Una nueva “experiencia” para los empleados, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
Casi dos años han pasado desde la declaración de la pandemia el 11 de marzo de 2020 y los lugares de trabajo no han dejado de experimentar momentos de agitación. Los esquemas tradicionales en cuanto a organización laboral, así como la naturaleza del mismo, se han ido desvaneciendo. Mientras algunas empresas están explorando modelos de trabajo híbridos, otras esperan un regreso completo a la oficina, lo que diferencia aún más las preocupaciones de los empleados y las expectativas de los empleadores.
Al respecto, un informe reciente del McKinsey Global Institute, publicado en la página web la consultora estratégica global, señala que –contrario a las expectativas de muchas compañía– el futuro laboral traerá más trabajo remoto, una aceleración del comercio electrónico y los pagos digitales y un despliegue continuo de la automatización y la inteligencia artificial.
Advierte, además, y es un punto que considero clave, que “habrá grandes transiciones en la fuerza laboral para millones de personas en todo el mundo, muchas de las cuales enfrentan una brecha de habilidades cada vez mayor y otros desafíos. Y debido a que cada vez más roles se están desglosando y son fluidos, el trabajo se definirá cada vez más en términos de habilidades”.
Pero mientras llegan esas grandes transiciones, no hay que perder de vista que los empleados llevan casi dos años viendo viviendo una sensación de interrupción en su rutina laboral. El estudio de McKinsey -con fecha de septiembre de 2021- muestra que, si bien la mayoría de los trabajadores se han sentido apoyadas por sus empresas durante la pandemia, muchos han tenido dificultades.
Es por ello que la firma sostiene que en esta “era de agitación” en el mundo laboral, las compañías que “crean experiencias auténticas y personalizadas fortalecen el propósito de los empleados, encienden la energía y elevan el rendimiento de toda la organización”. Al mismo tiempo, asevera que la crisis sanitaria ha abierto más la puerta a una variedad de cambios en el lugar de trabajo que llamó «el nuevo posible».
De acuerdo con ese enfoque, las compañías trabajan junto con su personal para crear “experiencias personalizadas, auténticas y motivadoras que fortalecen el desempeño individual, del equipo y de la empresa”.
Ahora, eso representa un gran desafío para los líderes, pues tienen que buscar los mecanismos para satisfacer todas las partes al tratar de rehacer la misión empresarial. Esto implica escuchar a los empleados e involucrarlos en lo que importa ahora y en el futuro y que ello vaya alineado con los objetivos de la compañía.
Desde que comenzó la pandemia, McKinsey asegura haber encuestado a casi 1.000 personas para evaluar sus puntos de vista sobre el trabajo y cómo ha cambiado. Esto le permite concluir que “los trabajadores están hambrientos de confianza, cohesión social y propósito”.
“También quieren sentir que sus contribuciones son reconocidas y que su equipo es verdaderamente colaborativo. Desean responsabilidades claras y oportunidades para aprender y crecer. Esperan que su sentido personal de propósito se alinee con el de su organización. Y quieren un entorno físico y digital apropiado que les brinde la flexibilidad para lograr ese difícil equilibrio entre el trabajo y la vida personal”, agrega la investigación.
Exigencias que las empresas tendrán que considerar si desean enfrentar ese éxodo de empleados –agotados y abrumados– que ya está siendo registrado. Los trabajadores están cuestionando qué significa el trabajo y pensando en cuáles son sus opciones.
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Ante ello, las compañías pueden ofrecer una “excelente experiencia de empleado”, como la denomina McKinsey, tomando en serio esas necesidades y sentimientos en un momento tan crucial para todos. No obstante, proporcionar esa “experiencia de primer nivel”, requiere una reorientación profunda del modelo tradicional.
Este cambio permite a las empresas brindarles a sus trabajadores “intervenciones personalizadas” que se enfocan en los momentos críticos para maximizar la satisfacción, el rendimiento y la productividad. Al hacerlo, las compañías -y aquí comparto lo planteado por McKinsey- “pueden volverse más inspiradoras, colaborativas y centradas en crear una experiencia que sea significativa y placentera”.
Es una vía para frenar el para nada deseado éxodo de empleados que están experimentado, sobre todo, Estados Unidos y algunos países de Europa.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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