En Macuto no quieren que el olvido arrastre de nuevo el Castillete de Reverón (VI)
Las obras para completar el Castillete no han culminado. Además, la edificación es manejada por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), ente encargado de permitir las visitas a los curiosos que se acerquen a Macuto para conocer la antigua casa del artista plástico
El deslave de 1999 en el estado Vargas desapareció en horas lo que a Armando Reverón le tardó construir años. El Castillete, la edificación que fue su casa y estudio en la población de Macuto, fue una de las estructuras que se llevó el barro y el agua aquel miércoles de diciembre. Se perdieron sus famosas muñecas, cuadros, bocetos y otros objetos que el artista plástico transformó.
20 años después, los habitantes de Las Quince Letras, la zona donde está ubicada la antigua vivienda-taller, siguen presionando a las autoridades para que finalmente terminen de aprobar los recursos que se necesitan para terminar la remodelación del ahora museo, completar las labores de paisajismo, museografía e iniciar la construcción de una escuela de artes plásticas, esto último con ayuda de iniciativa privada.
La historia de Armando Reverón con el Castillete empieza en 1921, cuando decide finalmente instalarse en Macuto junto a su esposa Juanita Ríos. Un año antes vivió en ese terreno, que su madre compró a uno de sus vecinos de apellido Reyes, y poco a poco fue levantando unas estructuras, más parecidas a un rancho que a una casa.
Piedras, barro, cemento y árboles fueron algunos de los elementos que utilizó Reverón. Primero se construyeron dos caneyes –donde estaba la habitación principal de la pareja-, la cocina, una bodega paras los cuadros y el resto de las obras. Estas estructuras se ampliaron a otros dos caneyes, además de una muralla de piedra.
*Lea también: El día en el que el Rey y el Pobre se dieron la mano (V)
En El Castillete de Armando Reverón. Un espacio de relevaciones sublimes, folleto publicado por el Ministerio de Cultura en 2018, se explica que el Castillete sirvió al pintor como un aislante del resto de la civilización, para así lograr compenetrarse con el estudio de la luz bajo un proceso introspectivo.
Tras la muerte del artista en 1954, Juanita se quedó viviendo en El Castillete e hizo las primeras modificaciones al sitio. Cuando ella falleció en 1972, el lugar quedó cerrado hasta que fue decretado como bien de utilidad pública. En 1974 se creó oficialmente el Museo Armando Reverón, y en 1990 nació la Fundación Museo Armando Reverón, que recibió el Hotel Miramar de Macuto y El Castillete para su custodia, que seguían abiertos al público junto a un edificio anexo con salas de exposiciones y usos múltiples que también fue arrasado por el barro, y finalmente demolido en 2015.
Más allá de la explicación artística está Elsa Márquez, una vecina de Las Quince Letras que tiene 45 años viviendo a menos de 300 metros de la casa del pintor. La recuerda como una casa llena de los objetos que Reverón creó, en medio de esos caneyes rudimentarios, “pero de eso no quedó nada”.
“Todo se lo llevó el agua y el barro”, dice Márquez sobre la estructura que estaba ubicada adyacente a una quebrada de las desbordadas en 1999. Este barrio elegido por el artista fue uno de los que sufrió estragos mayores por las lluvias. Las casas de los alrededores quedaron tapiadas de barro y escombros, mientras que del Castillete no quedaron ni los cimientos.
Lo que vino después
La reconstrucción llevó varios años para materializarse. A través del consejo comunal ‘Castillete Armando Reverón’, un grupo de vecinos se propusieron presentar una serie de proyectos para recuperar los espacios y reconstruir la vivienda.
Uno de los primeros proyectos fue embaular la quebrada El Cojo, que creció a raíz de las lluvias de ese diciembre del 99 y el causante de los destrozos y desapariciones en esa zona de Macuto. La obra se llevó varios años, pues los vecinos se opusieron a los primeros materiales que la gobernación de Vargas ofreció para ello.
*Lea también: De los niños extraviados durante la tragedia de Vargas nadie habla (III)
“Nosotros exigimos que el embaulamiento se hiciera en cemento, porque el agua desliza mejor y son materiales de mayor duración”, explica Belkys Reyes, integrante del consejo comunal. Sus exigencias rindieron frutos.
“En época de lluvias nosotros siempre estamos pendiente y monitoreamos el río para ver cómo va creciendo. Hasta ahora no hemos tenido problemas, y eso tiene que ver con que tampoco dejaron construir más viviendas en la parte superior, que fue lo que arrasó con todo en la tragedia”, rememora Reyes.
La integrante del consejo comunal, y una de sus principales voceras, no estuvo al momento de la “tragedia”, pero sus familiares le comentaron que el agua arrastraba grandes piedras, árboles, barro y los escombros de las casas que ya había arrasado antes de desembocar en el mar.
Mientras se presionaba por este proyecto, la reconstrucción del Castillete no se quedó atrás, aunque pasaron 14 años hasta que Nicolás Maduro ordenó en cadena nacional una serie de disposiciones para resaltar la obra del “loco de Macuto”, como también se conoció a Reverón.
Declarar todas sus obras como patrimonio cultural de la nación, ordenar el traslado de los restos del pintor al panteón y construir un memorial donde estuvo su vivienda fueron las instrucciones de Maduro. Esta última no gustó a los habitantes de Quince Letras, quienes instalaron mesas junto al Ministerio de Cultura, la Gobernación de Vargas y la Alcaldía para dejar en claro que una reconstrucción era lo que debía hacerse.
Los trabajos iniciaron en 2015 con la empresa privada Valda 2001 C.A, pero “la inflación se comió el dinero”, como reconoce Reyes, pues muchas veces desde la aprobación de los recursos hasta que en realidad saliera de las arcas del Ministerio pasaron varios meses.
*Lea también: La culpa no fue del deslave: Colonia Psiquiátrica de Anare sucumbió a la desidia (II)
Un año después, la obra se paralizó con el 95% de ejecución debido a la falta de esos recursos para culminar la primera etapa.
A principios de 2018, el ministro de Cultura Ernesto Villegas terminó de derrumbar las posibilidades de los vecinos de tener una réplica de la estructura inicial: durante una inspección al Castillete, señaló que ese espacio era “una ambientación que irá acompañada de una museografía y que con el cuido y tratamiento adecuado se convertirá en referencia cultural y turística de Vargas”.
Como parte de las celebraciones del día nacional del artista plástico el 11 de mayo, el Ministerio de Cultura “inauguró” la obra, que se resume en tres edificaciones en forma de caney y la pileta, que se logró identificar gracias a trabajos arqueológicos que se realizaron en 2014.
Un año ha pasado desde la inauguración del Castillete y la realidad es otra. Un integrante del consejo comunal, que prefirió el resguardo de su identidad, comenta que la obra pasó a ser controlada totalmente por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) luego de una mala reseña en televisión nacional.
“Eso fue un escándalo. Aquí vino un reportero de Venevisión a hacer una nota y terminó diciendo cosas que no son. Desde entonces el IPC asumió los permisos”, detalla la fuente.
A pesar de esto, el consejo comunal sigue con los planes de recuperar la memoria histórica de Reverón dentro del mismo Macuto. Para ello esperan culminar una segunda parte de los caneyes, ubicados en la parte sur del terreno, completar el paisajismo y la museografía (con ayuda del Museo de Arte Contemporáneo, rebautizado con el nombre del pintor) y la construcción de una escuela de artes plásticas u otra estructura educativa.
*Lea también: «Cuando ocurrió la tragedia de Vargas no teníamos memoria» (I)
Belkys Reyes señala que los dueños de los terrenos adyacentes donaron los terrenos para estas obras y ya cuentan con el apoyo de una empresa privada para iniciar las construcciones. Solo falta por la aprobación del Ministerio de Cultura y el IPC para seguir “recordando a Reverón”.