A las consultas pediátricas de VIH en Venezuela las sostiene la ayuda humanitaria

Entrevistas con tres infectólogos pediatras (una de la capital del país y dos de Bolívar, el estado más grande de Venezuela) evidencian las dificultades que han debido enfrentar los niños con VIH en los últimos cinco años de emergencia humanitaria. En medio de la falta de inversión del Estado para la prevención y el tratamiento del VIH, a la población pediátrica que debe vivir con el virus la auxilian, hasta donde se pueda, la ayuda humanitaria y el empeño de personal sanitario mal remunerado
En medio de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa Venezuela, el principal reto para los niños que viven con VIH no es el suministro de medicinas antirretrovirales -aunque bien lo fue durante años-, sino la falta de control de exámenes de laboratorio de carga viral, pruebas virológicas para niños menores de 18 meses, CD4 y test de resistencia, por falta de equipos médicos en las 14 consultas pediátricas que existen en el país, y la centralización de las pruebas en un laboratorio ubicado en Caracas que la mayoría de las veces no tiene reactivos.
En este escenario, a las consultas pediátricas de VIH infantil las sostienen el empeño de los infectólogos pediatras, el apoyo de las ONG, el suministro de insumos del Programa de VIH de ONU Sida y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Una encuesta realizada durante 2020 por la infectóloga pediatra Tatiana Drummond, médico del Hospital Universitario de Caracas, que publicó en el encuentro Infectología al alcance de un click, reveló que 71% de los pediatras de las consultas de VIH no pueden hacer exámenes de laboratorio a sus pacientes, y 93% no pudo hacerles la prueba de carga viral a los niños inscritos en la consulta en el segundo semestre de 2020.
El examen de carga viral es una de las pruebas más importantes para las personas que viven con el virus porque permite tener información acerca de cómo están respondiendo al tratamiento, y cuántas copias del virus tienen en la sangre.
Ni en la consulta pediátrica de VIH en el Hospital J.M. de los Ríos, en Caracas, ni en ningún centro del interior del país pueden realizarse estas pruebas de rutina, sino cuando hay reactivos en el único laboratorio público capaz de procesarlas de todo el país: el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr). Así lo señala la expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología e infectóloga pediatra de ese hospital, María Graciela López.
En el interior del país, el acceso a estas pruebas es más crítico. En el estado Bolívar, al sur de Venezuela, hay solo dos consultas pediátricas de VIH: en el ambulatorio Las Manoas de Ciudad Guayana, y en el Hospital del Tórax en Ciudad Bolívar. En la entidad sureña hay solo tres infectólogos pediatras.
La consulta pediátrica de VIH en el Hospital del Tórax es una de las consultas que cuenta con exámenes de carga viral a partir de enero de 2021, luego de haber pasado más de dos años sin esa opción. Todo gracias a la cooperación de OPS.
«Con que uno le haga eso al niño cada seis meses es suficiente si está bien controlado, y eso se hace regularmente y nos lo envían por correo a partir de este año. En años anteriores esto fue un problema. Que ahora lo tengamos ha sido producto de mucho esfuerzo y colaboración de OPS y ONU Sida», explicó Ana María Santos, infectóloga pediatra de este hospital.
En Ciudad Guayana, una de las urbes más pobladas del estado, el panorama es distinto. Después de más de tres años sin ofrecer estos exámenes en la única consulta de VIH en la ciudad, entre febrero y abril de 2021 hubo una jornada de carga viral. Para julio, los resultados aún no habían llegado.
El infectólogo pediatra de esa consulta y miembro de la Sociedad Venezolana de Infectología, Marcos Hurtado, resaltó que la falla no solo está en estos exámenes de control sino también en la escasez de Bactron, un antibiótico utilizado para la prevención de enfermedades oportunistas en niños menores de dos años.
Sin CD4 desde 2015
Aparte de los exámenes de carga viral, niños y adultos continúan sin poder contar con exámenes de CD4 en el sector público de la salud desde el año 2015. «Esa es una falla importante del control de los niños, antes podíamos hacer ese examen en el hospital de Ciudad Bolívar, pero ya no se hace porque hay déficit de equipos, pese a que tenemos personal capacitado», dijo Santos.
Las pruebas de CD4 o recuento de linfocitos permiten medir las defensas del organismo y determinar qué tan expuesto está a enfermedades oportunistas. En el sector privado de la salud, tanto la carga viral como las pruebas de CD4 cuestan entre 80 y 120 dólares y solo están disponibles en algunos laboratorios del país.
La encuesta pública de la doctora Drummond reveló que para 2020, de esos 3.900 niños que viven con VIH en Venezuela, apenas 895 pueden acudir constantemente a las consultas. En estados del sur, como Bolívar, hay mayor abandono de la consulta: un promedio de 77 niños dejó de asistir durante el segundo semestre de 2020 y 29% de quienes dejaron de ir, lo hicieron por problemas económicos.
Otra prueba fundamental con la que los pacientes pediátricos —y adultos— no cuentan, desde hace al menos ocho años, son los test de resistencia.
Esta es una prueba que se aplica para identificar fallas en el tratamiento antirretroviral. Es decir, el test se hace a personas cuando existe la sospecha de que el tratamiento que está recibiendo no funciona, lo que causa que la carga viral aumenta, en lugar de disminuir.
«La prueba indica si el virus mutó, y la posibilidad de que sea resistente al esquema de tratamiento actual de la persona con VIH porque mide la capacidad de acción del tratamiento antirretroviral. Es un estudio más específico y más costoso, que se hacía solo en el Inhrr. No se hace ni siquiera en consultas privadas», explicó Hurtado.
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