¡Vaya estupidez!, por Teodoro Petkoff
Si el Presidente entendiera plenamente la magnitud del problema de la ETA para los españoles no habría dicho que el tema ETAFARC es «una estupidez». Quiso salirse de la suerte, ante un tema que le resulta tan incómodo, pero lo hizo de modo tan torpe que tratando de minimizar la importancia del asunto lo que hizo fue magnificarla.
Para los españoles, ETA es más que una banda terrorista que reclama independencia para el País Vasco a punta de asesinatos y bombazos. Aunque ya eso sería más que suficiente para que la mera sensibilidad humana moviera a Chacumbele a tratar con respeto a la justicia ibérica.
Tampoco parece entender Chacumbele lo que significa para un país vivir durante décadas con la espada de Damocles de atentados terroristas ciegos y alevosos y en qué medida eso afecta la propia salud psíquica de quienes tienen que hacer frente a tal calamidad. Pero, lo más importante y que, definitivamente, Chacumbele no entiende, y por eso desbarra tanto, es que España es el único país de Europa en cuyo territorio opera una banda terrorista.
Para los españoles eso es como un estigma, una suerte de rémora, casi un signo de atraso, que los hace sentir desubicados ante los demás miembros de la Unión Europea.
Por otro lado, así como aquí somos solidarios con el gobierno, con la justicia y con el pueblo español, por los padecimientos que causa ETA, esperamos que las autoridades de la península entiendan que el tema de las FARC, mutatis mutandi, es igualmente sensible para nosotros, tanto por ellas mismas como por las circunstancias políticas que vivimos aquí. La banda colombiana ha asesinado cualquier cantidad de soldados venezolanos.
Es incontable el número de venezolanos que ha sido secuestrado por las FARC y miles más son obligados a pagar «vacunas». Las muertes inocentes, a este lado de la frontera, se cuentan por decenas.
Lo grave es que, en el mejor de los casos, el gobierno se hace el pendejo y eso nos importa muchísimo. Puede estar seguro Zapatero de que a los venezolanos nos complacería encontrar en el gobierno español la misma comprensión y solidaridad ante las circunstancias que vivimos por acá, y que no son sólo atinentes a ETA-FARC sino a nuestra situación política en general, que para un socialista no pueden ser ajenas.
Podemos suponer que las vidas de los españoles que han sido acribillados por las balas de ETA importan más que los negocios de España en Venezuela y nada nos sería más gratificante que escuchar del señor Zapatero una firme declaración de rechazo categórico al vulgar chantaje de Chávez, cuando amenaza con arremeter contra las inversiones y negocios de empresas españolas en nuestro país si la justicia española no se olvida del asunto.
El señor Zapatero no sólo debe esperar respeto del gobierno de nuestro país; también debe ganarse el del pueblo venezolano y el de los españoles que viven aquí.