El “robo” a Crónica.uno
Este robo nos pareció sospechoso desde el principio y hoy nos parece más sospechoso todavía. Esa decisión del tribunal, dejando libre al único detenido, es la que nos hace más sospechoso todo. Ese robo no nos parece nada casual.
Dos delincuentes entran a la redacción del portal crónica.uno y se llevan diez computadoras, un televisor y otros equipos. Uno de los atracadores estaba armado. Uno fue capturado posteriormente con parte de lo robado. Ese mismo fue liberado por el tribunal con régimen de presentación. Este robo nos pareció sospechoso desde el principio y hoy nos parece más sospechoso todavía. Esa decisión del tribunal es la que nos hace más sospechoso todo. Ese robo no nos parece nada casual.
No es un secreto para nadie que este gobierno considera delincuentes a los periodistas, y a cualquier ciudadano, que ejerce la libertad de expresión. Son innumerables las agresiones documentadas por distintas ONG que trabajan la materia. Esas agresiones son de muy diversa índole. Están las físicas, la más famosa de ellas la que sufrieron los periodistas de la, para entonces, Cadena Capriles en plena avenida Urdaneta de Caracas. Los agresores fueron fotografiados y grabados, pero están libres. Tranquilos. Relajados. Son héroes de la “revolución”.
De agresiones verbales tampoco hay escasez. Sobran. Son demasiadas. Cualquier medio o periodista que no comulgue con la línea gubernamental, con la “verdad revolucionaria” está expuesto a sufrirlas. Hay medios con varias demandas en tribunales –TalCual es uno de ellos- y todas se deciden a favor del demandante.
Una forma de callar a los medios es no darle el papel para que impriman. Son varios los que han cerrado o han reducido sus ediciones por tal razón. Hay más de mil páginas de Internet vetadas por Conatel y ese gran censor que es William Castillo. Sobre todas las páginas web pende una espada que puede caer cuando al Gobierno le provoque a través de la llamada Ley Resorte.
Claro que ese tipo de decisiones tiene un costo político, tanto nacional como en el exterior. Entonces es mejor dejarle el trabajo a la “delincuencia” y tratar de callar a un medio de comunicación robándole sus equipos. El ingenio humano no tiene límites. Quienes integran crónica.uno lo están demostrando, pues a pesar del “robo” siguen trabajando. Nuestra solidaridad con ellos.
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