En busca de la arepa más creativa, por Miro Popić
Twitter: @miropopiceditor
El reciente #arepachallenge organizado por Harina P.A.N., alborotó las redes sociales estos últimos días en busca de la arepa más creativa y creo que hasta los propios patrocinadores quedaron sorprendidos con la respuesta mundial que provocó su llamado. Como seguidor de las actividades de la diáspora venezolana en materia culinaria, fue realmente emocionante comprobar el arraigo demostrado por los emigrados con nuestro pan originario y la imaginación sin límites de sus invenciones, muchas de ellas totalmente disrruptivas, algunas una auténtica provocación, otras una obra de arte comestible. Debería crearse un libro con esas recetas.
En menos de una semana llegaron más de 600 recetas desde los cinco continentes, lo que demuestra la magnitud de la diáspora venezolana. Pude seguir por IG la mayoría de las propuestas y puedo afirmar que todas tenían méritos para resultar premiadas, algunas más logradas visualmente que otras, pero conceptualmente llenas de un ingrediente ireemplazable: venezolanidad.
Los ortodoxos aferrados al maíz pelado, la masamadre y la geometría, podrán cuestionar muchas de las recetas, pero olvidan la dinámica de la cocina, su constante evolución, la necesidad de renovarse y la adaptación a los entornos en que se desarrolla. Además, el llamado fue siempre a hacer la arepa más creativa y el éxito de la creación, Adrià dixit, no es más que hacer algo nuevo con algo viejo.
La mayoría presentó masas intervenidas donde, además de harina P.A.N., concurren diversos elementos para dar color a la presentación. Remolacha y espinacas fueron las más usadas, especialmente entre las opciones veganas. Otra novedad fue tinta de calamar, caraotas negras, carbón activado, café, morcilla, para las de color oscuro. Vi incluso una hecha con vino tinto de Pomar y otra con cacao. También una con sardina triturada.
*Lea también: Greguerías, por Laureano Márquez
En materia de rellenos las historias son interminables. Van desde la clásica reina pepeada y su deconstrucción hasta la popular cabimera zuliana que, como dicen por allá, lleva todo lo comestible que encuentres en la nevera. Muchos de los rellenos están determinados por el entorno donde, por ejemplo, a falta de un queso particular se recurre a uno parecido que recuerde el original. Otros emplean condimentos o productos propios del país donde se encuentran, lo cual es normal, sobre todo cuando se trata de emprendimientos comerciales que buscan captar la clientela local, superando el carácter étnico que la identifica. Vi varias rellenas con guiso de hallacas. También una canaria con conejo y salmorejo, otra ibérica con tortilla de patatas, una mejicana con mole poblano y otra con chilaquiles, una con el pino chileno con que hacen sus empanadas, otra rellena con salsa boloñesa y hasta una arepa kosher. También vi una rellena con helado (sic).
En cuanto a la presentación, lo menos que puedo decir es que vi cosas audaces, osadas, a veces contradictorias. La arepa, para algunos, ya no es redonda. Puede ser cuadrada, rectangular, enrollada, aplanada y camaleónica adaptada al capricho de los autores. Vi, por ejemplo, figuras como el mapa de Venezuela, piezas de dominó, aplanadas como una pizza, una con la forma de la torre Eiffel, algunas enrolladas como los rolls japoneses, otras como si se tratara de un brazo gitano, una como rodaja de pan de jamón, otras simulando figuras como un pez, una hoja, un corazón, etc.
También los adornos estuvieron presentes en muchas de ellas, en forma de pétalos de flores, hojas aromáticas, trozos de masa coloreada. La más original y creativa en cuanto a colores y forma es una arepa homenaje a Cruz Diez que recrea el mosaico del maestro del cinetismo en el aeropuerto de Maiquetía que despide a los que se van volando. ¿La recuerdan?
Una variable poco explorada de nuestra arepa es la dulce. Fuera de las arepitas de anís que se comen con queso blanco y mermelada de guayaba, no hay muchas opciones. En este #arepachallenge surgieron unas propuestas de carácter dulce, sobre todo con el empleo de frutas como cambur, mango y fresas, chocolate, crema chantilly, helados, papelón, mermeladas, miel, etc. Vi una utilizando los elementos del famoso tiramisú italiano sumamente atractiva que, desgraciadamente, no pude saborear porque este mundo virtual que vivimos carece de aromas y sensaciones gustativas a través de la pantalla.
Por lo que seguí en IG, los que participaron fueron más aficionadas y gente del hogar que profesionales de la cocina. Vi varios niños y adolescentes haciendo sus arepas frente al celular. Pero lo más con movedor fue una señora humilde sentada con una arepa sola junto a una taza de café, como hacen miles de venezolanas en su merienda, con este mensaje: “El verdadero reto es que en cada hogar venezolano no debe faltar una arepa hecha con harina P.A.N. Porque la arepa es lo que alimenta el corazón de los venezolanos”.
En este lado de la geografía estamos comiendo arepas desde hace unos cinco mil años. Ni la conquista ni la colonia pudieron con ella. Todo indica que seguirá siendo así, ya no solo en nuestro país y a pesar del régimen que tenemos, sino en el mundo entero. Y en absoluta libertad para hacerlas como cada quien quiera.