Vergüenza, por Teodoro Petkoff
Ayer fue un día de vergüenza nacional, no sólo por el aniversario que se conmemoraba sino más aún por la manera como se hizo. Vergüenza para la República, vergüenza para su gente, vergüenza para la Fuerza Armada Nacional. Ver a ésta desfilando ante las gigantescas fotos de nuestro remedo vernáculo de Kim Il Sung y de su hijo, de Stalin, de Mao, de Mussolini y de Hitler, producía verdadero dolor de bolas. El famoso “socialismo del siglo XXI” es esto: la imagen del Jefe Máximo por doquiera, para que el pueblo no olvide nunca que aquí manda uno solo; el desaforado culto a su persona, cual si fuera un ícono religioso; la configuración de una cultura del poder basada en la vomitiva adulancia a Yo El Supremo y en el temor que este inspira y que paraliza a todo su entorno. Nadie en el círculo del poder se atreve a señalarle el ridículo inmenso que significan esas fotos y esos pendones, la colosal manipulación de la fe popular, la negación absoluta de todo ideal de justicia y libertad. Aquí todos somos iguales pero nadie hay más igual que El, El Emperador. Por este camino pronto la suya sustituirá la efigie de Bolívar en las monedas y los billetes.