Good bye Clacso!, por Rafael Uzcátegui
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Alexander Kerner era un adolescente que vivía en la República Democrática Alemana, la mitad germana bajo dominio de la Unión Soviética, en 1989 y como muchos otros deseaba un cambio de régimen. Un día, cuando participaba en disturbios contra la policía, su madre Christiane lo ve y de la fuerte impresión que le produce pierde el conocimiento, entrando al hospital en estado de coma. Ella recupera su conocimiento en 1990, meses después de la caída del Muro de Berlín, pero para evitarle emociones fuertes que la vuelvan a enfermar, Alex hace todo lo posible para ocultarle a su progenitora, militante acérrima del Partido Socialista Unificado de Alemania, todos los cambios que han ocurrido en el país. Este es el argumento del film Good Bye, Lenin!, de Wolfgang Becker (2003), que por la originalidad de su historia y buenas actuaciones fue galardonada con varios premios cinematográficos en la época.
Hay quien dice que, usualmente, la realidad supera la ficción. Una estrategia similar de mistificación, en el espíritu del film anterior, ocurre en el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) respecto a Venezuela: hacen todo lo posible para convencer a sus radios de influencia que la situación del país se mantiene congelada en el tiempo, digamos, en el año 2009, cuando Noam Chomsky estuvo en Caracas y le dijo a Hugo Chávez que era una fuente de inspiración de la construcción del «otro mundo posible». Uno que hoy, fuera de las paredes de Clacso ha condenado a la miseria al 80% de su población, ha expulsado de manera forzada a más de 8 millones de personas, ha enriquecido a la cúpula gobernante y mantiene en prisión más de 270 presos políticos. Esta curiosa simulación se ejemplifica en la convocatoria al «Diploma Superior en Pensamiento jurídico crítico en Nuestra América», que el ente impartirá en modalidad virtual en junio de 2024.
Clacso, nominalmente, es una institución internacional no-gubernamental creada en 1967 a partir de una iniciativa de la Unesco. Con sede en Buenos Aires, afirma reunir a 937 centros de investigación y programas de posgrado en diversos campos de las ciencias sociales y humanidades, radicados en 56 países de América Latina y el Caribe, como también en Estados Unidos, África y Europa. En lo concreto se ha convertido en un fortín del academicismo «dialéctico y científico», la última trinchera de refugio de la intelectualidad progresista en la región, a la espera del giro a la izquierda del universo.
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El objetivo general del diploma superior ofertado es «Analizar los nuevos paradigmas del Pensamiento Jurídico Crítico en Nuestra América en época de importantes transformaciones geopolíticas globales». Entre los objetivos concretos se encuentran «Ofrecer un marco teórico-práctico basado en los nuevos paradigmas que efectivamente sirven de base a una más eficaz deconstrucción tanto teórica como práctica de la democracia, los derechos humanos y la paz en los tiempos actuales»; «Comprender que la pluralidad de las contestaciones actuales a dicha dominación, van potenciando crecientemente formas nuevas de política, democracia, Estado y normatividad fundamentadas en la forma comuna o comunidad» y «Exponer sobre la pluralidad normativa de nuestros tiempos (…) como la normatividad societal potenciada autónomamente».
El diploma consta de 5 lecciones distribuidas en 5 módulos. La tercera clase lleva por título «El debate sobre la transformación progresiva de la forma política estatal y la apuesta a favor de su sustitución creciente por la forma comunal o comunitaria. El Estado comunal de Venezuela, comunitario en Bolivia y Estado de transición socialista cubano»; La clase octava «El constitucionalismo combativo de Venezuela contra el golpismo y la intervención extranjera. El impulso constitutivo de la forma comunal como nueva estructura de poder («nueva geometría del poder») más allá del Estado».
Entonces, tenemos que para estos académicos el Estado comunal, la comuna y los consejos comunales venezolanos serían parte de «los nuevos paradigmas que deconstruyen, teórica como prácticamente, la democracia, los derechos humanos y la paz» –Disculpen ustedes el lenguaje ampuloso de los científicos sociales-. El detalle es que Clacso no ofrece este conocimiento como parte de las Ciencias Forenses, lo cual sería absolutamente válido, sino como nuevos paradigmas que estarían en «trance de ser», como una realidad inexorable que sólo los tontos o los alienados por el imperialismo ignoramos.
El retroceso de las formas de participación social, con o sin autonomía, es una de las consecuencias de la emergencia humanitaria compleja instalada desde el 2013 entre nosotros, que ha debilitado al tejido asociativo del país en la lucha por la supervivencia de las personas de carne y hueso. Y de ese reflujo dan constancia las propias publicaciones editadas por Clacso en los últimos meses, que estudiando y visibilizando experiencias concretas en el resto de la región no han tenido la manera de incluir a Venezuela. Para no cansar sólo dos ejemplos.
«El apoyo mutuo en tiempos de crisis La solidaridad ciudadana durante la pandemia covid-19» de Oriol Nel·lo, Ismael Blanco y Ricard Gomà: Estudios de caso de Argentina, Brasil, Bolivia y Colombia, con una tabla de «bancos de recursos» con 25 países. «Economías populares. Una cartografía crítica latinoamericana», compilada por Verónica Gago, Cristina Cielo y Nico Tassi, con autores y autoras escribiendo desde Bolivia, Chile, Brasil, México. Ecuador, Colombia, Argentina, Perú y Honduras. ¿Dónde estarían los Consejos Comunales durante la pandemia del Covid-19 o en los emprendimientos de economía popular en los últimos años? En el mismo «no lugar» que el resto de organizaciones comunitarias y sociales venezolanas en los últimos años, cuyos integrantes o se han ido del país como migrantes forzados o sobreviven con uno de los salarios más depreciados de América Latina.
Como una evidencia de lo inexistente el 21 de abril de 2024 Nicolás Maduro convocó a una “Consulta Popular Nacional 2024” en la que supuestamente participarían 49.000 Consejos Comunales y más de 1 millón 300 mil voceras y voceros de todo el país. Las notas de prensa sobre los niveles de participación no revelaron la cantidad de votos recibidos, reduciéndose a informar que 4.500 proyectos comunales habían sido elegidos, una cifra que ya había sido revelada previamente en la propia invitación a la consulta. Ese día los centros electorales mostraron el mismo nivel de entusiasmo que el referendo por el Esequibo del 3 de diciembre de 2023.
La antigua base electoral del oficialismo, de donde se nutrían comunas y consejos comunales, hoy no solamente se encuentra en crisis, sino en rebelión contra Nicolás Maduro. Por tanto, el Estado Comunal ahora es un recuerdo de un ayer que fue pasión, el mejor momento político de Hugo Chávez Frías cuando contaba con ingresos extraordinarios para estimular por todo el país una extensa red clientelar, la cual reforzaba su dominación carismática.
Uno se preguntaría entonces cuál es la razón que para Venezuela las eminencias de Clacso continúan insistiendo que la tierra es plana, o que los Consejos Comunales serían un ejemplo de «normatividad societal potenciada autónomamente» cuando desde su propio inicio fueron precisamente todo lo contrario. La razón es sencilla: Clacso no es un centro de generación de conocimiento (con todo lo complejo y contradictorio que conlleva la comprensión de los fenómenos) sino un importante vector de propaganda. Alguien dijo alguna vez que la ideología es una falsa conciencia, deformada y deformante de la realidad en función de los intereses de quien la sustenta.
En Good Bye Lenin! Finalmente, Christiane vuelve al hospital para fallecer, donde se entera de los cambios ocurridos, información que oculta a su hijo, quien continúa haciendo malabares de todo tipo para hacerle creer que aún vive en los días gloriosos del comunismo. Mientras sea política y económicamente rentable, será la misma operación que continuará realizando Clacso con respecto a lo que ha pasado y pasa en esta ribera del Arauca vibrador.
Rafael Uzcátegui es sociólogo y codirector de Laboratorio de Paz.
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