Una premeditada política de odio, por Rafael Henrique Iribarren Baralt
Muy poco antes de la elección que llevaría a Trump a la presidencia realicé un escrito llamado “Una gravísima amenaza mundial”, el cual no pudo ser publicado donde yo quería porque era muy extenso.
Debido a los últimos acontecimientos acaecidos en EEUU he decido publicar por partes ese escrito inicial, con la esperanza de que mostrando mis razonamientos de entonces, con la información de entonces, el lector pueda darle más crédito a mis palabras al constatarlas con la triste realidad actual.
Lo que de seguidas expongo es el segundo extracto del escrito original.
América First
Veamos las raíces históricas del slogan «América First» de la campaña de Trump, lo cual es muy importante para estar conscientes de las emociones que la evocación del mismo activa en las psiquis del pueblo norteamericano:
En el año de 1.936 un comité bipartito del senado de EEUU determinó que la razón principal por la cual EEUU había peleado la primera guerra mundial fue la de satisfacer el deseo de lucro de los fabricantes de armas. Esto sin duda fue determinante en el enorme rechazo de la sociedad norteamericana a la incursión de los EEUU en la segunda guerra mundial. En 1.940 se formó un movimiento llamado “América First» (que se traduce “América Primero”) que abogaba por la no intervención de EEUU en la segunda guerra mundial. Este movimiento en un principio recibió mucho apoyo de los estudiantes, y en las manifestaciones se leían pancartas como “Scholarships, not batleships» (que significa: Becas, no barcos de guerra). Con el devenir del tiempo al movimiento se le fueron incorporando diversas personalidades que aprovechaban el movimiento como plataforma para expresar sus ideas. A la sazón en EEUU había un fuerte antisemitismo. Muchos eran los que consideraban que EEUU deseaba entrar a la guerra impelida por los judíos, e incluso se llegó a correr la idea dentro de la población de que Franklin Delano Roosevelt era secretamente judío.
Una de las personalidades que se incorporó al movimiento fue Charles Lindbergh, quien en un famoso discurso, efectuado el 11 de Septiembre de 1.941, dijo que los judíos eran una raza (expresión nazi) rica, influyente, que había tomado el control de la prensa, que había infiltrado el gobierno, y que estaba empujando a los EEUU a la guerra.
En ese discurso también los amenazó al decirles que la tolerancia hacia los judíos en Norteamérica descansaba sobre bases muy frágiles. El diario “San Francisco Chronicle” (Crónica de San Francisco) se refirió al discurso de Lindbergh en estos términos: “La voz era la voz de Lindbergh, las palabras eran las palabras de Hitler“. Tras este discurso muchos fueron los que se afiliaron al movimiento.
El movimiento “América First “si bien no llegó a impedir acciones tendientes a ayudar a los aliados, como por ejemplo los convoyes, sí logró, con base a su enorme popularidad, frenar la entrada de EEUU a la guerra, hasta que sucedió el ataque japonés a Pearl Harbour. Tras este ataque el movimiento ya carecía de sentido y se disolvió. Este movimiento que en un principio simplemente abogaba para que EEUU no entrara a la guerra quedaría en la mente de la colectividad definido por los discursos de sus últimos y más célebres integrantes, entre los que se destaca el de Lindbergh. De modo que este movimiento con el devenir del tiempo se convertiría, básicamente, en sinónimo de aislacionismo y xenofobia.
Trump está intentando volver a poner en escena, como si de una obra de teatro gigante se tratara, aunque con nuevos actores, las circunstancias políticas que rodearon al movimiento “América First “, en el momento en que este movimiento gozaba de una gran popularidad, a efectos de sacarle provecho político a las emociones que le son consustanciales”. (Este proceso de re-ambientación es en esencia como a volver a escuchar una canción, o visitar un lugar propio de nuestra infancia, lo cual desata emociones propias de la época).
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Esta nueva puesta en escena de ese drama histórico la comenzó de manera notoria en el año 2.011 cuando racistamente puso en duda la nacionalidad de Obama. Duda esta cuyo equivalente histórico es la duda que tenían muchos acerca de la religión, y en consecuencia de la lealtad, de Franklin Delano Roosevelt. La duda que sembró Trump acerca de la nacionalidad de Obama la regaría el mismo Trump sistemáticamente con mentirosas e intrigantes declaraciones, como por ejemplo cuando decía algo así: “ Es sorprendente lo que el equipo de investigación está descubriendo en Hawai (equipo este que él financió y cuyo supuesto propósito era investigar acerca de la nacionalidad de Obama)…. Ya les comentaré”.
A la hora de evaluar la duda que maquiavélicamente Trump ha arrojado sobre Obama, es ilustrativo un comentario de Trump, el cual en esencia fue algo así: “Obama o no sabe lo que está haciendo en el medio oriente, o sabe muy bien lo que está haciendo “, cuestionando así su lealtad.
Trump en su discurso dice que EEUU está siendo usado por el mundo, y que los demás países deberían pagar su parte en la lucha contra el terrorismo. Este sentimiento tiene su paralelismo en los años treinta, época en la cual gran parte de la población de EEUU sentía que había sido usada en la primera guerra mundial, y que estaba siendo empujada a la segunda. De modo que Trump al hacerle sentir a la población de EEUU que está siendo usada por el mundo, está haciendo que re-emerjan del inconsciente colectivo los sentimientos xenofóbicos de los años treinta, y que se condensan en el slogan “América First. Una imperfección de esta puesta en escena por parte de Trump fue la de haber apoyado la guerra contra Irak. Por esta razón, a pesar de la existencia de la grabación de la declaración, se ha empeñado en suavizarla, y en decir lo contrario, a saber: que estaba en contra de la guerra contra Irak.