintero e invertir cerca de 31 dólares.
Dijo no saber qué pasará en la escuela si no hace la reparación del pupitre y teme que su hija sea rechazada o discriminada por no llevarlo. Incluso, cree que la menor pudiera ver clases sin dónde sentarse o trabajar. Por ahora, los niños reciben clases en la cancha mientras los representantes hacen la reparación exigida por la escuela.
Hace poco, una profesora en Táchira compró un galón de pintura con lo que le mandaron sus hijos en el exterior para intentar reparar ella misma mejorar los pupitres al no ver que en vacaciones se hicieran las reparaciones anunciadas por el Estado.
“Gasté 40.000 pesos en el galón. Yo tenía en mi casa todo lo demás. Como pude martillé unas sillas que estaban flojas, pinté las mesas que estaban rayadas y casi todas las sillas. No quedaron como nuevas, pero sí dignas para los niños. Ellos no tienen la culpa de nada”, contó la maestra, quien no dio su nombre por temor a represalias.
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El 20 de junio de 2022, el mandatario Nicolás Maduro anunció la creación de las Brigadas Comunitarias para la Salud y la Educación (Bricomiles), con el objetivo de recuperar la infraestructura de los planteles educativos y de salud del país, descuidadas desde hace años y, en el caso de los primeros, con nula atención desde la llegada de la pandemia por covid-19 en marzo de 2020.
Las actividades de reparación en los recintos educativos comenzaron en julio, pero para el inicio de clases, en octubre de 2022, la mayoría de las escuelas y liceos públicos del país seguía presentando fallas en su infraestructura: las Bricomiles solo fueron agua y pintura. Pero para enero de 2023 los trabajos eran pocos.