800 horas mensuales o cinismo revolucionario, por Bernardino Herrera León
Sin rectificación ni enmienda, el inefable ministro de Comunicación habló hace unos días en cadena nacional, no para agregar más información a las recién estrenadas medidas económicas, sino para ofrecer cálculos y comparaciones contables.
Afirmaba, con el ejemplo de una pizzería, que un trabajador venezolano estaba siendo sobre-explotado en extremo, por el perverso sector privado. Para demostrarlo comparaba sueldo y precio de un trabajador, en una pizzería en Venezuela, con el precio (no mencionó sueldos) de una pizza en Nueva York, Estados Unidos.
La galimatía socialista del ministro habría pasado como una perorata más de la vieja argumentación del credo marxista. Pero no. El señor Jorge Rodríguez sorprendió a todos al fundamentar sus cálculos comparativos sobre la base de 800 horas mensuales de trabajo, a razón de 8 horas diarias de lunes a viernes. Claro que no sacaremos las cuentas aquí, porque no es el punto, sino analizar la intención de esa falsedad.
*Lea también: Shock hiperinflacionario, por Marino González
La manera en que dijo lo que dijo, apoyado incluso con láminas impresas de Power Point, dejó a todos con la duda. Lo primero, una pregunta: ¿Este señor sabe lo que está diciendo? Mucha gente cree que el señor Rodríguez no sabe lo que dijo, dada la fama de incompetentes que se han granjeado los funcionarios del chavismo, desde el fallecido Hugo Chávez hacia abajo en la escala.
En efecto, los errores de Chávez, eran absurdos monumentales, la mayor de los cuales nunca reconoció. El mundo fue tomando ese estilo de decir disparates de vez en cuando como una singularidad folklórica del caudillo. Se las reían. Nadie de su partido le hizo reclamo alguno. Sus colaboradores más cercanos jamás le convencieron de tener cuidado con los disparates. Uno de los más absurdos fue afirmar que sí hubo vida en Marte, pero que el capitalismo se había encargado de exterminarla. Un conocido programa humorístico de televisión norteamericana tomó este dislate para hacer chistes. Sin duda, los disparates con los que Hugo Chávez ametrallaba en sus cadenas lo hicieron famoso sí, pero como un caudillo alocado y alegórico, al costo del respeto y credibilidad que necesita su alta investidura para generar confianza. De tantos disparates nuestro anterior presidente se hizo tristemente célebre humorista, de los que pagan para que le rían sus chistes.
En cambio, creo que el señor Rodríguez sí sabe, y muy bien, que lo que está diciendo es disparate mayúsculo. De sus muchas alocuciones puede observarse un patrón de premeditado cinismo. Rodríguez se está burlando de los venezolanos. Y peor, lo disfruta con tétrica psicopatía
El régimen chavista sabe que lo que sigue es la fase de la masificación de la pobreza más extrema. Ya la había, por debajo de cuya línea la padecen más de 10 millones de venezolanos. Pero esta cifra aumentará exponencialmente en los próximos días. De golpe, o como suelen decir los economistas, de “shock”.
Por esta razón, el régimen chavista necesita aturdir, confundir y generar pánico. La incertidumbre es su mejor aliado. Es lo único que explica el por qué el ministro Rodríguez muestra tanto descaro cuando miente o inventa algún disparate.
Nos está enviando un mensaje muy claro: venezolanos, nosotros tenemos el poder absoluto, así que hacemos y decimos lo que nos venga en gana. Si afirmamos que el mes laboral tiene 800 horas, es porque las tiene. Y punto.
A la política comunicacional del régimen, pues, no le basta con no informar, ocultar o falsificar datos. No le basta con engañar. Pasa ahora a la fase de aturdir intensamente, mediante la burla abierta como la de Rodríguez, o provocando el pánico, con rumores sobre las remesas, el falso salario anunciado que echarán para atrás, el aumento de la gasolina que no viene, el sin carnet de la patria no comes. Y otras tantas.
Juraba que la política represiva de Fidel Castro no podía ser superada cuando internaban a los opositores y disidentes en manicomios en vez de cárceles. Nunca habría pensado que el “cinismo revolucionario” del chavismo llegara a extremos de intentar convertir la cárcel pesadilla en que han convertido el país en una especie de manicomio.