Vientos de fronda en el PSUV, por Simón Boccanegra
El camarada Aristóbulo Istúriz ha soltado una conclusión sobre las actividades de los dirigentes del PSUV que debe haberle dejado un regusto amargo a Chacumbele, si es que se enteró de ella. Dijo el susodicho que «el pueblo debe estar más activo que cuando el Comandante está». En otras palabras, el país funcionaría si el pueblo lo hace funcionar. Hay un tufillo sacrílego en la frase.
Si el Comandante no está no pasa nada, «el pueblo» se encargaría de echar el país adelante; de allí se desprende un pregunta de cajón: ¿entonces pa’ qué necesitamos al Comandante? Más aún, Aristóbulo señala que «el partido está más desplegado que nunca en la calle porque queremos que Él sienta que debe cumplirlo» (el reposo).
O sea, quédate en Cuba tranquilo que aquí estamos nosotros velando por tu poder. Entre esto y las hipótesis de Wilmar Castro (elecciones con Chávez debilitado, elecciones sin Chávez y suspensión de las elecciones), todo indica que en el PSUV soplan vientos de fronda, como decían los franceses del siglo XIX cuando olían que venían alzamientos populares. Lo que, en dos platos, está en discusión es algo en lo que jamás pensaron ni creyeron posible: chavismo sin Chávez.
Lo de Aristóbulo es silbar en la oscuridad para espantar el miedo. Lo de Wilmar es una tentativa de llamar al realismo. Lo cierto es que no hay que buscarle cinco patas al gato. La Constitución provee las cosas que habría que hacer en caso de que el país confronte alguno de los temas que discuten en el PSUV.
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