Con tibios argumentos cíclicos concluyó el «caluroso» debate recomendado por Maduro
Lo que había sido promocionado por el chavismo como una explosiva discusión entre dos polos radicalmente opuestos resultó ser un debate con tibios intercambios entre Iris Varela y Javier Bertucci
Este jueves 26 de noviembre cerró el tercer «debate parlamentario» entre candidatos a la Asamblea Nacional partidarios del oficialismo y su contraparte perteneciente a la oposición minoritaria. En esta ocasión, la contienda enfrentó a Cilia Flores de Maduro e Iris Varela como representantes del Gran Polo Patriótico (GPP) ante Javier Bertucci, presidente de El Cambio; y José Bernabé Gutiérrez, representante de Acción Democrática (AD) tras ser intervenida por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El evento fue transmitido a través de la señal de Globovisión y moderado por los periodistas Kiko Bautista y Juan Carlos Rozo. Aunque el discurso y la promoción sobre el debate daba a entender que sería en vivo, en realidad se grabó la noche anterior y se le dieron concesiones al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para que incluso eligiera a los candidatos que participarían.
Había sido promocionado por el mandatario Nicolás Maduro como un «caluroso debate» desde el día anterior y giró en torno a argumentos ya empleados por el chavismo a lo largo de su campaña electoral: despotricar el trabajo de la gestión del Parlamento actual y prometer la solución a todos los problemas supuestamente creados por Juan Guaidó, Julio Borges, Leopoldo López y Henry Ramos Allup.
Las diferencias ideológicas se presentaron de manera tenue y apenas hubo confrontación entre los polos opuestos, que acabaron por coincidir a grandes rasgos en temas como la imparcialidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), la validez de las elecciones y la inconformidad con la oposición mayoritaria que ganó las elecciones parlamentarias pasadas y que en esta ocasión decidió no participar.
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Cilia Flores
La primera candidata en ser presentada fue la esposa de Nicolás Maduro y una de las piezas principales del chavismo de cara a la contienda electoral, centró su postura a lo largo del debate en argumentar que todos los problemas actuales del país son consecuencia de una gestión «inexistente» de la Asamblea Nacional en los últimos cinco años.
«La Asamblea Nacional no ha tenido ninguna gestión. Llegaron fue a sabotear, a promover la violencia que dañó al pueblo. Fue un total fracaso y los valoramos como unos fracasados», asestó nada más al empezar el debate.
Conforme Kiko Bautista y Juan Carlos Rozo elaboraban preguntas, los cortos discursos de la denominada «primera combatiente» seguían apuntando hacia la política de sanciones promovida por la oposición venezolana. En este sentido, acusó a Guaidó y sus aliados de «robar» Citgo, Monómeros, oro de las reservas venezolanas e incluso el dinero aportado por organizaciones internacionales para palear la crisis migratoria venezolana, fondos que son administrados directamente por las agencias involucradas pero que, según Flores, llega a los bolsillos de la oposición.
Además, con una misma dialéctica que la empleada por el candidato chavista Jorge Rogríguez en el primer debate televisado, Flores señaló a sus dos contendientes de oposición, Bertucci y Gutiérrez, por «utilizar las sanciones para buscar votos», pues a su juicio, hablar de los problemas del país es aprovecharse de las medidas de Estados Unidos, ya que «son las causantes de los problemas».
Sin ahondar en propuestas o estrategias concretas, la dirigente oficialista prometió mejorar la situación de Venezuela apoyando las decisiones de Nicolás Maduro desde el parlamento, y profundizando algunas medidas empleadas por el Gobierno actual, especialmente las referentes al poder comunal y al plan vuelta a la patria.
Flores está convencida de que las soluciones llegarán una vez que las sanciones dejen de «interferir con el trabajo de Maduro». De hecho, aseguró que Venezuela contaba con el salario más alto de toda Latinoamérica antes de que se emplearan las sanciones, una aseveración falsa, ya que las primeras medidas financieras aplicadas en contra del gobierno de Maduro llegaron en agosto de 2017, cuando el salario mínimo equivalía a unos $21 dólares al cambio oficial y unos $15 según el mercado paralelo; el salario mensual más bajo de la región.
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Iris Varela
Por otra parte, la exministra de Asuntos Penitenciarios asumió un rol mucho más confrontador y fue un elemento utilizado para interrumpir las participaciones de los candidatos opositores, mientras apoyaba las ideas de Flores.
Con mucha menos grandilocuencia en sus intervenciones, Varela se centró en respaldar el argumento de que las sanciones son el génesis de la crisis venezolana y en que la nueva composición de la Asamblea Nacional se debe enfocar netamente en apoyar las decisiones que tome el Ejecutivo, es decir, Maduro.
Por otra parte, se encargó de señalar a los dos candidatos rivales en esta contienda en múltiples ocasiones, tildándolos de corresponsables de la crisis y cómplices de la búsqueda de sanciones por parte de la oposición. De hecho, apuntó directamente a Bernabé Gutiérrez como culpable de haber colaborado, ya que era un diputado miembro de la Asamblea Nacional que «buscó sanciones», por lo que Gutiérrez se vio en la necesidad de aclarar que no es diputado y no ha ostentado dicho cargo en más de dos décadas. «Es que en 2015 ganaron un montón de desconocidos», fue la excusa esgrimada por Varela.
Si en algo se distinguió el discurso de Varela con respecto al de Flores, fue en su insistencia por buscar «justicia», y es que la propuesta estelar de la también exdiputada es emitir órdenes de aprehensión contra todos aquellos «traidores de la patria, todos los que buscaron sanciones o pidieron una intervención militar», además de confiscar los bienes de todos aquellos que se hayan «pervertido» mientras están en posesión de un cargo público.
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Bernabé Gutiérrez
El dirigente de Acción Democrática mantuvo una postura mucho más comedida y conservadora en lo que respecta a su discurso. Bajo la consigna de «hacer política con p mayúscula» no entró en detalles sobre ninguna propuesta concreta que promovería en el seno del Parlamento.
La estrategia de Gutiérrez fue denunciar los problemas que sufre la población venezolana y advertir que necesitan una solución. Aunque asestó críticas al chavismo, asegurando que sus políticas arruinaron la economía venezolana, sus argumentos pasaron más por el diálogo y el entendimiento.
En este sentido, su recomendación principal para la nueva Asamblea Nacional consiste en sostener encuentros con los gremios y asociaciones laborales del país para discutir las necesidades salariales de los distintos sectores.
«Este gobierno ha aplicado una política que ha arruinado al pueblo venezolano. Debemos buscar la forma de mejorar el salario de los trabajadores, empleados publicos, obreros, las ama de casa. El sector productivo, obrero, ejecutivo y legislativo debemos hacer reuniones, análisis de esta situación. No pueden pretender que saben las necesidades de los trabajadores. Ahí están los sindicatos, los gremios. Hay que tomarlos en cuenta y esa será la posición de AD», insistió.
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Javier Bertucci
El pastor y excandidato presidencial en las elecciones de 2018 fue la figura más antagónica a la facción chavista. Aunque asestó críticas a la «oposición extremista» y coincidió en que las sanciones hacían daño al país; Bertucci fue frontal y sostuvo que la premisa de una Asamblea Nacional gestionada por él, se centraría en un cambio de Gobierno.
Bertucci apuesta por una estrategia electoral que consista en ganar espacios en los próximos comicios. Primero el Parlamento, luego las gobernaciones y alcaldías, y posteriormente gestionar un referendo revocatorio que ponga punto y final a la gestión de Maduro.
«Buscaremos, con otra estrategia pero el mismo objetivo: Cambiar el gobierno de Nicolás Maduro por una vía legal, democrática, realizable», sostuvo.
En este contexto, por ser el más frontal, Bertucci también fue quien más sufrió las interrupciones de Iris Varela, quien lo contradecía o señalaba mientras tenía derecho de palabra. Por esta razón, horas antes de que se transmitiera el debate, ya el pastor advertía que había tenido un «atajaperros» con la candidata chavista, aunque los ánimos estuvieron mucho más calmados de los que se podía esperar tras la promesa de Maduro de que sería una discusión «calurosa».