Uribe puso out a Ego Chávez, por Simón Boccanegra

Lo de la mediación de Ego Chávez en Colombia no podía terminar de otra manera. También Uribe perdió la paciencia ante las impertinencias de nuestro Presidente. La llamada telefónica al comandante del Ejército colombiano fue ya el colmo. Su psicopático afán de protagonismo, su compulsión maniática a robar cámara, transformó lo que tenía que ser una gestión intensa, sí, pero discreta y prudente, en un show permanente. Este minicronista, desde el primer momento, deseó éxito a la intervención del Presidente en ese vidrioso asunto. Razones de orden humanitario prevalecían, por encima de cualquier otra consideración, para apostar a que todo saliera bien y las víctimas de esa práctica inhumana que es el secuestro pudieran recuperar su libertad. Sin embargo, nadie habría imaginado que la irresponsabilidad de Ego Chávez pudiera alcanzar tales extremos y sacrificara en el altar de su maniática obsesión mediática la posibilidad de contribuir a que en Colombia se diera un paso positivo en el acuerdo humanitario. Presentarse donde Sarkozy sin nada fue otra muestra de su carencia de sentido de las proporciones. Nada le costaba posponer ese toque hasta que tuviera algo concreto, pero no iba a pelar el boche, en una Europa donde ya no le quedan interlocutores, de retratarse con el Presidente francés. Lo que menos le ha importado en todo esto es la suerte de los secuestrados. Lo suyo fue siempre la pantalla.