Una fiesta en Canaima confirma que no habrá invasión y la patria seguirá contenta

Llevamos ya dos semanas de alistamiento para las milicias, de mensajes de defensa de la patria y la soberanía, de ver a funcionarios públicos uniformados o cargando armas de guerra, de videos en televisión pública sobre entrenamiento en técnicas guerrilleras para «convertir a Venezuela en el Vietnam latinoamericano» si el insolente imperio yanqui se atreve a siquiera husmear en nuestro territorio.
Mientras tanto, en la familia del ministro de la Defensa Vladimir Padrino lópez se prepara una celebración de ensueño. La niña del ojo e papá se casa, y lo hará con un festejo de tres días en el Parque Nacional Canaima hasta finalmente atar el lazo el 4 de octubre próximo.
Así se lee en la invitación al festejo que publicó en X el ex subsecretario del Tesoro para el Financiamiento del Terrorismo de Estados Unidos, Marshall Billingslea. El exfuncionario sirvió en el puesto durante la primera administración de Donald Trump y el domingo 31 de agosto divulgó las imágenes afirmando que la fiesta supuestamente costará unos 300.000 dólares.
Pero la invitación revela otras cosas. Por ejemplo, que la gente llegará en vuelo el 2 de octubre para hacer excursiones –vuelos en helicóptero, Salto Ángel, etc–, que habrá una «beach party», una ceremonia pemona, y la ceremonia eclesiástica el día 4 antes del regreso a la capital.
Nosotros estamos alegres de que el amor se celebre así de esta manera, como si los demás no nos diéramos cuenta, especialmente porque esto confirma que el ministro de Defensa está clarísimo que al menos durante el siguiente mes no habrá ni invasión, ni intervención militar ni nada de esas cosas por las que nos estamos preparando árduamente en técnicas de guerrilla.
También nos alegra que la familia del novio Daniel Puglia haya dado espacio al perdón en sus corazones, luego de que el ahora cuñado de la hija del General en Jefe fuese detenido arbitrariamente en septiembre de 2016 y encarcelado en el Sebin durante casi dos meses por haber volado un dron para registrar el tamaño de una protesta opositora.
Esta boda es una celebración en toda regla, del amor, de que el novio tenga Zelle pare recibir regalos, de que el imperio estará igual de derrotado hoy como el 4 de octubre, de que hay tranquilidad en los altos mandos y de que ciertamente todos los propagandistas que han dicho que «ahora sí» pasará «algo» están vendiendo humo.
¡Celebremos esta boda y nuestra soberanía ratificada! ¡Salud!