En el Día Mundial de la Alimentación los venezolanos tienen poco que celebrar
Los registros de personas desnutridas han ido en aumento desde 2014. Según los datos de la FAO alcanza al menos a 600.000 personas
Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha puesto de manifiesto la necesidad de una dieta sana y el desperdicio de alimentos, sobretodo en América Latina.
La realidad venezolana es distinta a las metas que ha impuesto la FAO para los países, como implementar políticas y programas favorables a la nutrición. Según el último informe de la Organización, Venezuela está entre los 41 países que necesitan ayuda alimentaria externa en el mundo, debido a la grave crisis económica y social que atraviesa el país.
En su informe sobre ‘Perspectivas de cosechas y situación alimentaria’, la FAO señaló que la hiperinflación que se vive en el país ha “erosionado gravemente el poder adquisitivo de la población” lo que ha generado “limitaciones en el acceso a los alimentos”.
Además, estiman que se registrará «un descenso de la producción de cereales debido a la falta de insumos agrícolas”, y que las necesidades humanitarias de los venezolanos en otros países “es más significativa”.
Al respecto, la Sociedad de Ingenieros Agrónomos de Venezuela denunció en septiembre que el país solo cuenta con el 30% de los alimentos que se requieren mensualmente para abastecer a la población.
Venezuela pasó a unirse a países africanos que demanda ayuda humanitaria como Lesotho, Burundi o Mozambique, con la diferencia de que aquellos son naciones extremadamente pobres que, además, han soportado procesos de conflicto interno durante décadas.
Inseguridad alimentaria
El último informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) destaca que el 80% de los hogares venezolanos viven en situación de inseguridad alimentaria, es decir, con compromisos severos para el acceso a los alimentos, lo cual repercute negativamente en el estado nutricional de los integrantes de un hogar.
La Encovi también registra que el 90% de los venezolano recibe ingresos que son insuficientes para comprar alimentos, y el país ha perdido 3.5 años de la esperanza de vida al nacer.
Para julio de este año, la FAO también indicó que la crisis venezolana hundía los indicadores sobre hambre en la región, debido a que la prevalencia de la subalimentación en el país aumentó casi cuatro veces desde 2012.
Según la FAO, 21.2% de los venezolanos está en el rango de subalimentación, lo que representa a 6.8 millones de personas que no pueden alimentarse. Además, es el único país de América Latina reportado por la FAO durante cuatro períodos consecutivos como nación en alerta por inseguridad alimentaria.
Los registros de personas desnutridas también han ido en aumento desde 2014, según los datos de la esta oficina de la ONU, y alcanza al menos a 600.000 personas.
Otro dato: El Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar) aseguró que el consumo de leche per cápita en el país es inferior a los límites que plantea la FAO.
Carlos Albornoz, presidente de Invelecar, señaló que “la leche en Venezuela es la proteína que llega a más hogares según encuesta Encovi, en la que la leche convertida en queso duro llanero llega a 46% de los hogares”.
En el ámbito de la alimentación en áreas hospitalarias, la organización no gubernamental Prepara Familia afirmó que en Venezuela los niños, niñas y adolescentes hospitalizados no reciben la alimentación que requieren según su patología, ni fórmulas infantiles ni suplementos nutricionales.
“En algunos casos reciben arepa sola sin relleno alguno de desayuno”, menciona la ONG.
Según la información plasmada por la Alta Comisionada Michelle Bachelet en su último informe sobre la situación de derechos humanos en el país, “la escasez creciente de alimentos y su precio cada vez más alto se han traducido en un número menor de comidas con menos valor nutricional, elevados índices de desnutrición y una repercusión especialmente adversa sobre las mujeres, algunas de las cuales informaron de que, en promedio, pasaban 10 horas al día en las colas para comprar alimentos”.
Aunque se reconocen esfuerzos del Gobierno para garantizar los alimentos a la población a través de programas sociales, Bachelet destacó que “amplios sectores de la población carecen de acceso a la distribución de comida y las personas entrevistadas acusaron a las autoridades de excluirles porque no eran partidarias del Gobierno”.