Una esponja, jabón y cloro: la solución de muchos contra la covid-19 ante falta de agua
Caraqueños iniciaron la semana santa arrastrando la pesada cruz de la falta de agua en medio de la cuarentena por la presencia del coronavirus. Para algunos las irregularidades en el suministro de agua y hasta la inexistencia del servicio es parte de la cotidianidad
A pocas horas de que el gobierno anunciara la activación de un plan complementario para el abastecimiento de agua en la Gran Caracas, que incluía camiones cisternas y tanques de almacenamientos, un corto pero intenso caceroleo se escuchó el sábado la noche, en diversas zonas de la capital, como señal de protesta ante el colapso de los servicios públicos, en medio de una cuarentena que exige a la población el cumplimiento de un conjunto de normas para prevenir el contagio y propagación de la pandemia, pero que difícilmente pueden ser cumplidas a cabalidad debido a la sostenida falta de agua.
Los usuarios de las redes sociales que reportan la falta del recurso vital y claman por la restitución el servicio develan la otra cara de la cuarentena. Residentes de La Florida, La Pastora, Caricuao, Las Acacias, El Paraíso, La Vega, Antímano, parroquia Santa Rosalía, La Candelaria, Propatria, Catia, San José de Cotiza, varias zonas del municipio Chacao, Petare, Parque Caiza, Valles del Tuy, entre otros, se ven seriamente afectados ante esta situación.
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En Petare, los habitantes de las partes altas no reciben el servicio. “Casi nunca colocan el agua y cuando lo hacen es por muy poquito tiempo y no da chance que suba hasta los sectores que están más arriba”, aseguraron algunos habitantes.
Antes de la cuarentena los vecinos que podían hacían una “vaca” para comprar una cisterna y con eso medio solucionaban la situación, pero desde las restricciones la mayoría no tiene con qué pagar. “Sin poder trabajar lo poco que se consigue es para la comida”, señaló uno de los afectados. Las barriadas que están situadas en la parte baja del Petare caminan hasta una toma de agua que proviene de la urbanización Macaracuay para poder llenar sus recipientes.
En el centro de Caracas las fallas del servicio son constantes. Aunque la falta de agua afecta a todos, los que viven en apartamentos suelen sortear la carencia a través del tanque de reserva que cada edificio tiene. Pero la historia es otra para las numerosas familias que viven en las diversas pensiones que abundan en el centro capitalino.
“Nosotros las únicas reservas de agua que tenemos son los tobos, las botellas de refresco y las pimpinas que llenamos todos los días en las tomas que más cercana tengamos”, dijo un hombre de 68 años de edad, que hacía la cola para recargar sus envases en la toma de agua que está situada frente a la antigua alcaldía de Caracas, en la parroquia San Juan.
Destacó que cada día y desde hace tres semanas camina 12 cuadras de ida y vuelta para poder llegar al referido lugar, que permanece lleno de gente tanto como ésta pueda perdurar en las calles.
Lo mismo ocurre con un hidrante que está situado en la avenida San Martín. Personas de todas partes de la ciudad, que tienen gasolina y pueden movilizarse hasta el sitio llegan para hacer largas filas y llenar sus recipientes.
Ingenio ante falta de agua
Para prolongar las reservas y poder cumplir con las normas para la contención del coronavirus, algunas familias recurren a la creatividad e ingenio. Se prioriza el lavado de manos para el miembro de la familia que estuvo fuera del hogar; los demás pueden optar por un recipiente con agua, jabón y cloro para lavarse las manos. Otros optan por trozos de gomaespuma o de telas que mantienen húmedas para limpiar algunas partes del cuerpo que hayan sido expuestas.
Sin embargo, estas soluciones poco convencionales y nacidas de la necesidad no son factibles para todos. Para las personas que conviven con adultos mayores la situación es caótica, pues muchas familias se ven muy limitados en cuanto a los cuidados que este grupo particularmente vulnerable debe tener en tiempos de cuarentena. La mayoría padece de diversas patologías que hacen imprescindible el uso del agua.
“Para nosotros es una burla y un recordatorio cínico de la falta de agua que padecemos los mensajes preventivos que se oyen desde los carros con parlantes del gobierno, en los que resaltan el lavado de manos constante y la higiene personal, como medida antivirus en una ciudad donde los servicios básicos no funcionan”, aseveraron algunos de los presentes, que esperan su turno para poder llenar las pimpinas con agua.