Venezolanos que se van del país, por Jesús Silva R.
Autor: Jesús Silva R. | @Jeus_Silva_R
No todo es “fun and games” (diversión y juegos) para el que se va de Venezuela y empieza su vida desde cero en otro país.
Aunque la patria no vive su mejor momento económico, son muchos los compatriotas que se han regresado a nuestra tierra luego de probar suerte en EUUU, países latinoamericanos, España, entre otros, y fracasar desastrosamente al no poder sobrevivir en esas naciones extranjeras, sea por razones culturales, psicológicas o económicas.
Abundan casos de gente creyendo que ganar dólares lo resuelve todo, pero realmente eso sólo funciona si vives en Venezuela y pagas tus cuentas en bolívares; ya que, si ganas dólares, pero también pagas en dólares como residente extranjero, tu ingreso se convierte en sal y agua.
Por eso hay compatriotas que se han ido al exterior y se regresaron a los seis meses o un año para Venezuela siendo más pobres de lo que ya eran porque se gastaron la plata de la venta de su propia casa y del carro que tenían.
Advierto que estoy contra el imperialismo (doctrina política) pero no contra el noble pueblo de los Estados Unidos de América.
Por eso tengo muchos amigos en el «imperio», en su mayoría pertenecen al pueblo de a pie, de allí que hoy comparto mi conversación de tiempo atrás (en inglés con subtítulos en español) con Joe Gale, un joven estadounidense quien me habló de las dificultades que sufre la clase trabajadora en EEUU.
Ahora bien, más allá de la propaganda ideológica que pretende desacreditar a Venezuela como Estado fallido donde la mayoría de la población está huyendo, hay que aclarar la realidad de los inmigrantes en el mundo.
Los latinoamericanos, y sobre todo los venezolanos, hemos sido generosos al acoger a extranjeros que abandonan su territorio, muchas veces huyendo de escenarios donde su vida ha estado en peligro, por ejemplo, Europa, con dos guerras mundiales, género que millones de españoles, italianos, portugueses, entre otros, dejaran su tierra para establecerse en América.
Desde Asia, los chinos, principales pobladores del globo terráqueo, también han encabezado un éxodo importante hacia Latinoamérica, y millones de japoneses se han aglomerado en Brasil. Paralelamente, como víctimas del sionismo, gente de Siria, Líbano, Palestina y otros países árabes, también se ha mudado a nuestro suelo.
En lo que respecta a inmigrantes latinoamericanos, decenas de millones de mexicanos han penetrado a EEUU y en la actualidad el Presidente Donald Trump hace trámites para construir un controversial muro para negarles acceso.
En circunstancias todavía más dramáticas, cerca de seis millones de colombianos se han refugiado en Venezuela huyendo del terrorismo de Estado y gobiernos forajidos que por 60 años han golpeado a ese país. Asimismo, buscando mayor calidad de vida, ecuatorianos, peruanos, entre otros suramericanos también han emigrado.
Sirvan estos antecedentes para dejar claro que, a lo largo de la historia, millones de personas han tomado la respetable decisión de migrar por infinitas razones que no deben ser manipuladas por aparatos de propaganda para desacreditar a pueblos enteros.
Son condenables las campañas mediáticas que ocultan la diáspora o fuga masiva en algunos países en crisis, al mismo tiempo que abultan cifras en otros países que viven etapas menos graves. No hay cifras oficiales de cuántos venezolanos se han ido del país desde que Maduro es Presidente, pero ciertamente no somos líderes en emigración, ni siquiera en Suramérica.
Frente a estadísticas no verificadas que abundan por ahí, la propuesta es: resaltemos la solidaridad de Venezuela como histórica pionera en el recibimiento de millones de inmigrantes y rechacemos la xenofobia contra venezolanos o cualquier otro ciudadano que decida probar suerte en otro país.