Venezolanos estrellas Michelin, por Miro Popić
Twitter: @miropopiceditor
Ricardo Chanetón pasará a la historia como el primer chef-propietario venezolano de un restaurante que recibe una estrella Michelin. Esto ocurrió en Hong Kong a fines del mes de enero con su famoso MONO @monohkg. Las redes se dispararon con la noticia al enterarse de que un cocinero venezolano puede hacer su trabajo al más alto nivel en las antípodas. También por una desafortunada intervención diciendo que esa estrella era para el restaurante y no para el cocinero, como si la superficie, decoración y equipamiento fueran más importantes que las personas que hacen posible la magia de los fogones.
No he probado la cocina actual de Ricardo Chanetón en su MONO, pero conozco de su trabajo, veo lo que hace, escucho comentarios, investigo su trayectoria y tengo la mejor impresión de él. Merecido reconocimiento. Estoy seguro de que seguirá avanzando y creciendo hasta construir una galaxia de reconocimientos.
No es el único venezolano cercano a las estrellas Michelin. Otro que entró en ellas en el último año está en Madrid, en el restaurante Deesa del hotel Mandarín Oriental, donde el chef Quique Dacosta sumó una estrella más a su ya laureada carrera en diciembre del 2021. Dacosta es tal vez el más vanguardista de los chefs españoles del momento y en esta nueva experiencia cuenta con el apoyo de un sommelier venezolano quien se encargó de montar la cava que cuenta con más de 500 de las mejores etiquetas.
Por si no lo conocen, es Gustavo García @gustavosommelier uno de los primeros jóvenes salidos de la Academia Venezolana de Sommeliers. Esta estrella no se la dieron a Gustavo sino al restaurante, pero la comida va en armonía con el vino y el vino es actor fundamental en la experiencia de comer bien. Luego, creo que el trabajo de Gustavo también se incluye en el reconocimiento de la famosa guía.
¿Qué tienen en común Gustavo García y Ricardo Chanetón? Ambos comparten su paso por el restaurante Le Gourmet del Hotel Tamanaco, donde aprendieron el rigor y respeto por la profesión que hoy los distingue, su primer encuentro con la excelencia.
Otros venezolanos cercanos a las estrellas Michelin que podemos nombrar son Gonzalo Álvarez, del Ogasawara de Tokyo, en 2016, con una estrella. Alfredo Peña, sous chef de Pakta, restaurante Nikkei de Barcelona, una estrella. La talentosa Angélica Locantore, chef pastelera en el laureado restaurante El Celler de Can Roca, tres estrellas y otros premios más.
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Alto, de Carlos García, entre los primeros 50 de Latinoamérica, Mérito, de Lima, de dos chefs venezolanos, Juan Luis Martínez y José Luis Saime, en el puesto 37 entre los 50 mejores de la región. Seven Reason, de Enrique Limardo, mejor restaurante de la capital de Estados Unidos. Lima-London, de Londres, del venezolano Gabriel González, una estrella en 2013. María Fernanda Di Giacobbe, galardonada en el 2016 con el prestigioso Basque Culinary World Prize. Y con ella, varios otros que han merecido reconocimiento en concursos regionales y locales, en programas de televisión, en ferias internacionales de publicaciones, y un largo etcétera que aumenta regularmente.
Si a eso le sumamos los éxitos empresariales y comerciales de emprendedores que han creado empresas valiosas en los mercados, podemos decir que la cocina venezolana a nivel mundial goza de buena salud.
Para mí, sin desmerecer a ninguno de los aquí nombrados y muchos otros que se nos olvidan, tan merecedores de estrellas como ellos, son los miles de venezolanos que sobreviven y viven haciendo país dentro de nuestras fronteras ejerciendo el oficio de la cocina y la alimentación. Héroes de toga y sartén. Mi aplauso agradecido.
Miro Popić es cocinólogo. Escritor de vinos y gastronomía.