Inversión privada impulsa las telecomunicaciones, pero medio país sigue desconectado
Cada vez más empresas apuestan por la prestación del servicio de internet a través de fibra óptica, creando un mercado competitivo que mejora la conexión para muchos usuarios. Pero las mejoras se aprecian en sectores urbanos que ya estaban conectados, mientras que las zonas rurales siguen siendo desiertos de conectividad, marginados por una infraestructura de telecomunicaciones destruida y escaso músculo financiero para renovarla
El sector de las telecomunicaciones se perfila como uno de los sectores con mayor rendimiento de la economía venezolana, al punto en que se proyecta que será el de mayor crecimiento para 2024. Un aluvión de inversiones privadas han impulsado a la industria, pero este esfuerzo es insuficiente para las necesidades del país y el acceso a estos servicios no está al alcance de todos.
Obligadas por el contexto, tanto Estado como empresas privadas tuvieron que hacer esfuerzos desde 2020 para reforzar las redes de telecomunicaciones en un mundo que se vio obligado a recluirse puertas a dentro a causa de la pandemia por covid-19. El trabajo remoto, la comunicación interpersonal y el entretenimiento pasaron a depender enteramente de la conexión por internet y dispositivos tecnológicos.
Esta situación coincidió con el relajamiento de las políticas económicas restrictivas del chavismo, que cambió sus medidas reguladoras para abrir las puertas —parcialmente— a una economía de mercado. Como resultado, se flexibilizó el anclaje de las tarifas telefónicas que cobraban las operadoras privadas y se liberaron los precios para las compañías que ofrecen servicios de internet residencial.
La inversión escaló sustancialmente en el transcurso del último lustro. Los informes anuales de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) muestran como al cierre de 2018 se estimaba una inversión total de 2.063.551.389 bolívares soberanos, equivalentes a unos 3,2 millones de dólares al tipo de cambio de aquel entonces. En contraste, diciembre de 2022 culminó con una inversión acumulada de 1.067 millones de bolívares, que se traducen a unos 61,07 millones de dólares según la tasa que el Banco Central de Venezuela (BCV) marcaba al final del año.
En la misma línea del crecimiento de las inversiones, el pasado 27 de septiembre se llevó a cabo la Feria Internacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Fitelven), que aglomeró a las empresas públicas y privadas referentes del sector, además de los principales entes gubernamentales relacionados con la industria.
En este evento, operadoras como Movistar, Movilnet y Digitel presentaron ambiciosos proyectos de cara a los próximos años al ejecutar las primeras pruebas de la tecnología 5G, la generación de tecnologías de conectividad de internet móvil más avanzada hasta la fecha, que ya se había estandarizado en el resto del mundo.
Aunado a la presentación de proyectos, el gobernante Nicolás Maduro ordenó desde la Fitelven la exoneración del Impuesto de Valor Agregado (IVA) y aranceles de importación a las empresas de telecomunicaciones, además de facilitarles el acceso a los escasos mecanismos crediticios de los que dispone el sistema financiero del país.
Todas estas medidas apuntan al rendimiento positivo del sector y animan a los inversionistas privados a mantener el crecimiento que se ha experimentado en los últimos años, pero esta expansión no necesariamente se refleja en una mejor prestación del servicio en todo el país. Las fallas estructurales permanecen y se presentan como uno de los principales retos del sector a futuro.
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Inversión sin suficiente alcance
Las inversiones de los últimos dos años son enormes al compararlas con la norma en los años más férreos de crisis económica, pero palidecen frente a los desembolsos que solían hacerse cuando la economía venezolana era sólida.
Los datos de Conatel muestran que en 2012 la inversión total fue de 7.044 millones de bolívares fuertes, equivalentes a 1.638 millones de dólares al tipo de cambio oficial de la época. Los 61 millones desembolsados en 2022 representan apenas 3,7% del monto dirigido al sector 10 años atrás.
La contracción de la inversión repercutió en la calidad del servicio. En consecuencia, muchos sectores padecen un enorme déficit en materia de telecomunicaciones, con una señal de telefonía móvil paupérrima y servicios de internet ausentes.
Así lo demuestra el último informe publicado por Conatel, correspondiente al cierre del cuarto trimestre de 2022, según el cual, solo Carabobo, Aragua, Táchira, Miranda, Vargas y Distrito Capital tienen una tasa de usuarios superior a 50% de la masa poblacional de esas localidades.
En la mayoría de estados del país, es superior la cantidad de población que no posee conexión a internet. Destacan los casos de Sucre (25%), Apure (20%), Delta Amacuro (16%) y Amazonas (10%) como las localidades con menor tasa de conectividad. Para poner estas cifras en perspectiva, en Amazonas solo una de cada 10 personas posee acceso a internet.
La junta directiva del Capítulo Venezuela de Internet Society (ISOC-VE) recordó a TalCual que Venezuela padece una de las tasas de conectividad más bajas del continente, una situación que afecta especialmente a las zonas rurales, pero que poco a poco empieza a afectar también a residentes de sectores urbanos deprimidos económicamente.
«La conectividad es una de las más bajas del continente. No solamente en zonas rurales, en las zonas urbanas vemos la pérdida paulatina de conexión de amplios sectores de zonas económicamente deprimidas de las ciudades. Entre las zonas rurales y las menos favorecidas, la escasa conectividad a la red puede afectar a cerca de la mitad de la población», afirman.
La organización dedicada a la defensa de una internet libre destacó que el aluvión de inversiones experimentado en los últimos años se ha enfocado en mejorar las condiciones de las zonas que ya tenían acceso a internet, más no a cubrir localidades desconectadas.
«Hasta donde vemos, los esfuerzos se han hecho en mejorar la conexión en zonas que ya tenían algún servicio de internet, lo que no parece cambiar de forma radical el patrón nacional de conectividad al corto plazo», insisten.
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Esta situación podría empezar a cambiar a raíz de la ampliación de diversas empresas que han surgido en varios estados del país que empiezan a ampliar sus infraestructuras.
El expresidente de Movilnet —hasta su privatización—, José María De Viana, resalta la inyección de dinero de las empresas que ofrecen internet mediante fibra óptica —la rama que realmente ha impulsado al sector de las telecomunicaciones en los últimos años—, que empieza a llegar a zonas muy deprimidas, aunque aún de carácter urbano.
«La fibra óptica está iluminando al país gracias a las pequeñas y medianas empresas. Se está instalando internet en barrios que no tienen prestación eficiente de agua ni electricidad», destaca.
De acuerdo con De Viana, el interés de las empresas en la fibra óptica se debe a la naturaleza del modelo de negocio que caracteriza a este servicio. Al tratarse de una estructura que funciona con suscripciones de pago mensual, tan pronto como se completa el proceso de captación de clientes, se consigue el retorno a corto plazo y se recupera la inversión rápidamente.
La industria de la fibra óptica en Venezuela es un negocio redondo. Las empresas requieren acceso a enormes cables submarinos desplegados en todo el mundo. Seis de estos cables intercontinentales llegan a distintos puntos de la costa venezolana. Los operadores privados piden a Conatel, que controla esta infraestructura, utilizar estas conexiones y ampliarlas en el territorio terrestre con cables de fibra óptica.
El despliegue de cables de fibra óptica se hace a través de las Vías Generales de Telecomunicaciones (VGT) que administra el Estado.
Las empresas privadas deben pagar 0,40 dólares a Conatel por cada metro de cable que recorra estas vías y a Corpoelec 1 dólar por cada poste utilizado.
Actualmente hay unas 243 compañías privadas autorizadas por Conatel que forman parte de este ecosistema, las cuales impulsan a la industria de telecomunicaciones con sus inversiones y planes de expansión. Al menos así lo percibe la consultora Ecoanalítica en sus expectativas de cara a 2024.
«El factor más relevante es el avance y crecimiento de la fibra óptica. Las empresas han descubierto en la tecnología un mecanismo para optimizar sus procesos. Esto abre un conjunto de oportunidades para el sector que ven mucha potencialidad. Basados en los proyectos con fibra y tecnología móvil, tenemos el sector de telecomunicaciones en términos de crecimiento para el próximo año», detalló para TalCual Asdrúbal Oliveros, director de la firma.
Este crecimiento ofrece buenos incentivos para la economía, ya que se trata de una industria que emplea una amplia cadena de valor al habilitar a otros sectores productivos y comerciales, como lo explica Pedro Marín, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios de Telecomunicaciones (Casetel), quien celebra algunas medidas gubernamentales que han facilitado la operatividad de las empresas del sector.
«Las telecomunicaciones son transversales a todos los ámbitos de la economía nacional. Sin telecomunicaciones, los países no crecen. Hay un cambio de mentalidad positivo porque medidas como la liberación de tarifas de internet fijo y la flexibilización de tarifas de internet móvil contribuyen a que el sector siga avanzando y creciendo», subraya.
A juicio de De Viana, aunque el avance es positivo, los esfuerzos de las pequeñas y medianas empresas que se insertan en esta actividad son efímeros en comparación con las necesidades del sector para crecer masivamente y actualizar las redes de telecomunicaciones del país. Además, las estatales Movilnet y Cantv, que poseen la infraestructura más amplia del país, no tienen músculo financiero para hacer los gastos necesarios.
«A pesar de la expansión de las empresas, no estamos hablando de grandes capitales. Muchas de ellas tendrán decenas de miles de clientes, como mucho. Las inversiones en Cantv y Movilnet no van a ocurrir porque son grandes, requieren sumas sustanciales y nuevos operadores. No son inversiones que se recuperen en un año, sino que quizás maduren en unos cinco años», sostiene.
La directiva de ISOC-VE también complementó en esta línea de pensamiento, al acotar que las telecomunicaciones requieren de inversiones constantes, por lo que serán necesarias soluciones de financiamiento para ver mejoras notables en la infraestructura.
Destacan que, para mejorar la conectividad en zonas rurales, será necesario construir infraestructura de calidad, subsidiar costos para las personas de bajos ingresos y desarrollar programas de educación digital.
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Desarrollo de telecomunicaciones a largo plazo
Un rasgo que distinguió a la Fitelven fue la ambición de los proyectos presentados. Hasta ahora, las inversiones han sido moderadas, pero las grandes empresas del sector parecen interesadas en echar más carne al asador en el mediano y largo plazo.
La aparición del 5G trae consigo, en teoría, un conjunto de beneficios de la tecnología moderna. En su presentación, los voceros de Movistar en la Fitelven hablaban con entusiasmo del desarrollo de la quinta revolución industrial, el internet de las cosas, inteligencias artificiales y robótica. No obstante, surgen grandes interrogantes debido a las condiciones estructurales del país.
Desde Casetel, Marín cuestiona que el 5G pueda implementarse masivamente en el corto plazo, aunque considera que sus beneficios acabarán concretándose en algún futuro, porque el avance es en esa dirección.
«Todo está orientado a que esto se dé. No veo tan inmediata la incorporación del 5G porque las bandas de frecuencia en las que trabaja deben ser subastadas por Conatel. Además, la inversión que hace falta para masificar su uso es descomunal. Eso se incorporará progresivamente a medida que se vayan desarrollando las necesidades de más altas velocidades», razona.
En otras palabras, el desarrollo tecnológico propiciará necesidades de conectividad que las empresas de telecomunicaciones deberán cubrir para hacer frente a la demanda del mercado. Este crecimiento hará que, con el paso del tiempo, incremente el acceso a estas tecnologías.
Así lo cree ISOC-VE, aunque destaca que los problemas en la prestación de servicios, especialmente el eléctrico, obstaculizarán la penetración de estas innovaciones, que probablemente se focalicen únicamente en las principales ciudades del país.
«La implementación del 5G sí es factible, pero con una penetración relativamente baja debido a problemas de infraestructura nacional. No parece probable que el avance de las redes 5G supere a la región capital y algunos núcleos urbanos, pero sin duda, las empresas comenzarán a instalar sus tecnologías en la medida que se materialicen las medidas cómo reducción de impuestos y facilidades de importación. Esto hará que se hagan más accesibles y promoverá la importación masiva de dispositivos con capacidad 5G», aseveran.