El conuco de Aristóbulo
Istúriz olvida sus tiempos de profesor, es verdad que tiene muchos años que no agarra una tiza, y sin ningún rubor le dice a sus colegas que tienen que ser militantes de la “revolución” y que el amor al “proceso” es lo que importa en las aulas
“Maestro que no siembre está de espaldas a la revolución, escuela que no siembre está de espaldas a la revolución. Lo que no podamos comprar tenemos que crearlo y construirlo”. Estas son parte de las palabras que dijera el vicepresidente y educador Aristóbulo Istúriz cuando recibió a una marcha de sus colegas que llegó hasta Miraflores el pasado miércoles para darle su apoyo al presidente Maduro.
El maestro tiene una gran responsabilidad en sus manos. Eso es algo que todos sabemos. Debe sembrar ganas de estudiar, de amor por el conocimiento, de ganas de crecer personalmente, en cada uno de los educandos. Deben sembrar valores democráticos en los alumnos, inculcarles el valor de respetar los derechos humanos.
De lo importante que es contribuir con el logro de un mundo más justo para todos. Sin embargo, Istúriz olvida sus tiempos de profesor, es verdad que tiene muchos años que no agarra una tiza, y sin ningún rubor le dice a sus colegas que tienen que ser militantes de la “revolución” y que el amor al “proceso” es lo que importa en las aulas.
También quiere que en las escuelas se siembren tomates y ajíes, pues deben incorporarse a la última pepera presidencial, esa según la cual en el primer pedazo de tierra que se encuentre se debe sembrar una mata para dejar de ser rentistas. Después que se rumbearon y robaron buena parte de los colosales ingresos petrolero y dejaron la economía nacional en el suelo, ahora pretenden cambiar el rentismo con un modelo que tiene como piedra angular el conuco.
Deberían poner a producir los miles de hectáreas que expropiaron en diferentes estados del país, donde se pueden generar una buena cantidad de alimentos por gente que sabe de la materia y dejar que los alumnos se dediquen a estudiar y se preparen para enfrentar los retos científicos técnicos que el mundo actual presenta.. Sería mucho más sensato no recargarlos de tareas que no tienen mayor sentido y que solo sirven para que algunos burócratas hagan negocio. Claro que también es imprescindible un cambio en la mentalidad de quienes gobiernan lo que parece imposible, pues tienen un conuco en el cerebro, Aristóbulo entre ellos.
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