Rivero: En Central ASI solicitamos «indicador de corrupción» para discutir salario mínimo
Según estudios de la situación económica nacional que incluyen análisis sobre la industria petrolera, los ingresos del Estado, el gasto público y la inflación, la Central de Trabajadores ASI propone un salario mínimo de $200 mensuales, con lo que una familia con dos integrantes empleados podría costear la mayor parte de la Canasta Alimentaria que el Cendas estima en torno a los $450. Hay avances prácticamente nulos en el cumplimiento del convenio 87, relativo a la libertad sindical
A finales de abril de 2022 se instaló formalmente el foro de diálogo social en Venezuela, una instancia que reunió por primera vez en más de 20 años a Estado, empleadores privados y centrales sindicales bajo la supervisión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A escasas semanas de que cumpla un año de funcionamiento, los avances no han sido los esperados.
El objetivo del foro de diálogo social es tomar decisiones en conjunto para enmendar los problemas que conducen al incumplimiento de los convenios 26 (sobre un mecanismo para la fijación del salario mínimo), 47 (relativo a la libertad sindical) y 144 (relacionado con el diálogo tripartito) que Venezuela ratificó ante la OIT pero no cumple, con un énfasis especial en el aspecto salarial, uno de los principales dramas de la economía venezolana.
En el transcurso de estos últimos 12 meses, el diálogo tripartito ha estado acompañado por una ola de protestas antigubernamentales protagonizadas por los trabajadores, que exigen un aumento salarial de inmediato tras ver cómo la remuneración mensual cayó de unos insuficientes 40 dólares mensuales a unos insignificantes $5,3 debido a la devaluación de los 130 bolívares y los adicionales Bs 45 que paga el Gobierno por concepto de salario mínimo y cesta ticket.
Tres sesiones de diálogo supervisadas por la OIT se han llevado a cabo en este período sin que se tomen medidas concretas, pero en el último encuentro, celebrado en enero pasado, se acordó la instalación de mesas técnicas destinadas a discutir un mecanismo para la fijación del salario mínimo, que va a contemplar indicadores económicos para garantizar una fórmula que permita determinar un monto que se actualice con el paso del tiempo. La fecha tope para la implementación de este método es el 30 de abril, justo antes del Día del Trabajador que se celebra el 1° de mayo, día en el que tradicionalmente se anuncian incrementos salariales.
En el marco de esta discusión y ante las expectativas de millones de trabajadores por conocer su nuevo ajuste, TalCual conversó con José Vicente Rivero, secretario general de la Central de la Alianza Sindical Independiente (ASI) de Venezuela, una de las organizaciones que participan en el foro de diálogo social.
El sindicalista confirmó que la prioridad de las partes que hacen vida en el diálogo es determinar el ajuste salarial y garantiza que se han estudiado los indicadores y aspectos técnicos necesarios para sustentar un aumento del salario mínimo que ronde los $200 mensuales, además de que confía en que durante las próximas semanas se acelere el proceso, no solo relativo al salario, sino a los demás convenios violados por la administración de Nicolás Maduro.
—¿Cómo va el proceso de foro de diálogo social de cara a la próxima visita de la OIT?
—Uno de los puntos principales del Foro de Diálogo Social es que en la última reunión se concluyó un acuerdo tripartito donde empleadores del sector privado, el Gobierno y las centrales sindicales acordamos crear una instancia técnica para preparar lo concerniente al convenio 26 que trata sobre la consulta para la fijación del salario mínimo.
En Venezuela no se hacía un sistema tripartito desde 1997. Finalizando febrero se instala esta instancia y ya hemos tenido reuniones preparatorias. La próxima reunión es el 27 de marzo, donde vamos a empezar a discutir los diferentes indicadores sociales y económicos referidos al cálculo de una propuesta salarial en Venezuela.
ASI Venezuela tiene el Cendas (Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores) desde hace cuatro décadas como fuente de información primaria. El Cendas nos indica que la canasta básica redondea los $450.
Si en un grupo familiar, dos son trabajadores, solicitamos entonces que el salario mínimo de arranque sea de $200 porque si tenemos dos trabajadores podemos cubrir las necesidades básicas y reducir la brecha de 5 a 450 dólares.
Con ello debe iniciar un proceso de análisis y debate de fijación de un salario mínimo de manera cuatrimestral. Cada tres meses después de este anuncio —que esperamos se haga el 1° de mayo—, la instancia técnica empieza a desarrollar para una propuesta salarial al cuarto mes y que el aumento sea progresivo de acuerdo a la inflación, al PIB (Producto Interno Bruto), al ingreso de la nación y al gasto público.
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—¿Ven posible que este sea el salario mínimo? ¿Hay dinero para sostener un aumento a $200?
—Hemos estudiado los ingresos de la nación, el ingreso per cápita petrolero, el ingreso en materia impositiva, el gasto público; tenemos cifras no oficiales y oficiales que nos han permitido estudiar esto. No son números al azar.
Ciertos compañeros dicen que el salario mínimo tiene que ser $1.000 pero hay que aterrizar, ser realistas. Venezuela está prácticamente en quiebra, 80% del aparato productivo del sector privado está destruido, el sector público absorbió empresas que ahora están cerradas, una Corporación Venezolana de Guayana que no produce, una Pdvsa que llega escasamente a 700.000 barriles diarios; estas son aristas que debemos analizar para un salario y esos son los estudios que realizamos. Por eso responsablemente consideramos que el Estado y el sector privado tienen la capacidad para pagar.
—¿Qué hay sobre las condiciones del sector privado para pagar este monto?
—El sector privado paga entre $25 y $50 semanales, pero no es un salario, es una suerte de bonificación. Cuando se termina la relación laboral, lo primero que ves es que liquidan en base a Bs 130, los aguinaldos, vacaciones y aportes al seguro social son en función de esos Bs 130.
Ellos no están cerrados al aumento, comprenden la situación laboral del país y ellos también necesitan darle un beneficio a los trabajadores para tener mayor rendimiento en su producción.
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—Algunos sindicalistas denuncian que el Gobierno y las empresas se han aliado para perjudicar a los trabajadores ¿Cómo ha sido el entendimiento con el sector privado en estas mesas técnicas?
—En 2020 se realizó un manifiesto bipartito entre Fedecámaras y las cuatro centrales sindicales principales del país. Tuvo como finalidad hacer ver que Fedecámaras tenía conciencia sobre la situación salarial de los trabajadores. Allí se acordó un plan de emergencia nacional, que fue elaborado para recuperar el poder adquisitivo.
La empresa aprendió que si el trabajador no gana suficiente, no tiene incentivos para trabajar. Bajan los servicios, la comercialización, la producción y la atención al cliente. Aparte, si no hay dinero, no hay consumo y sin eso no incrementa la producción. Todo es una cadena.
Eso nos llevó a establecer un canal de comunicación acertado. No es que Fedecámaras le haga el juego al Gobierno, o viceversa; lo que sucede es que hay momentos de protesta y otros de diálogo. En este momento, Venezuela pasa por un proceso de transformación y es momento para el diálogo.
—Pese al diálogo, continúa la protesta en la calle ¿Las movilizaciones de los trabajadores han tenido algún impacto?
—No hemos abandonado las calles desde el mundo del trabajo. Las organizaciones sindicales estamos en la calle porque es necesario hacer la presión al Gobierno y a los empleadores para que entiendan que es necesario aumentar el salario urgentemente a los trabajadores.
—Tras el escándalo de corrupción que se destapó en el seno del Gobierno, parece haber incrementado el malestar del sector laboral ¿Eso también podría influir en el diálogo?
—Está muy de boga el tema de los $3.000 millones, pero en 2014 se descubrió la pérdida de $75.000 millones. Uno de los indicadores que hemos solicitado en las mesas técnicas es el de la corrupción.
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Podemos hablar de que ingresa mucho dinero, pero también tenemos que hablar de lo que significa la corrupción en Venezuela. Tenemos el Metro de Guarenas, el ferrocarril centro-occidental de Los Llanos, la venta de crudo en altamar con efectivo; son muchos indicadores. Por eso la importancia de la protesta.
La protesta indica el estado de salud de la sociedad, que está grave. Hay hambre, hay desesperación, no hay un ambiente laboral sano. Esto nos lleva a la necesidad de que se decrete una ley de emergencia laboral para atender la situación. De allí la importancia de la protesta, que sí ha tenido efecto.
El mismo Gobierno, a través del Ministerio del Trabajo, nos ha solicitado parar las protestas cuando toman alguna medida. No, las protestas van a continuar hasta que tengamos soluciones definitivas. Estamos en el diálogo y tenemos las protestas como un punto de presión necesario para hacernos escuchar.
—Pese a la presión de las protestas, el foro de diálogo social inició ya hace prácticamente un año y vemos pocos avances ¿Hay expectativa de que mejore esto?
—La buena nueva es que la OIT aprobó tener en Venezuela un experto permanente. Esto va a implicar cumplimiento de los acuerdos.
Los acuerdos que se están realizando en los foros de diálogo social de abril y septiembre de 2022 y enero de 2023 han tenido muy pocos avances. La OIT necesita poner más presión. Por eso, el Consejo de Administración aprobó de manera unánime el envío de un funcionario de manera permanente a Venezuela.
Esto va a permitir a todos los actores sociales del país en materia laboral tener una instancia a la cual acudir fuera de la parte administrativa, judicial y política.
—¿Podríamos esperar que se aceleren los acuerdos del diálogo con la llegada de este funcionario de la OIT?
—Exactamente. Tanto así, que el próximo 27 de marzo es la reunión de la instancia técnica en la instancia salarial y aseguro que dará mayores resultados porque se sabe que va a venir la OIT.
Considero que 2023 va a ser un año de transformación y cambio para los trabajadores. Lo más importante es que el Gobierno aprobó y estuvo de acuerdo con la presencia del funcionario de la OIT. No había aceptado eso en 17 años de lucha. Es decir, hay cambios positivos.
—Hemos hablado sobre el mecanismo para fijar el salario mínimo que contempla el convenio 26 de la OIT ¿Qué ocurre con los convenios 87 y 144 que también son una deuda del Gobierno? ¿Hay avances?
—En el convenio 87, sobre libertad sindical, estamos raspados. No existen convenciones colectivas del trabajo, la Central ASI tiene una convención colectiva pendiente de discutir con la Asamblea Nacional, pero por razones políticas no se ha dado. Lo más grave son las detenciones de trabajadores y sindicalistas, como Gabriel Blanco de Central ASI, detenido por mensajes de Whatsapp ¿Dónde queda el principio de inocencia y el libre ejercicio de la libertad sindical?
También hay denuncias de persecución, hostigamiento, uso de fuerzas de seguridad contra organizaciones sindicales, ausencia del reconocimiento de la libertad sindical en juntas directivas y comités ejecutivos de sindicatos. Estamos muy mal.
La presencia del funcionario de la OIT no solo es para evaluar el convenio 26, sino también el 87 y el 144 que trata sobre diálogo social tripartito. Además, seguramente recibirá denuncias de un convenio muy maltratado, el 111 sobre el derecho a la no discriminación por razones políticas o ideológicas en el mundo del trabajo. Son cosas que se analizarán y que permitirán que Venezuela entre en el camino correcto.
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—En cuanto al convenio 144, se ha criticado que no siempre la comunicación implica a las tres partes ¿El proceso que ocurre en Venezuela es realmente tripartito?
—Sí. El mayor representante de los empleadores es Fedecámaras y el segundo Fedeindustria, ambos están allí. A nivel de trabajadores están la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST), la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la Confederación General del Trabajo (CGT) y Central ASI. Están por fuera la Central Sindical Unete y la Confederación de Sindicatos Autónomos (Codesa) porque decidieron no continuar en el diálogo al no ver avances, por eso se cree que no es tripartito, pero tenemos la mayoría de centrales representativas en el país.
Con el Gobierno, está la vicepresidencia ejecutiva y el Ministerio del Trabajo, a través del ministro Francisco Torrealba. Es decir, sí tenemos un diálogo tripartito, aunque es cierto que los avances se han dado muy suaves para la emergencia que tenemos.
—El contexto internacional también es muy importante ¿Cómo están evaluando este proceso organizaciones sindicales, gobiernos y organismos multilaterales?
—La Confederación Sindical Internacional está apoyando al diálogo venezolano. Se encuentra presente con nosotros el sindicalista Antonio Marx en una jornada de formación en materia de organización sindical para brindarnos herramientas para actuar en el diálogo.
La Confederación Sindical de las Américas nos apoya. Han sacado resoluciones de protesta por la precariedad salarial, nos han apoyado para los derechos de palabra en la OIT.
No más de 11 enviados especiales ha habido en los 103 años de existencia de la OIT. Uno de ellos va a Venezuela. Eso habla de la importancia del apoyo internacional. Compañeros de Francia, Holanda, España y Colombia nos han apoyado muchísimo.
La Central ASI ha buscado mucho apoyo para visibilizar lo que sucede en Venezuela. Al momento de hacerlo se han dado cuenta de que Venezuela no es un paraíso y que es necesario virar la mirada hacia Venezuela.