Intentan la «muerte civil» de Teodoro Petkoff
Autor: Xabier Coscojuela
«El juez Aris La Rosa Álvarez declaró la muerte civil de Teodoro Petkoff al declararlo, sin proceso legal, incapaz o entredicho. Su capacidad jurídica como ser humano quedó limitada a lo que apruebe su tutor provisionalmente designado. Esto es lo que los romanos llamaban la muerte civil de sus ciudadanos», afirmó categóricamente Humberto Mendoza D’ Paola, abogado defensor del editor director de este medio.
La decisión fue tomada entre gallos y medianoche, después de que el referido juez realizara una visita a Petkoff en su residencia acompañado de médicos y siquiatras forenses además de guardias nacionales fuertemente armados- a finales del mes de agosto, sin notificar a los abogados de la defensa. «La decisión sobre las competencias civiles de Petkoff solo la puede tomar un juez con competencia en lo civil y La Rosa no lo es», precisa Mendoza, para quien La Rosa se excede en sus competencias por lo que la decisiones «están viciadas de abuso de autoridad y extralimitación de funciones».
El referido juez, también decidió que Mendoza D’ Paola cesaba como abogado defensor de Petkoff, pues había sido sobreseído de las dos causas incoadas contra éste por Diosdado Cabello, por razones de la salud del editor director de este medio.
Sobre la base de esa decisión, Mendoza señala que «los exámenes de los dos médicos y de la psicóloga se limitaron a entrevistar a Petkoff, revisar los informes de sus médicos privados y observar, a simple vista, exámenes de imágenes complejas como TAG, RMG, escaneos cardiovasculares. La presión sobre los forenses fue tal, que ni siquiera les permitieron que recibieran de la esposa de Petkoff, los informes y exámenes médicos para leerlos al menos con los instrumentos apropiados».
Los referidos médicos consignaron un informe, el pasado 5 de septiembre, en el cual concluyen que Teodoro Petkoffr padece de «»demencia vascular sin especificación», y que su condición física no era apta para afrontar un proceso penal sometido a medidas, como lo había venido soportando desde febrero de 2014″, precisa Mendoza.
Para la defensa todo el proceso seguido contra Petkoff y los directivos de este medio Manuel Puyana, Juan Antonio Golia y Francisco Layrisse está plagado de irregularidades. En esta ocasión la visita al domicilio de su defendido no fue solicitada por nadie ni notificada a la defensa.
Se hizo en pleno período de vacaciones judiciales, el expediente se mantuvo bajo llave pero «los abogados de Diosdado Cabello se presentaron al tribunal (cerrado para el resto de los mortales) y previa solicitud de habilitación, solicitaron el sobreseimiento de la causa», rememora Mendoza.
Después de una serie de diligencias ante el tribunal para obtener copia de todas las actuaciones del juez La Rosa fueron solicitadas por la defensa, las mismas fueron negadas, pero «el verdugo preparó con sus patrones la gran respuesta. En primer lugar no dar copia de las actuacioens alegando que estaban bajo el secreto médico. En segundo lugar que por haberse tomado la decisión como base para el sobreseimiento de la causa la presunta demencia vascular sin especificación, al no poder discernir Petkoff, sus defensores perdieron la cualidad de tales y que mientras se tramite el proceso de interdicción, la cónyugue de Petkoff pasaba a ser su tutora».
A Mendoza este tipo de decisiones le recuerda lo que ocurría en la Unión Soviética, en los países bajo su órbita o en la Cuba fidelista, cuando los disidentes perdían todos sus derechos políticos y civiles por decisión de un juez al servicio del poder.
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