Una oposición fracturada enfrenta reto de recuperar la confianza y motivar el voto
La oposición inicia el 2023 con tropiezos y un vendaval de acusaciones mutuas. El politólogo Ángel Álvarez asevera que los adversarios de Nicolás Maduro han vendido a los votantes el mito de una unidad que «nunca existió ni era posible». Por su parte, el director de la encuestadora Dephos, Félix Seijas Rodríguez, indica que la oposición no supo interpretar la victoria electoral de 2015. Para ambos, reconquistar la confianza es una tarea cuesta arriba que puede tomar «otra década o más»
La oposición venezolana inicia el 2023 con tropiezos. Zanjado el cierre del gobierno interino que durante cuatro años encabezó Juan Guaidó y electa una nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN) de 2015 impuesta por el G3 (Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo), los primeros días del año transcurren en medio de la diatriba, los enfrentamientos y la repartición de culpas ante el esquivo objetivo del cambio político.
El escenario es complejo cuando la Plataforma Unitaria, que aglutina a una docena de partidos de la oposición, espera celebrar las elecciones primarias para escoger a su abanderado y el camino hacia las presidenciales de 2024 ya está abonado desde el gobierno de Nicolás Maduro.
En ese contexto, los retos y el dilema opositor no son pocos y aunque en política la dinámica es fluctuante, a la fecha la fragmentación de este sector de los adversarios de Maduro y las fisuras de la unidad podrían golpear los esfuerzos democráticos de los que tanto se ufanan sus dirigentes.
«La eliminación del interinato de Guaidó es, en primer lugar, el reconocimiento del fracaso de la estrategia de Voluntad Popular (VP) de poner presión popular, militar e internacional para forzar un cambio de gobierno. La estrategia fracasó desde 2019. Así que su cambio es tardío y por ello muy ineficaz, pero plenamente justificado desde hace mucho tiempo», enfatiza el politólogo Ángel Álvarez, cuyas investigaciones se centran en la teoría democrática y la política como lucha de poder.
Al mismo tiempo, Álvarez expresa que la eliminación del interinato conlleva el reconocimiento de la fractura definitiva entre la oposición electoral y la insurreccional.
En entrevista para TalCual, el investigador puntualiza que ambas facciones opositoras conviven desde hace décadas, lo que explica, a su juicio, la inconsistencia de sus acciones desde 2002.
«Era hora de que se separaran y aún está por verse si tal separación es real y definitiva», añade.
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Al mismo tiempo, Ángel Álvarez indica que la oposición que negocia con Maduro está forzada a reconocerlo.
Sobre el quiebre en las vías de oposición para enfrentar a la revolución, el director de Delphos, Félix Seijas Rodríguez, señala que la participación en las elecciones regionales de 2021 marcó el final de la estrategia de presión y todo se volcó en un ambiente electoral.
En esos comicios, la oposición ganó varias alcaldías y las gobernaciones de Cojedes (Alberto Galíndez), Nueva Esparta (Morel Rodríguez); y Zulia (Manuel Rosales) y la de Barinas —cuyos resultados fueron anulados en noviembre y en enero de 2022 ganó Sergio Garrido postulado por la mayoría de los partidos opositores.
«De hecho, el mismo Guaidó es precandidato para las primarias. El tema electoral ya venía siendo protagonista», acota.
Seijas Rodríguez refiere que el fin del interinato ya venía gestándose y recuerda que, en diciembre de 2021, no se consolidó porque no hubo los votos necesarios, pero el proceso de desgaste siguió su curso.
En ese momento, Julio Borges, comisionado de Asuntos Internacionales de Primero Justicia y entonces comisionado de Política Exterior del interinato, advirtió que ese gobierno no daba «para más». El dirigente llamó a una reagrupación de la oposición y reconstruir un foco cuyo fin sea la salida de Maduro.
Fallas de interpretación
Al ser consultado por TalCual, el director de Delphos indica que la oposición no supo interpretar la victoria de 2015 que le permitió a conquistar la mayoría de la Asamblea Nacional con mayoría calificada de dos tercios.
«Hasta el 2015 esa estrategia unitaria funcionó, agarrada como fuera, pero funcionó. Ante la opinión pública se transmitía esa imagen de unidad y todos coincidían en el discurso, aunque tenían sus diferencias», afirma Félix Seijas Rodríguez, basado en sus estudios demoscópicos.
Destaca que luego el escenario cambia y hay una mala interpretación de la oposición en relación con que la porción de votos obtenidas era capitalizable por una sola facción política, por una persona.
Puntualiza que hay que hacer foco sobre el daño que se produjo a la posibilidad de consolidar una estructura que gane legitimidad ante la gente.
Indica que la instancia llamada a esta tarea es la Plataforma Unitaria Democrática en sustitución de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), sin embargo se ha hecho cuesta arriba.
«La MUD tuvo legitimidad ante la gente y eso hizo que todo el que estuviera por fuera quedaba disminuido. Eso se desdibuja poco a poco y la oposición queda sin un referente, la Plataforma Unitaria debería ser el nuevo referente, pero eso no se decreta, es algo que se tiene que dar», dice el director de Delphos.
Señala que los enfrentamientos actuales entre los dirigentes de la oposición ponen piedras en su camino, «sobre todo por el vendaval verbal que hay, descalificaciones, insultos».
En ese sentido, Seijas Rodríguez resalta que, por un lado, ante la oponión pública se sigue sembrando la duda y el desaliento, en tanto crece la difultad de la consolidación de la Plataforma Unitaria, cuyo secretario ejecutivo es Omar Barboza (UNT).
Enfatiza, por otra parte, que para que la coalición opositora se fortalezca deben darse acercamientos, conversaciones y acuerdos. No obstante, señala que las heridas dificultan este objetivo.
«Es necesario que esos micrófonos se apaguen, que ese vendaval, esa tormenta de insultos y de descalificaciones cesen y empiecen los operadores políticos a conversar y ponerse de acuerdo. Mientras eso no ocurra todo lo demás se hace cuesta arriba. Centrar el debate en quién es el candidato es importante, pero más importante es la estructura, sin una estructura un candidato nada hace».
En camino a las primarias
El 11 de enero, en entrevista con TalCual, Juan Guaidó dijo: «No me gustaría que la próxima víctima de los mismos tres partidos o líderes de esos tres partidos que han tomado decisiones los últimos 20 años por todos los venezolanos, y algunos por 30 años por cierto, sea la posibilidad de la unión de todos que es a través de la primaria».
Hasta ahora, el exjefe del interinato no ha anunciado su presentación como candidato ante la elección opositora, pero tampoco la descarta.
«El G3 está atado de manos porque, ni jurídicamente ni políticamente, puede impedir que Guaidó participe y, ganando o no, haga mucho ruido con el tema de su victimismo y convierta a las primarias en la preparación de nuevos intentos de rebelión en las calles», advierte el politólogo Ángel Álvarez.
De acuerdo con el investigador, la oposición acusa recibo de sus acciones internacionales desde el 2019 hasta el 2022.
«Se separan de Leopoldo López y VP tarde porque, desde 2010, la oposición venezolana ha vendido a los votantes el mito de una unidad que nunca existió ni era posible, salvo en su expresión más pragmática de una coalición electoral indisciplinada y extremadamente heterogénea», subraya.
En opinión de Álvarez, es importante que los opositores están reconociendo la fragmentación.
Cree que al G3 «no les queda otra que intentar derrotar a Guaidó para después participar en elecciones muy poco libres, tratando de convencer al electorado de que no hubo fraude contra Guaidó ni habrá fraude por parte de Maduro. No está nada fácil esa tarea, pero cualquier otra es más difícil».
El panorama para las primarias no luce despejado. El director de Delphos, Félix Seijas Rodríguez, señala que la crisis tras la salida del interinato y los enfrentamientos opositores afecta estos comicios que prepara, en una senda no exenta de dificultades, la Comisión Nacional de Primaria (CP) presidida por el abogado Jesús María Casal.
«Lo primero es que, para que esas primarias sean exitosas, tiene que haber confianza en la gente y en la estructura que la está proponiendo y toda la situación actual resta. Y lo segundo es que para que ese proceso ocurra los principales actores tienen que estar de acuerdo», señala.
Enfatiza que el proceso de las primarias viene accidentado porque, al principio, hay que ponerse de acuerdo. «Pero dentro del G4 hay posiciones que claramente prefieren acuerdos que primarias», añade.
El 12 de enero, en medio de sus señalamientos sobre que Maduro tiene «infiltrada» la Mesa de Negociación y Diálogo, Leopoldo López afirmó que los dirigentes Henrique Capriles y Manuel Rosales no quieren que haya primarias.
El director de Delphos refiere que, hasta diciembre de 2022, lo que se podía medir, e incluso ahorita, es el potencial de las primarias ante la gente.
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«Estamos hablando de cerca de 40% del padrón electoral que decía que participaría, que termine por hacerlo es otro tema. Ese potencial que termina manifestándose depende de que cómo se definan las reglas de juego y quiénes participen en el proceso», puntualiza.
En ese escenario, Ángel Álvarez no ve posible recobrar la confianza en el voto ni en la oposición.
«Es una situación muy parecida a la que ocurrió en 2004 tras el referéndum en el que acusaron de fraude al gobierno y se lanzaron, de nuevo, por las protestas de calles y no participaron en 2005. Les tomó más de 10 años recuperar la credibilidad como liderazgo y la confianza en el voto», explica.
Para el politólogo, la situación actual es peor.
«Probablemente, la recomposición de la oposición y su capacidad de promover elecciones tome otra década o más. Ojalá me equivoque, pero, en las actuales circunstancias, no veo posible que en el corto plazo, 2024, la oposición electoral se convierta en una amenaza política para la continuidad de Maduro y mucho menos la insurreccional», esboza.
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