Henrique Capriles: El barrio quiere votar contra el régimen
Henrique Capriles Radonski no ha perdido la costumbre de visitar los barrios. Sus recorridos por las barriadas se transforman, si se quiere, en una especie de focus group. No necesita de una encuestadora, ni de cifras para ver cómo se mueven las tendencias políticas y sociales en el país. Y sobre todo para afirmar que: “En el barrio quieren votar contra el régimen”.
Es consciente de que su terreno, y donde mejor se mueve, es en la calle, porque asegura que no ha perdido la conexión con las mayorías, y aunque está inhabilitado por 15 años para ejercer cualquier cargo público, trabaja para lograr sacudir al país de la inercia en la que, asegura, que se encuentra. Pide dar la pelea ante la convocatoria de las elecciones parlamentarias previstas en la Constitución. “Hay que sortear ese escollo, pasar ese peaje”, y sentencia: “La única opción es luchar”, dijo en entrevista al portal Crónica Uno.
Ante los riesgos que implican este momento político alerta “que una mala decisión en el 2020 nos puede meter en un desierto por varios años y que haya un proceso de consolidación de la dictadura”.
– En su artículo de El País de España escribió: “El dilema real no deriva entre votar o no, sino en cuál será nuestra capacidad para unir el voto y la protesta”, ¿Puede ahondar en esto?
-Es un falso dilema: voto o no voto, participo o no participo. Hay sectores interesados en plantear el debate de esa manera. El venezolano tiene cultura del voto como arma de la democracia y a la gente le gusta votar, pero no que le roben su voto. Es un error dividir a la gente entre los que quieren votar o no, o los que dicen que hay que participar o no. Las elecciones mueven muchísima gente, pero aquí el CNE entró en una descomposición.
-¿A qué se debe la descomposición el CNE?
-El CNE entró en descomposición por razones del odio que siente Tibisay Lucena hacia los venezolanos que quieren un cambio. Con ella y con la institución que dirige, parece imposible que pueda darse una elección libre y democrática. La fiesta del voto se acabó. El CNE no es el mismo de 2015 y como no se trata de una elección tradicional, ni las parlamentarias resuelven la crisis política. Habría que preguntarse si alguna vez llegaremos a tener unas elecciones con todas las condiciones. Si estamos en dictadura, nunca van a permitirse unas como en un país democrático. El reto es cómo la convocatoria de ese proceso electoral —sin entrar en lo del CNE aunque hay que dar la pelea por uno nuevo—, la convierto en un hecho político que rompa con la inercia perversa.
La gente percibe que la política no da respuesta. La gente dice que ‘la oposición y el Gobierno son la misma miasma’. ¿Vamos a votar al final del proceso o a participar? No lo sabemos. Lo que no podemos es quedarnos paralizados. Se debe buscar una forma de agarrarnos de la convocatoria para mover al país y convertirla en una bandera de lucha. La gente en el barrio no puede protestar porque dependen del Clap, les mandan las FAES, los matan, hay presos, heridos, pero si convocan unas elecciones con condiciones mínimas, te dicen que van a votar contra el Gobierno.
Ahí pesa más el voto que en una urbanización, a pesar de la situación que vive la clase media. El que sí necesita del Clap y los bonos, está dispuesto a votar contra el régimen. Un voto castigo. También te dicen que no quieren votar con Tibisay. Si Maduro viola todas las condiciones para que el voto y los resultados coincidan y convierten sin haber llegado al día de la elección, el proceso en un fraude, ¿quién dijo que tenemos que llegar hasta el final? Que Maduro diga lo que le da la gana, al final el juego lo va a destrancar el pueblo cuando libremente pueda expresar su voto.
-Planteó tres escenarios improbables en su artículo: 1) Maduro negociando su salida 2) Reacción de los militares y 3) Movilización popular. ¿Cómo se logra esa conexión con los sectores populares?
-La solución a la crisis política es un cambio de Gobierno, del que usurpa el poder, porque quien está en Miraflores es Maduro, que no quiere salir del Gobierno. ¿Cómo lo sacamos? Hay gente que dice que hay que pedir una intervención internacional, pero el mundo te dice que no la va a hacer. La FANB sigue de manera inexplicable apoyando al Gobierno, algo que duele porque antes su insignia era sinónimo de respeto. La tropa pasa hambre, sus abuelas en los barrios no tienen medicinas y la mujer va de un hospital para otro. Si tú no tienes la fuerza interna para sacar a Maduro u obligarlo a contarse libre y democráticamente, ¿cómo lo sacas? E internacionalmente te dicen que no van a intervenir, ¿qué hacer? Maduro tiene que convocar elecciones porque está en la Constitución y frente a los militares siempre dice que respeta la Constitución. La gente que más sufre la crisis te dice que no puede salir a protestar por la coacción, pero si hay una elección vota, pero con condiciones.
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